Analítica20 noviembre, 2024
Una de las estrategias más comunes de las dictaduras es sembrar en la mente de la población la idea de que, sin el régimen autoritario, el país caerá en la anarquía. Sin embargo, la historia ha demostrado que esta afirmación es una falacia.
En Venezuela, por ejemplo, la muerte de Gómez no sumió al país en el caos del siglo XIX. El golpe que derrocó a Gallegos dio lugar a un nuevo orden dictatorial y militar. Por otro lado, la caída de Pérez Jiménez permitió el establecimiento de uno de los experimentos democráticos más importantes del siglo XX en América Latina, fortaleciendo instituciones preexistentes.
En contraste, los últimos 25 años han seguido una dirección opuesta, caracterizada por la destrucción de las instituciones y su conversión en meras fachadas vacías. El orden impuesto es fundamentalmente policial y militar.
Es hora de aprender de la historia y avanzar hacia un futuro más prometedor. Lo que ha de venir debe sustentarse en la reconstrucción de nuestras instituciones democráticas, para que podamos edificar un país más justo, equitativo y próspero para todos.
Tomada de: analitica
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