Opinión TalCual|Septiembre 7, 2021
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En Medio de tantos lamentos que se corresponden con mi cotidianidad de venezolano cuya preocupación es saber qué voy a comer hoy; sin embargo, me permito varias meditaciones sobre ese fulano encuentro en México entre la dictadura madurista y el sector opositor de siempre, y así salta la información de que Nicolás Maduro Guerra se encuentra en aquel país.
En verdad confieso mi curiosidad sobre esta presencia nunca vista en las otras maniobras distractoras del madurismo en el pasado, de aquellos infames encuentros de mamadera de gallo en Santo Domingo y en Barbados.En verdad me sorprende que esta eminencia esté por allá, y es que me sorprende porque todavía recuerdo cuando dijo este personaje estas históricas palabras de aguerrida naturaleza: “Si Estados Unidos llega a mancillar el suelo patrio, los fusiles llegarían a Nueva York y tomaríamos la Casa Blanca”. Recuerdo que esa expresión del “Júnior” casi me provocó un ataque de risa ante la magnitud de la necedad que escuché; pero vean pues que ese Aquiles, que ansiaba llegar a Troya, no llegó a Washington; llegó más bien a México, y no con fusiles, sino con papeles de negociación; de simple y vil negociación para cubrir los intereses de su padre. Entonces, Gerardo Blyde y sus amigos fueron a negociar con la familia Monster.
¿La presencia de Nicolasito nos permite ver el proyecto dinástico en esas conversaciones? ¿Puedo pensar que allá en México en verdad se estaría exhibiendo el continuismo del madurismo en Venezuela? Venezuela no puede terminar como Cuba y Corea del Norte; es decir, un país sometido por una familia en décadas.
Y pues claro, Nicolasito sí va a estar batallador en esa negociación para que se levanten las sanciones; pero más bien no las que tienen incidencia colectiva sobre el petróleo y la economía, sino sobre las que caen en el bolsillo de él y de otros pelafustanes. Recordemos que Nicolasito es un sancionado por el Departamento del Tesoro de EEUU, ya que lo acusan de “beneficiarse de las minas venezolanas junto con Maduro y su esposa”; los gringos lo identifican como figura central de los negocios corruptos en la industria ilícita del oro en Venezuela. Es decir, Maduro “brilla” en la negociación mexicana.
Debemos estar claros que el concepto del “heredero” lo formuló el propio Chávez cuando designó como tal a Maduro en su última aparición por televisión, en aquella noche memorable que hasta yo recuerdo como pesadilla kafkiana, ya que Venezuela despertó transformada en un enorme insecto, así como le pasó a Gregorio Samsa en La metamorfosis escrita por Franz Kafka. Precisamente, esa metamorfosis hereditaria vuelve a aparecer en esa negociación donde la oposición va con tanto desgaste. ¡Qué no se encuentren los demócratas con un monstruo allá! Aunque pudieran encontrarse con una guerra de egos entre Nicolasito, Jorge Rodríguez y Héctor Rodríguez, para ver quien regresa a Venezuela como el gran líder que trae el trofeo de erradicas las sanciones; por supuesto, al tirano le conviene que ese trofeo venga en manos de su hijo.
No dudo que Nicolasito lleve varias herramientas para esa negociación: por lo menos lleva el modelo de Corea del Norte como gran admirador de ese sistema opresivo, y lleva las “zonas económicas especiales”; es decir, lleva una visión de negociación a través de las gafas de cómo ha enfrentado la tiranía coriana sus sanciones, y cómo las zonas económicas pueden ser un oasis para inversionistas extranjeros sin escrúpulos.
El levantamiento de sanciones comprende llegada de empresarios e inversiones al país, y entonces eso será de sumo “interés” para Nicolasito y familia.
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Tomada de: TalCualDigital
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