La Pastora es un barrio de puertas abiertas. Los niños corretean sin pudor por sus callejones y la gente allí se saluda por su nombre de pila. Tiene aires de pueblo y mucho de historia.
Sus habitantes se enorgullecen de su gentilicio, que muchas veces abarca varias generaciones. Si hay un sitio con mucho para contar es esta parroquia, oficialmente fundada en 1889, aunque desde el siglo XVI era el primer pueblo que se encontraba el viajero al entrar y salir de Caracas.
Tiene, por ejemplo, el cuento del Bulevar Brasil, un pasaje que comenzó a funcionar en los tiempos de Juan Vicente Gómez. En 1919, el cónsul venezolano fue invitado a hacer los honores en la inauguración de la Avenida Venezuela en Río de Janeiro, así que en seguida el General llamó al Gobernador de Caracas y le preguntó cuál avenida estaba próxima a estrenarse. Era esa que iba de Camino Nuevo (de Miraflores, Caño Amarillo y Catia) a Camino Viejo (la ruta de los españoles).
No se dijo más. Se mandó a arbolar la calle a la usanza de la brasilera y se invitó al cónsul de ese país a hacer los honores acá. La avenida Brasil pasó a ser un bulevar cuando se cerró una de sus calles en tiempos de Luis Herrera, para hacer una gran acera. Si se sigue al norte por esa caminería se llega hasta la Puerta de Caracas. Allí está el monumento a José Félix Ribas. En el punto exacto en el que se colocó su cabeza, después de que lo asesinaran para que los enemigos de la corona vieran lo que les podía ocurrir si se metían con el Rey de España.
Justo en la entrada al Camino de Los Españoles hay una toma de agua que ahora regenta Hidrocapital, y que en algún momento recogió el caudal de la quebrada Catuche y la bajaba por una acequia hasta lo que ahora es la esquina de Caja de Agua. También hay un mural que remite a las pilas a las que se iba a recoger el líquido en los tiempos de la colonia y que explican por qué la esquina que da entrada a la parroquia se llama Dos Pilitas.
Lo religioso es fundamental. El templo de la Divina Pastora data del año 1740, cuando la imagen de la advocación llegó a la iglesia. Se presume que la figura, que aún adorna el altar, fue tallada alrededor de 1716. Cada 6 de enero, desde hace más de 70 años, se celebra en ese lugar la Misa del Deporte, una tradición iniciada en 1945. En resumen en esa parroquia se aplica lo escrito en las dos placas que dan entrada al santuario: “Ninguno es tan bueno que no necesite entrar” y “Ninguno es tan malo que no pueda entrar”. En La Pastora todos son bienvenidos.
Uno de los dos puentes coloniales que todavía sobreviven en Caracas –en uso– se encuentra en La Pastora. Se llama Carlos III. Está por encima de la quebrada Catuche y allí todavía se lee la placa puesta en lo que finalizó su construcción, que reza: “Se acabó la obra de este puente el día XXXI de marzo, reinando nuestro monarca Carlos III”. Se terminó de fabricar en 1784, a cargo de Juan Domingo del Sacramento Infante. El puente fue declarado Monumento Histórico Nacional, según Gaceta Oficial Nº 31.139, del 27 de diciembre de 1976.
Toamada de: Caracas en 450
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