Antes de reservar la cita semanal para arreglarte los pies, tienes que cambiarte el chip y pensar que esto del mantenimiento de tus uñas, va más allá de lo estético.
Cuando acudas a la peluquería y pidas por una pedicure, asegúrate de que el agua en donde los sumerges no tenga chorros para hidromasajes, pues estas burbujas no tan inofensivas pueden albergar bacterias y hongos que produzcan infecciones virales tales como: verrugas o el mismo olor del llamado pie de atleta.
Lo recomendable es encontrar un salón de belleza que use una alternativa distinta a los hidromasajes y que, por supuesto, descontamine absolutamente todo lo que pondrá en tu pie por lo menos diez minutos antes de que te vayan a hacer la pedicure.
También pídele amablemente a la chica –aunque a veces ellas no lo sean tanto- que por favor te seque muy bien entre los dedos porque si no, allí también se pueden acumular bacterias.
Otra cosa importante es asegurarte de que las herramientas de metal que usen sean esterilizados entre cada cliente. Es necesario matar la vida microbiana que puede conducir a la infección.
De todas formas, hay utensilios que no pueden utilizarse más de una vez como por ejemplo: los guantes que se colocan en las manos, las limas de uñas y la piedra pómez del pie. Si esto sucede así, ¡Corre y no vuelvas más! O simplemente lleva tu propio kit de artículos personales si necesitas que alguien más te acomode por allá abajo.
Fuente: Erika Tipo Web
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