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Enviado por: Arturo Álvarez De Armas
Con el nombre de «generación del 28» se identifica al grupo de universitarios que protagonizaron en el carnaval caraqueño de 1928 un movimiento de carácter académico y estudiantil que culminó, por diversos conductos, en un enfrentamiento con el régimen de Juan Vicente Gómez.
Lo que fue inicialmente un proyecto restringido al ámbito de la Universidad, se transformó en una propuesta destinada a la modificación del régimen político y a un cambio en los fundamentos de la sociedad y la cultura venezolanas.Con el nombre de «generación del 28» se identifica al grupo de universitarios que protagonizaron en el carnaval caraqueño de 1928 un movimiento de carácter académico y estudiantil que culminó, por diversos conductos, en un enfrentamiento con el régimen de Juan Vicente Gómez.
En un primer momento, los jóvenes ingresados en la Universidad Central entre 1923 y 1925 reconstituyen los organismos de representación inmediata, es decir, los centros adscritos a las facultades de Medicina, Derecho e Ingeniería. Luego promueven la reconstitución de la Federación de Estudiantes de Venezuela, organismo coordinador de los centros y su máxima representación, hasta entonces suspendido por una disposición que databa del gobierno de Cipriano Castro. Destacan como organizadores en esta nueva etapa: Jacinto Fombona Pachano, su primer presidente; Raúl Leoni, su segundo presidente; Elías Benarroch, Isaac Pardo, Miguel Otero Silva, Juan José Palacios, José Tomás Jiménez Arráiz y Rafael Enrique Chirinos. Movidos por la penuria de actividades culturales, efectúan ciclos de conferencias que apoya con interés el rector Diego Carbonell y fundan la revista La Universidad, vocero de corta trayectoria. Influenciados por la lectura de Residencia, órgano de los estudiantes de la Universidad de Madrid, proyectan la construcción de La Casa de Bello, como sede de estas actividades culturales y a la vez albergue para estudiantes de escasos recursos económicos.
Con el objeto de recaudar fondos para la realización de este plan, en el carnaval de 1928 se organiza La Semana del Estudiante, en cuyo programa destacan los siguientes actos: a) desfile desde la Universidad hasta el Panteón Nacional, en homenaje a los próceres; b) coronación de la reina de los estudiantes Beatriz I (Beatriz Peña), en el teatro Municipal; c) recital de la juventud, en un teatro capitalino; d) concentración juvenil en La Pastora; e) preparación de una becerrada que no se realizó por el sesgo que tomaron los acontecimientos.
Debido a la participación de Pío Tamayo, antiguo exiliado político, luchador popular en el exterior y uno de los introductores del marxismo en Venezuela, quien en la coronación de Beatriz I lee un poema juzgado como subversivo por las autoridades; a las primeras intervenciones de los estudiantes de derecho, Rómulo Betancourt, Jóvito Villalba y Joaquín Gabaldón Márquez, también estimadas como inconvenientes por los cuerpos de seguridad, y al «acto irrespetuoso» de Guillermo Prince Lara, quien rompe una lápida conmemorativa de una obra del gomecismo; el Gobierno reprime los festejos, encarcela a Tamayo y a los jóvenes que peroraron en los actos públicos y son conducidos a La Rotunda. Ante la inesperada reacción oficial y como acto solidario frente a lo que consideran un injusto cautiverio, el resto de los estudiantes se entrega espontáneamente a la policía. El Gobierno los traslada al castillo de Puerto Cabello; 214 jóvenes permanecen detenidos en la fortaleza durante 12 días, hecho que hasta entonces nunca había ocurrido en el país. La Universidad de Los Andes reacciona frente a los sucesos y en las principales ciudades se levanta una ola de protestas que hace ceder al Gobierno. Cuando retornan los estudiantes a Caracas, el pueblo los vitorea, mientras repudia sin cortapisas la acción represiva que se había tomado. Acaso es en esta aproximación entre la masa y los universitarios excarcelados donde se encuentra el germen de un nuevo intento de oposición al gomecismo. Se localiza la primera etapa de tal intento en el vínculo que algunos estudiantes (Juan José Palacios, Francisco Rivas Lázaro, Fidel Rotondaro y Germán Tortosa, entre otros) efectúan con jóvenes oficiales del Ejército para planificar un golpe de Estado que debía realizarse el 7 de abril de 1928. La conspiración fracasa, pero marca una participación más activa de los estudiantes en la lucha política.
