Los cancilleres de la Organización de Estados Americanos (OEA) realizan este miércoles en Washington una aguardada reunión para discutir la crisis en Venezuela, pero deberá superar sus divisiones internas para poder ofrecer un camino viable al convulsionado país sudamericano.
Se trata de la 29ª reunión de consultas de la OEA a nivel de cancilleres, pero las tensiones provocadas por la convocatoria hicieron que hasta la víspera apenas poco más de la mitad de los ministros de relaciones exteriores hayan confirmado su presencia en la reunión.
En la recta final los equipos diplomáticos aceleraron las consultas para tratar de formular una propuesta que se aproxime a un consenso o que por lo menos supere las heridas abiertas por el proceso que condujo a la convocatoria de la reunión.
Fue precisamente la decisión del Consejo Permanente de la OEA de convocar a la reunión de consultas el paso que motivó la reacción de Venezuela de iniciar formalmente su salida de la entidad continental, un proceso que tardará dos años en completarse.
Desde que inició ese proceso, Venezuela dejó de asistir a las reuniones en la sede de la OEA, y sería una sorpresa mayúscula que una representación de Caracas decida participar este miércoles de la reunión de consulta.
Hasta el martes existían dos propuestas de Declaración que con ciertas diferencias de tono piden que el gobierno de Venezuela desista de su iniciativa de convocar a una Asamblea Constituyente, y proceda a la liberación de presos por razones políticas.
Sin embargo, las consultas entre bastidores podrían hacer avanzar una propuesta diplomática: establecer un Grupo de Contacto, formado por varios países -incluso de fuera del continente- que sirva como facilitador a un nuevo esfuerzo de diálogo entre el gobierno venezolano y la oposición.
Inclusive, horas antes de la reunión varios de los cancilleres del informalmente llamado grupo de los 14 -que impulsó esta reunión de consultas- mantendrá un encuentro en la embajada de Canadá en Washington, para ajustar el discurso y pulir una posición común.
Por el reglamento de este cónclave, las decisiones -como una Declaración o una propuesta de un Grupo de Contacto- requerirá “dos tercios de los votos de los países representados en la reunión”.
Si participan 33 delegaciones, para adoptar cualquier decisión serán necesarios 22 votos, un número que será muy difícil de alcanzar, a menos que se logre una propuesta negociada. Hasta el martes, 22 delegaciones se habían acreditado ante la OEA para participar.
La idea de un Grupo de Contacto para impulsar una nueva iniciativa de diálogo político en Venezuela fue mencionada el martes por un alto funcionario del Departamento de Estado, que solicitó el anonimato, y el canciller de México, Luis Videgaray.
Según el diplomático estadounidense, las delegaciones analizan la “posibilidad de crear un grupo especializado, un grupo de contacto, de países seleccionados para acompañar un nuevo proceso de mediación o negociación”.
En tanto, en Miami el canciller Videgaray dijo que su país estaba dispuesto a “asistir el proceso de acuerdo político mediante la mediación, o ser parte de algún instrumento de mediación” en Venezuela.
En caso de que la reunión no logre adoptar una Declaración o Resolución, el diplomático estadounidense sugirió que la OEA podría organizar otro encuentro, posiblemente durante la Asamblea General que la entidad organizará en junio en México.
Como en otras reuniones dedicadas a Venezuela, quien inclinará la balanza será el bloque de los 14 países del Caribe, que incluye a varios gobiernos aliados de Caracas y que llegaron a oponerse incluso a la convocatoria de los cancilleres.
El escenario sugiere que los cancilleres iniciarán la reunión en la capital estadounidense sin que exista un grupo mayoritario con los votos suficientes como para hacer adoptar alguna decisión. Será necesario negociar mucho.
Fuente: El Nuevo Herald
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