El peso ideal es un mito y puede encubrir problemas de salud. Una especialista advierte que hay que controlar la grasa distribuida en el cuerpo, especialmente en la zona de la cintura
Si respira tranquilo cuando se ve delgado en el espejo, podría estar cometiendo un error o viviendo una peligrosa mentira. Según Karina Mangia, licenciada en nutrición y dietética de la Universidad Central de Venezuela, el concepto de "peso óptimo" está perdiendo fuerza como valor para medir la realidad metabólica y fijar un punto de control para prevenir enfermedades asociadas con la obesidad."El término de 'peso ideal' o 'peso deseable' se originó el siglo pasado a partir de estudios realizados por compañías de seguros de vida que encontraron que el peso era un factor influyente tanto en la salud como en la longevidad. A partir de eso, la comunidad científica estableció, según la estatura, estándares de peso adecuado (de cinco a 10 kilos menos de lo que se mide en centímetros). El asunto es que alrededor de todo esto se creó el mito según el cual es suficiente mantenerse en los límites de peso estándar. Las investigaciones han descubierto que tener un peso 'aceptable' visualmente puede que no implique en todos los casos un buen estado de salud, ya que se sabe que es el exceso de grasa corporal, particularmente de la que ubicada en la zona del abdomen, lo que genera estragos, aumentando el riesgo de desarrollar algún evento cardiovascular, hipertensión, infartos al corazón y alteraciones en el metabolismo que pueden terminar en diabetes".
Hasta ahora el Índice de Masa Corporal (IMC) parámetro que también se basa en la relación talla/peso es el indicador consensuado y formal establecido por la Organi-zación Mundial de la Salud para determinar cuándo una persona tiene sobrepeso o es obesa. Este dato se calcula "dividiendo el peso de una persona en kilos por el cuadrado de su talla en metros (kg/m2)", según se lee en una nota disponible en su sitio web, www.who.int Sin embargo,el propio organismo reconoce que el dato no debe ser tomado como único referente: "El IMC proporciona la medida más útil del sobrepeso y la obesidad en la población, puesto que es la misma para ambos sexos y para los adultos de todas las edades. Sin embargo, hay que considerarla a título indicativo porque es posible que no se corresponda con el mismo nivel de grosor en diferentes personas".
Según la nutricionista Mangia, este valor también es incompleto y por sí solo promueve un diagnóstico restringido. "El IMC presenta las mismas limitaciones que el peso ideal ya que no permite obtener información sobre la composición de grasa y músculo que tiene el cuerpo. Es decir, una persona pudiera tener un índice de masa corporal por encima de lo normal y ser diagnosticada con sobrepeso cuando en realidad su compartimiento graso no es voluminoso sino su conjunto muscular, como ocurre con los deportistas, por ejemplo". También podría pasar que un IMC normal encubra lo que se llama obesidad sarcopénica, una condición que suele presentarse en las personas ancianas -aunque no es exclusiva de este grupo- "y que se da cuando por cambios hormonales se pierde masa muscular (sarcopenia) y el organismo por compensación aumenta de forma precipitada el componente graso, lo que obviamente aumenta los riesgos para su salud".
¿Cuánta grasa tienes?
Partiendo de estas consideraciones, un nuevo ideal de salud parece abrirse paso, determinado no por el peso sino por la cantidad de grasa que una persona almacena en su cuerpo y, más importante aún, por cómo esa grasa se distribuye en el organismo. "Es decir, ahora más que de peso ideal debe hablarse de porcentajes de grasas ideales y de circunferencias de cintura ideales", menciona la nutricionista.
¿Pero cuáles son los parámetros adecuados? Mangia recuerda que la grasa es necesaria para preservar funciones del organismo, entre otras razones porque es almacén de energía, contribuye a regular la temperatura corporal e interviene en la producción de ciertas hormonas. "Según los estudios científicos, el porcentaje de grasa saludable para un adulto debe ser de entre 12 y 20% del peso (en el caso del hombre) y de 23 a 33% en el caso de la mujer".
Poniendo un ejemplo: si dos caballeros pesan 80 kilos y miden 1,90 metros, pero el primero tiene 24 kilos de grasa y el otro cuenta con 20 kilos de tejido adiposo, podría decirse que el primero de ellos es obeso y tiene problemas porque su grasa equivale a 30% de su peso total (por encima del rango máximo saludable), mientras en el segundo hombre el tejido adiposo representa 20% de su peso, es decir, la cantidad que está en el rango de lo normal.
