Washington, 4 mar (EFE).- Las mujeres que acaban de dar a luz tienden a preocuparse por si el bebé respira o no, o si han lavado los biberones de forma adecuada, ya que presentan más síntomas de obsesión y compulsión que la población en general, según un artículo que publica hoy la revista The Journal of Reproductive Medicine.
El estudio lo encabezó Dana Gossett, profesora de obstetricia y ginecología en la Escuela Feinberg de Medicina de la Universidad Northwestern, de Illinois (EE.UU.).
Los investigadores encontraron que el 11 % de las mujeres entre las dos semanas y las seis semanas después del parto experimentan significativos síntomas obsesivo-compulsivos, en comparación con el 2 a 3 % de la población en general.
Ésta es, según los investigadores, la primera vez que se realiza un estudio longitudinal a gran escala sobre los síntomas obsesivo-compulsivos en el posparto.
Esos síntomas, que incluyen el temor de lastimar al bebé y las preocupaciones por los gérmenes, y son habitualmente temporales, podrían ser resultado de los cambios hormonales o una respuesta de adaptación al cuidado de una criatura nueva.
Pero si las compulsiones interfieren con el comportamiento normal de la madre, podrían indicar un trastorno psicológico, advirtieron los investigadores.
"Bien podría ser que ciertos tipos de obsesiones y compulsiones sean una adaptación apropiada para una nueva madre, por ejemplo los que se relacionan con la higiene y la limpieza", señaló el artículo.
Las mujeres incluidas en el estudio fueron inscritas durante su internamiento para el parto en el hospital Northwestern Memorial, y completaron evaluaciones por ansiedad, depresión y trastorno obsesivo compulsivo dos semanas y seis meses después del parto.
En total, 461 mujeres completaron las evaluaciones a las dos semanas del parto y 329 a los seis meses. Los síntomas se evaluaron según lo informado por las propias mujeres que no recibieron un diagnóstico clínico de un psicólogo.
Aproximadamente el 50 % de las mujeres dio cuenta de una mejoría y una disminución de los síntomas a los seis meses, pero a esa altura otras mujeres que no habían tenido síntomas a las dos semanas los habían desarrollado.
Casi el 70 % de las mujeres que mostraron síntomas de obsesión compulsión también mostraron síntomas de depresión. Esta superposición y el conjunto único de obsesiones y compulsiones, señalan los autores, indican que el trastorno obsesivo-compulsivo en el posparto representa una enfermedad mental específica que no está bien clasificada.
Las preocupaciones más comunes de las cuales dieron cuenta las mujeres en el estudio fueron las referidas a la suciedad o los gérmenes, seguidas por la compulsión de verificar una y otra vez que "no cometían un error".
Las nuevas madres, por ejemplo, pueden revisar una y otra vez que funcionen los monitores del bebé, que la baranda en la cuna del bebé esté sujeta de la manera apropiada, o que las botellas del biberón estén esterilizadas.
Algunas de las mujeres en el estudio dijeron que les surgían pensamientos inquietantes de que ellas lastimarían al bebé.
Una obsesión consiste de pensamientos o imágenes no deseadas que crean ansiedad. Una compulsión es la respuesta a esos pensamientos obsesivos, un comportamiento ritual que alivia temporalmente la ansiedad pero no puede impedir racionalmente que recurra la obsesión.
Las preocupaciones más comunes de las cuales dieron cuenta las mujeres en el estudio fueron las referidas a la suciedad o los gérmenes, seguidas por la compulsión de verificar una y otra vez que "no cometían un error".
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