domingo, 6 de junio de 2021

Ellos ponen el desorden / Editorial El Nacional domingo 6jun2021

 

Desde las 2:00 de la madrugada las personas hicieron cola afuera
 de la Universidad Bolivariana | Foto @ReporteYa

Por El Nacional -junio 6, 2021

Como si no fueran suficientes, vacunarse en Venezuela se ha convertido en otra pesadilla. Como todo lo que se pone en manos de militares. Vociferan frases como que “solo en Venezuela las vacunas son gratis”, cuando todos sabemos que únicamente ellos tienen poder para propiciar un mercado negro de fármacos, mientras en otros países más bien se otorgan incentivos para que la gente se inmunice.


La poca credibilidad en los “planes” del régimen (el único plan que parece existir es que no hay plan) ha llevado a miles de ciudadanos a presentarse en los centros de vacunación de madrugada, hayan recibido convocatoria por el sistema Patria o no, porque ya se corrió la voz de que vacunan a cualquiera. Los testimonios apuntan a colas infinitas en las que se mezclan, sin ningún tipo de distanciamiento, discapacitados, personas de la tercera edad, personal sanitario y jóvenes, muy jóvenes, uniformados o no de estudiantes de diversas disciplinas que tienen que ver con la salud pero que seguramente todavía no ejercen.


Lo sucedido el viernes pasado en la Universidad Bolivariana, antigua sede de Lagoven y después Pdvsa Servicios, en Los Chaguaramos, es digno de mención. Rodó la información, vía Whatsapp, de que habían abierto el centro y que el proceso había sido rápido. Desde las 2:00 de la madrugada comenzó a llegar gente. Algunos trataron de hacer una lista por orden de llegada. No sirvió de nada. Los funcionarios, que aparecieron horas después, dejaron que cada quien hiciera lo que le apeteciera. Se crearon otras filas, sin prioridades, y por allí los que llegaron más tarde lograron ingresar primero al recinto, mientras que la primera cola, la de los madrugadores, seguía sin moverse. Pasadas las 2:00 de la tarde se informó que se habían agotado las vacunas rusas (que se aplican a los mayores de 60 años de edad).


A esa hora comenzaron a llegar los convocados para la tarde, quienes se negaban a marcharse y comenzaron su propia cola. Los que por distintas razones habían persistido en quedarse por los alrededores se les unieron. Fue otro grupo al que se dejó pasar, aunque adentro el proceso estaba paralizado y cientos de personas que ya habían sido registradas y recibido el cartón que funge de certificado de vacunación, hacían más y más colas esperando que llegaran las vacunas y que se descongelaran.


Dentro la situación no era mejor. Lo más impactante, desde el palco de los que con incertidumbre no sabían si serían vacunados porque también el registro estaba parado, fue ver cómo a esa gente se les obligó a hacer por enésima vez varias filas sobre el piso de tierra dentro de un campo deportivo, todavía a pleno sol. Los iban contando en un tránsito que hizo recordar el camino de los condenados en los campos de concentración nazi.


Había abuelos sin acompañantes y discapacitados a los que les llegó la noche. Gente enferma con distintas patologías. Cada cierto rato el clamor de los ciudadanos más conscientes lograba despertar algo de humanidad en los milicianos que custodiaban el proceso. Era gente con el cartoncito en el bolsillo, sin nada en el estómago y esperanza en la mirada con la cual veían que gente productiva pasaba antes que ellos. Cierto es que los más jóvenes reciben otra vacuna, la china. Pero el escaso personal que las aplica es el mismo.


Los últimos salieron de esa sede cerca de las 11:00 de la noche. Las horas de espera, agotamiento e incertidumbre fueron muchas. Y al final, una rabia que se mezcló con el agradecimiento a Dios por estar inmunizados


Si el régimen no es capaz de cumplir sus propios lineamientos y no ser el que pone el desorden, la vacunación en Venezuela está destinada a ser otro fracaso, con las consecuencias de salud pública que ello implica. No hay que olvidar que todas esas personas han sido citadas para recibir dentro de 21 días la segunda dosis y se mezclarán con los que todavía buscan la primera. Un poquito de sensatez sería recomendable.

Tomada de:El Nacional

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