por VERÓNICA PÉREZ PEÑA/Estampas
Generalmente, cuando se va a la playa, las personas tratan de prevenir los daños causados por los rayos del sol. Para ello cubren su piel con protectores en crema o aerosol y hasta usan ropas especialmente diseñadas para permanecer en los rayos UV sin peligro. Pero también hay un órgano, muchas veces desatendido, que sufre las consecuencias de los rayos ultravioleta: el ojo.
La cornea, al estar expuesta por ciertos lapsos a la luz, también experimenta reacciones a los rayos UV lesión conocida como quemadura corneal por luz.
La córnea, capa externa que cubre el globo ocular, se daña cuando recibe directamente los rayos de sol (al mirar directamente al astro, inclusive en momentos en los que ocurren eclipses), por reflexión solar (cuando el sol brilla y refleja sobre la arena, agua y nieve), en camas para bronceado y con luces brillantes como láser o halógeno.
Los síntomas que se presentan cuando hay problemas de quemaduras en los ojos es enrojecimiento, ojos acuosos, cansancio y dolor en el globo ocular, visión borrosa e hinchazón en el párpado, razones por las que es necesaria una visita al oftalmólogo quien indicará tratamientos para sanar esta desagradable quemada.
De acuerdo con varios artículos médicos, mantener lesiones de quemaduras en el ojo, podría generar cataratas, problemas de visión y hasta cáncer. Se dice que las principales víctimas de las quemaduras corneales son los surfistas, quienes tienden a presentar una especie de mancha rojiza (parecida a la conjuntivitis) que es realmente una reacción de ojo, que finalmente busca cubrir con una membrana la córnea, generando molestias para la visión. Este padecimiento también es conocido como pterigión, generada por la falta de lubricación del ojo y la exposición solar.
Dependiendo de la gravedad de la lesión, el médico podría recomendar lágrimas artificiales para humedecer y rehidratar la zona, algún tipo de ungüento para aliviar el malestar del ojo; si la lesión es más profunda, tal vez un parche se haga necesario además de antibióticos y medicamentos para aplacar el dolor.
Prevenga
Para impedir daños en su globo ocular causados por los rayos UV lo mejor es utilizar lentes solares con protección UV, preferiblemente adquiridos en ópticas reconocidas. No es necesario que sean de una marca costosa, pero sí que tengan garantía que proveen una verdadera defensa contra el sol y sus efectos negativos.
Los lentes deben ser utilizados en las actividades deportivas (hay especialmente creados para ello, conocidos como polarizados), en labores bajo el sol o que están cerca de rayos que dañen el ojo (como los soldadores) y hasta cuando sale a tomarse un descanso de la computadora (pues los rayos producidos por las pantallas generan efectos sobre la lubricación del ojo).
También acompañar las gafas por algún sombrero o gorra incrementa la protección.
Si desconoce si sus lentes de sol de costumbre cuentan con protección UV suficiente, puede llevarlas al optometrista quien podrá confirmarle si son los adecuados o debe adquirir otro par de gafas.
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