jueves, 15 de julio de 2021

FundaRedes, por Laureano Márquez

 

Laureano Marquez|@laureanomar|Julio 8, 2021 / Twitter @laureanomar

Formar a la gente en la defensa de los derechos humanos es, para el régimen político venezolano, delito de lesa patria. Promover la defensa de la democracia y la libertad, también. De hecho, el amado líder supremo acaba de pronunciarse en contra de la «democracia burguesa», es decir, en contra de la democracia en la que el pueblo vota y elige representantes para que actúen en su nombre y en la que funciona la división de poderes.


El régimen ha optado por la democracia «participativa y protagónica» en la que el pueblo gobierna directamente. Claro que, como no hay una sala tan grande para reunir a todos, hay que apelar a nuestro máximo conductor, quien, casualmente, conoce de manera tan profunda y objetiva los deseos, pensamientos y necesidades del pueblo, que consultar la opinión de este, resulta innecesario, ya que coincide con la de aquel.


Esta animadversión del régimen por los defensores de los derechos humanos, por otra parte, es perfectamente comprensible. Como si uno quisiera encargarle a Superman la vigilancia de un depósito de kryptonita, no hay forma ni manera.


El fiscal general de la república, un hombre que algunos guardan un vago recuerdo como defensor de tales derechos, ha dicho que Javier Tarazona fue sido detenido por «hacer denuncias sin fundamento». Curioso delito en un país en el que lo que abunda más bien es fundamento sin denuncia. Agrega el fiscal: «En declaraciones públicas Javier Tarazona denunció sin presentar ninguna evidencia, salvo una foto sin fecha que existe una relación directa entre el Estado venezolano y grupos irregulares colombianos como el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC)».


Busco en Internet el contenido de la susodicha fotografía, y encuentro lo siguiente descripción: «En la fotografía aparecen sentados alrededor de una mesa, que preside Rodríguez Chacín y junto a él su esposa Carola, los jefes guerrilleros del Ejército de Liberación Nacional (ELN): Nicolás Rodríguez Bautista alias Gabino, quien hasta hace unos días fue el máximo jefe e integrante del Comando Central del ELN (Coce-ELN); Eliécer Herlinto Chamorro Acosta alias Antonio García, quien ahora es el máximo jefe de la organización guerrillera; e Israel Ramírez Pineda alias Pablo Beltrán, miembro del Comando Central del ELN».


Puede que el fiscal tenga razón, una foto no prueba nada, cualquier hijo de vecina podría ser fotografiado un día en una animada reunión, tomando café con la plana mayor de la guerrilla por una coincidencia que no hay por qué explicar. Pero, como dirían los locutores de televentas: «Hay más». Si uno rastrea un poco en Internet, encuentra datos como estos publicados por El Tiempo en 2002. Basten como muestra un par de botones:


21/06/2000.


Jesús Urdaneta Hernández, exdirector de la Disip y candidato a la gobernación del estado Aragua, acusó a Rodríguez Chacín de colaborar activamente con los grupos insurgentes colombianos. Yo lo boté porque descubrimos que a mis espaldas le rendía cuentas a Chávez, aseguró Urdaneta. En un documento llamado Proyecto Fronteras, fechado el 10 de agosto de 1998, le refiere al presidente los lineamientos de las actuaciones a desarrollar a favor de la guerrilla, agregó.


03/12/2000.

Cambio revela la identidad de los oficiales venezolanos que viajaron a la zona de distensión en San Vicente del Caguán. En el texto, un oficial de la policía colombiana asegura que Rodríguez Chacín se había convertido en una especie de enlace personal entre Hugo Chávez y Manuel Marulanda. Días más tarde, el presidente venezolano reconoce que Rodríguez Chacín es el enlace.


Así que no digo una fotografía, por lo visto aquí hay material para una miniserie documental… Y de 20 temporadas.


 

Laureano Márquez P. es humorista y politólogo, egresado de la UCV.

Tomada de: Tal CualDigital

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