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Soltar significa aceptar lo que entra y sale de nuestra vida sin aferrarnos, sin ofrecer resistencia, sin tratar de amarrarlo para que no se vaya, sin quedarnos en la negación pensando que de esa manera las cosas seguirán siendo como fueron, sin sufrirlo indefinidamente, sin sentirnos víctimas de los cambios y los ciclos, sin querer cambiarlo o acomodarlo a nuestras necesidades y deseos.
En estos meses me he dado cuenta de que una de las causas de nuestro mayor desgaste físico, mental y emocional consiste en hacerle resistencia a todo lo que sea diferente a nosotros, diferente a lo que esperábamos, a lo que pensamos, a lo que queremos, a lo que necesitamos o creemos... Es así como nos involucramos en largos procesos a manera de batallas que libramos con todos a nuestro alrededor, inclusive con las personas que amamos, cuando actúan, se expresan o piensan de una manera diferente a como lo haríamos nosotros o como esperamos que ellos lo hagan.
Sin darnos cuenta, mantenemos una especie de defensa permanente contra el mundo, porque nos es difícil aceptar la diversidad, las diferencias personales, de criterio o ideas. También todo lo que se presenta de forma inesperada, diferente o como una consecuencia insospechada a nuestros comportamientos y elecciones.
Necesitamos aprender a soltar, a aceptar lo que entra y sale de nuestra vida. Y esto no implica abandonar todo interés en lo que sucede a nuestro alrededor para evitar los conflictos; tampoco significa encerrarnos, reduciendo nuestro espacio vital para evitar el malestar que puedan producirnos las conversaciones o la relación con algunas personas, pues de esta manera solo lograríamos aumentar el malestar.
Tengamos el valor de terminar con aquellos hábitos, creencias y comportamientos que tanto daño nos han causado; desarrollemos la voluntad y la motivación necesarias para hacer los cambios en nosotros y en nuestro estilo de vida que nos permitan sentirnos plenos y satisfechos.
En lugar de sentirnos víctimas de los demás o de las circunstancias asumamos la responsabilidad de cada cosa que nos pase o hagamos. Analicemos las posibles razones por las que vivimos de esa manera y hagamos los cambios o las acciones necesarias para manejarlas, superarlas y aprender de cada experiencia vivida.
Cada vez que te sientas a punto de criticar, juzgar, corregir o querer controlar a una persona, dite a ti mismo: "Es el momento perfecto para soltar, aceptar y dejar que los demás se expresen o hagan las cosas como creen que deben hacerlo". De la misma manera mantente dispuesto y abierto a aceptar las situaciones como se presenten, para luego encontrar la mejor manera de afrontarlas y resolverlas si fuese necesario.
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