domingo, 18 de noviembre de 2018

Checking list /Laureano Márquez viernes 16nov2018

Cortesía
@laureanomar

Revisemos, ya no falta mucho para la destrucción total. Eso, curiosamente, tiene un único elemento favorable: cuando ya no haya nada que destruir, que es la  razón de ser de este régimen y su motivación esencial, ese será su fin, seguramente un momento muy difícil para todos.
Hay que reconocer que el trabajo ha sido adelantado con eficiencia, comenzando por nuestra principal fuente de ingresos. Ya la industria petrolera, está lista: la que otrora fuera una de las empresas más importantes del mundo está boqueando.

Según algunos, ya el año que viene no se exportará petróleo. 

Vamos con los servicios:

Electricidad apagones.

Agua potable ausente.

Transporte público inoperante.

Salud inexistente.

Educación mediocre.

Distribución de combustible escasa.

Moneda  devaluada (con 8 ceros menos: ¡un excelente trabajo!).

En las áreas nombradas se ha realizado una admirable labor, faltan algunos detallitos en materia eléctrica, pero se trabaja de manera seria y sostenida “a paso de destructores”.

Lo anterior ha sido  acompañado con la ruina de todo lo relacionado con la producción de alimentos y bienes de consumo. He aquí algunas de las cosas que han sido destruidas ya:

Ganadería desaparecida.

Agricultura acabada.

Industrias productivas: harinas, cereales, lácteos, etc. expropiadas, es decir quebradas.

Cadenas de distribución de alimentos (supermercados, abastos, etc.) colapsados.

Menester es afirmar que el régimen chavista se ha afanado con su mejor espíritu de ensañamiento demoledor en estas áreas. Sin embargo aún quedan algunas personas tratando de producir. Una especie de resistencia de la honestidad que debe ser sometida cuanto antes. Donde usted sepa, lector, de alguien que esté produciendo, sembrando, que tenga ganado bien cuidado, incluyendo cerdos ahora que viene la Navidad, denúncielos, cuanto antes. Estos focos de resistencia creativa y productiva frenan el proceso y mientras más dure peor.

Revisemos por un momento la destrucción de la infraestructura:

Vialidad ruinosa.

Metro de Caracas en ruinas.

Ferrocarriles solo los pilares.

Hospitales abandonados.

Quizá el trabajo más importante que el régimen ha realizado con su ilimitada capacidad de destrozo lo hemos visto en relación con el sistema institucional del país. Después de veinte años de aniquilamiento de la república democrática, ya casi nada queda en pie:

Parlamento pisoteado.

Justicia sumisa.

Ejército politizado(reconocimiento especial merece en trabajo en esta área, donde por su complejidad se requirió de ayuda foránea).

Sistema electoral parcializado (impecable trabajo también en este sector, ¡felicitaciones!).

La ruina de una república no es tarea fácil, por más que esta gente se aplica en ello. La destrucción de un país también requiere de un trabajo de detalle al que hay que prestar atención. Siempre quedan cosas por allí desatendidas. Funcionarios honestos, que los hay aún, lamentablemente, deben ser señalados de inmediato, para que no saboteen este esfuerzo sostenido que tanto sudor ha costado.

Componente importante de este aniquilamiento del destino de un pueblo es:

La corrupciónEsta merece un gran “check mark”. Pocas veces en la historia mundial se había visto algo comparable en términos del desfalco de una nación.

La anterior tarea no estaría completa sin la destrucción del medio ambiente. También en ello los adelantos son notables: baste como ejemplo relevante y exitoso,  el arco minero 

El régimen podrá decir con satisfacción que aunque quedan cosas por hacer, se trabaja afanosamente en ello. Por ejemplo: repatriar el poco oro que queda en bancos ingleses y dilapidarlo es una tarea pendiente que requiere de urgente atención, porque toma su tiempito.

Por último, ya que raspan la olla, no olviden  la espada del Libertador, que también vale sus realitos.

Faltaría una sola cosa, en la que es menester señalar que el régimen ha fallado en aniquilar: la esperanza que se anida en el alma nacional. Es una energía especial, ancestral, una mezcla de inteligencia, emprendimiento, honestidad  y bondad que sigue ahí, esperando que la barbarie termine su tarea, para ella comenzar la suya.
Cortesía: TalCualDigital

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