"Estas evaluaciones se hacen con equipos de análisis corporal agrega Mangia. Estudiamos volumen de huesos, músculos y grasa midiendo pliegues y circunferencia de brazos o piernas, por lo que la gente debe acudir al especialista para tener un diagnóstico completo, que no solo incluya estos parámetros sino también el chequeo de los valores de triglicéridos, colesterol y glicemia en sangre, que también son imprescindibles para hacer un diagnóstico".
La nutricionista hace énfasis en que hay que vigilar la acumulación de grasa en el área abdominal porque es particularmente peligrosa. "De acuerdo al lugar en que la grasa se deposita en nuestro cuerpo, el riesgo de enfermarnos es diferente. La obesidad central o androide (que suele afectar a los hombres) es más peligrosa que la obesidad de pera o ginoide (propia de mujeres) que es la acumulación excesiva en glúteos y piernas. El tejido adiposo de la zona abdominal se asocia con riesgo de enfermedades metabólicas porque la grasa rodea órganos como hígado y páncreas. Cuando aumentan los centímetros de cintura, aumenta la grasa subcutánea y llega un momento en que ese proceso inflamatorio hace que el organismo produzca más insulina de la que debe para equilibrarse y el propio cuerpo empieza a resistirse a ella. Al haber resistencia el organismo no puede eliminar el exceso de glucosa en sangre, con las consecuencias que eso trae, incluyendo diabetes, sin contar el incremento de los triglicéridos y colesterol malo que el exceso de grasa trae".
Están equivocados quienes piensan que la ausencia de grasa es una bendición. La licenciada Mangia alerta sobre las complicaciones de una conformación corporal con niveles de tejido adiposo por debajo de los rangos considerados como normales o saludables. "Si un hombre tiene menos de 12% de grasa corporal o si una mujer tiene menos de 20% su salud está en peligro, porque esto indica que sus reservas de nutrientes están desgastadas. Los riesgos van desde presentar cuadros infecciosos por inmunosupresión, deshidratación y propensión a sufrir ataques cardíacos".
Entrando en cintura
¿Cree que medir la circunferencia de cintura es asunto de modelos y misses? Según la nutricionista, usted debería poner en práctica esta rutina si tiene una pancita más pronunciada de lo normal, aunque no por razones estéticas.
"De acuerdo al tamaño de la circunferencia abdominal, varias organizaciones han establecido unos valores de corte para advertir el riesgo de sufrir enfermedades cardiometabólicas. Según la Federación Internacional de Diabetes, si una mujer tiene una cintura mayor a 80 centímetros sufre obesidad abdominal mientras ocurre lo mismo en el hombre cuando su perímetro de cintura es mayor a 90 centímetros. El Grupo latinoamericano para el estudio del síndrome cardiometabólico (Glesmo) realizó un estudio en varios países del continente -incluyendo Venezuela- y determinó niveles más ajustados a nuestra realidad, estableciendo como consenso que una dama tendrá obesidad abdominal si su cintura mide más de 88 centímetros mientras un varón la padecerá si su abdomen supera 94 centímetros de diámetro".
Aunque insiste en que esto es solo un indicador y hay que evaluar otros factores, como forma de despistaje casero propone ponerse de perfil frente al espejo, tomar una cinta métrica y rodear con ella toda la "barriga" por su parte más pronunciada. Si el resultado está por encima de los valores máximos debe empezar un plan que lo ayude a reducir esa cifra. "La gente tiene que entender que si quiere mejorar su salud, debe enfocarse más en la pérdida de centímetros de abdomen y no en peso corporal total. Uno espera que, cuando venga a consulta, un paciente te diga 'mídeme la cintura y dime cómo estoy', en lugar de 'súbeme a la balanza'".
La especialista lanza una advertencia adicional a hipertensos y diabéticos. "En ellos las metas de reducción de grasa corporal deben ser más estrictas porque está comprobado que la acumulación de tejido adiposo acelera o complica sus cuadros clínicos. Por eso siempre es bueno decirle a estos pacientes que un perímetro de cintura saludable va a redundar en una disminución de sus cifras tensionales y de sus niveles de glicemia".
Fuente: Estampa
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