El pasado domingo El Nacional publicó los resultados de los más recientes estudios de opinión realizados por destacados encuestadores del país. Del cruce de los altísimos niveles de rechazo obtenidos por Nicolás Maduro, que van de 80% a 95%, surgió el título de la primera página del diario, apuntado por los propios encuestadores: “La figura de Maduro alcanzó el punto de no retorno”.
Félix Sejas hijo, director de Delphos, mostró los números de junio que se mueven entre ese 80% y 95% de evaluación negativa, que no difieren de las cifras de Datanálisis o de las de Edgard Gutiérrez, director de Venebarómetro. Todos coinciden en que no hay forma de que Maduro gane ninguna elección, pronóstico que refuerzan al señalar que “ni los chavistas quieren que Nicolás Maduro siga gobernando Venezuela”. Su impopularidad y la desconfianza en él aumentaron en el primer semestre del año. “La gente le dio la espalda y clama por un cambio, indica Edgar Gutiérrez. Remata Luis Vicente León, director de Datanálisis, diciendo que “el chavismo ha vivido de la idea de que es hiperpopular, y ya no les”. Seijas grafica el título de El Nacional apelando al metalenguaje del marketing: “En términos de mercadeo Maduro se define como una marca no rescatable”. Los oficialistas –añade– están alrededor de 30% a 35% y la mitad de ellos confiesa abiertamente que no confía en Maduro y no lo quiere en la presidencia”, percepción aniquiladora que se completa con 94% de los venezolanos que ve negativa la situación del país y de 60% que votaría para revocar su mandato. Y, ante las amenazas oficiales de impedir el revocatorio este año, la gente insiste masivamente en su renuncia y salida del poder. “La mayoría comenta que si no se concreta una salida democrática efectiva, la válvula de escape se cierra y la olla estalla. Iríamos a otras situaciones muy peligrosas”, apunta Edgar Gutiérrez. “Fuentes del PSUV admiten off the record –relata León– que perderían cualquier elección, incluso 70% de las gobernaciones”. Visión optimista porque para León “con esta magnitud de crisis, hasta los gobernadores del chavismo que tengan evaluación positiva, perderían. Por eso bloquean también las regionales”.Y añade lapidario: “En este momento no hay ninguna elección que el gobierno pueda ganar: la crisis y Maduro arrastran como un todo al chavismo”. Maduro, tercia Gutiérrez, “no leyó correctamente los resultados del 6-D: en vez de rectificar al comprobar que tenía tanta gente en contra, se radicalizó (...). Creo que Maduro está jugando a la situación de Allende en Chile, o de Zelaya en Honduras”.
En reciente encuesta de la UCV, 95% de los universitarios asegura que el gobierno no garantiza ningún derecho constitucional a la salud, la alimentación, la educación, el trabajo, la integridad física y la vida. 96% considera que es urgente un cambio político constitucional en el país. Los encuestadores coinciden en que el desabastecimiento se ha convertido en el principal enemigo de Maduro: la inseguridad ha sido desplazada al segundo lugar por la escasez, que ahora es el principal problema para 85%. La grave crisis, de la que ese 85% culpa a Maduro, ha arrastrado a la FANB a los más bajos niveles de confianza, a diferencia de la Iglesia y la AN, que hoy registran los niveles más altos. El repudio a Maduro es enorme dentro y fuera de Venezuela. Su designación como presidente pro témpore de Mercosur luce cada vez más difícil por sus dictatoriales violaciones de la Constitución .Solo le apoya Uruguay. Lo rechazan gobierno y Parlamento paraguayos, Brasil logró dejar en suspenso ese nombramiento y hasta el presidente Macri ha dado un giro revelador, al acusar a Maduro de violar todo los derechos humanos, llevar a la hambruna y al abandono a la población venezolana y apoyar como solución el referéndum revocatorio”. Tan detestado es Maduro, que los ascensos militares que tradicionalmente se celebran en la Academia Militar, este julio por primera vez se realizaron dentro del Panteón Nacional, desde donde no se escucharía el ruidoso cacerolazo protagonizado por la populosa zona de El Valle. Allí aprovechó para insultar una vez más al Parlamento. Su radicalización destructiva al declararle fácticamente la guerra a la AN al negarse a asistir a la sesión solemne del 5 de julio en el Palacio Legislativo, como es su deber constitucional, es arma para el expediente internacional contra él y a favor de seguir con la aplicación de la ya activada Carta Democrática de la OEA, como acaba de ratificar su secretario general. Los obispos venezolanos van más lejos: la CEV dice que el revocatorio se activó desde el 6-D.
Maduro se sostiene precariamente en el poder por el apoyo de militares que tienen el control de las armas con las que reprimen al pueblo que protesta al grito de “queremos comida, tenemos hambre”. Militares que no pocas veces torturan y vejan a los presos políticos, cuya lista aumenta Maduro cada semana (ahora hay más de 100). O como los repudiables uniformados de contrainteligencia militar que irrumpieron en la celda de Leopoldo López, presionaron sus armas sobre la cabeza del líder político, requisaron todo y le robaron la documentación que tenía preparada para la audiencia de apelación, suspendida al día siguiente. Sin embargo, circulan informaciones indicadoras de que muchos militares ya estarían hartos de cumplir las órdenes violadoras de la Constitución para sostener a Maduro en el poder. La imagen de las 500 mujeres tachirenses cruzando el cerco fronterizo en busca de comida y medicinas en Colombia, muchas acompañadas de hijos y nietos, dio la vuelta al mundo, como prueba de la hambruna a la que Maduro ha sometido al pueblo venezolano, y difundidas también las declaraciones de la canciller colombiana diciendo, para vergüenza del régimen, que “no dejaremos pasar hambre ni necesidades a los hermanos venezolanos”. La GNB puso resistencia al principio, pero luego les permitió el paso y no tuvieron problemas para entrar en el país, ni hubo restricciones para que pasaran los productos. Todo indica que la presión del pueblo organizado –en este caso 500 valientes mujeres– pudiera lograr la inminente apertura de la frontera.
A Maduro no le importa que el pueblo pase hambre; su obsesión es perseguir a la disidencia, eliminar a la AN elegida por el pueblo y adular a los militares para permanecer en el poder, aunque 90% de la población lo repudie. Por eso, mientras miles de venezolanos protestaban en el aniversario de la Independencia al grito de “queremos comida”, Maduro pedía reforzar el poderío militar y en medio de tantas enfermedades y tanta hambre por falta de medicinas y alimentos, el gasto en defensa es cuatro veces mayor que el de alimentación. Con razón la Conferencia Episcopal en su imperdible documento de esta semana declara que “los intereses del gobierno no son los del pueblo (...), su prioridad no es la dignidad humana sino mantenerse en el poder”. No hay duda alguna: Maduro llegó al punto de no retorno.
Fuente: El Nacional
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