Con el objeto de obtener la libertad de sus compañeros detenidos a raíz del intento de sublevación del 7 de abril, un grupo de estudiantes redacta, en octubre de 1928, un enfático documento que pide al presidente Juan Vicente Gómez la reconsideración de sus severas medidas. Sólo obtienen como respuesta una inmediata orden de captura. Ante la indignación popular, traducida en ruidosas manifestaciones, cerca de 200 estudiantes son conducidos a las colonias de Araira, sitio en el cual se construye un tramo carretero, para que paguen con trabajos forzados su inmiscuencia en la política. Aquellos que son considerados más peligrosos (Pedro Juliac, Rafael Chirinos, Ricardo Razetti, Antonio Sánchez Pacheco, Antonio Anzola Carrillo, Clemente Parparcén, Eduardo Celis Sauné, Enrique García Maldonado, Guillermo López Gallegos, José Antonio Marturet, Juan Yáñez, Luis Felipe Vegas, Luis Villalba Villalba, Nelson Himiob e Inocente Palacios) son segregados del grupo y conducidos al inhóspito presidio de Palenque. El resto es trasladado al castillo de Puerto Cabello, donde permanecen hasta principios de 1929. Esta segunda estada en el castillo los vincula todavía más a la actividad política y les abre la posibilidad de un estudio diferente y crítico de la realidad nacional. En torno de Pío Tamayo y de Rafael Arévalo González, veterano luchador antigomecista, quienes se encuentran recluidos con ellos, forman 2 círculos de estudios, de orientación antagónica, a través de los cuales aprenden los rudimentos del materialismo histórico y se enteran de los movimientos recientes en el seno de las democracias occidentales. Posteriormente, desarrollan charlas sobre la historia y los problemas de Venezuela. A los pocos meses, la mayoría de los estudiantes que intervinieron en los acontecimientos de 1928 son expulsados del país.
Entre 1929 y 1936 viven un exilio que constituye el complemento ideal en el proceso de su formación. Los grupos más numerosos y compactos, residentes en el Caribe, España y Francia, generan los partidarismos contemporáneos, la renovación del conocimiento científico y social, así como un cambio sustancial de la oposición tradicional y participan en proyectos contra el gobierno de Gómez, que se traducen en sonados hechos tales como, en 1929, el asalto a Curazao (José Tomás Jiménez Arráiz, Miguel Otero Silva, Pablo González Méndez y Guillermo Prince Lara) y la expedición del Falke (Julio MacGill, Rafael Vegas y Armando Zuloaga Blanco).
Los estudiantes del 28 regresan a Venezuela después de la muerte de Gómez y al principio (1936-1940), actúan como un grupo homogéneo. Por lo menos intentan desarrollar proyectos comunes. Sin embargo, lentamente comienzan a escindirse en banderías políticas distintas. Algunos se apartan de la vida pública, movidos por su particular vocación profesional y otros se incorporan al mundo de los negocios. En el seno de los subgrupos más combativos se aclimata la semilla de Acción Democrática y del Partido Comunista de Venezuela. Quienes se inclinan por la creación artística (Guillermo Meneses, Miguel Otero Silva, Nelson Himiob, Antonio Arráiz, Felipe Massiani, Gabriel Bracho Montiel, Carlos Eduardo Frías) y la investigación social (Carlos Irazábal, Rodolfo Quintero, Miguel Acosta Saignes, Isaac J. Pardo, Juan Bautista Fuenmayor, Juan Oropeza, Joaquín Gabaldón Márquez, Augusto Márquez Cañizales, Héctor Parra Márquez y Elías Toro), sientan las bases para un cambio de perspectiva en relación con las pautas predominantes en el país hasta el término del gomecismo. Venezuela contemporánea debe mucho a su contribución en este sentido.
Autor: Elias Pino Iturrieta
Bibliografía directa:
Acedo de Sucre, María de Lourdes y Carmen Margarita Nones Mendoza. La generación venezolana de 1928: estudio de una élite política. 2a ed. Caracas: Fundación Carlos Eduardo Frías, 1994; Acosta Silva, Manuel. Historias del 28. Caracas: Escuela Técnica Popular Don Bosco, 1976; Arcila Farías, Eduardo. 1928: hablan los protagonistas. Caracas: Fondo Editorial Tropykos, 1990; Armas, Socorro. «La generación del 28, la FEV y el movimiento político de 1936». En: Partidos, democracia y revolución. Caracas: Consejo Supremo Electoral, 1992; Fernández, Carlos Emilio. Hombres y sucesos de mi tierra, 1909-1935. 2a ed. Madrid: Talleres del Sagrado Corazón, 1969; Gabaldón Márquez, Joaquín. Memoria y cuento de la generación del 28. Caracas: Concejo Municipal del Distrito Federal, 1978; Méndez Salcedo, Ildefonso. «Los del 28: ¿una generación o un movimiento de oposición y renovación?». En: Seis temas de historia venezolana. Caracas: s.n., 1995; Mogollón, Eustorgio. Boinas y fusiles: movimiento cívico militar del año 28 contra Gómez. Maracay: S.N., 1988; Montilla, Ricardo. La generación del 28 en la historia de Venezuela. San Juan de los Morros: Gobierno del Estado Guárico, 1964; Pereira H., Pedro N. (Firmado con el seudónimo Pedro Hene). En la prisión: los estudiantes de 1928. Caracas: Ediciones de la Librería Santos Luzardo, 1952; Rodríguez, Manuel Alfredo. La revista Oriflama y el espíritu del 28. Caracas: Ediciones Centauro, 1987; Sosa, Arturo y Eloi Legrand. Del garibaldismo estudiantil a la izquierda criolla: los orígenes marxistas del proyecto de AD (1928- 1935). Caracas: Ediciones Centauro, 1981; Torrealba Lossi, Mario: Los años de la ira. Caracas: Editorial Ateneo de Caracas, 1979; Universidad Central de Venezuela, Departamento de Orientación, Información y Documentación. La generación del 28: bibliografía. Caracas: La Universidad, 1978; Villalba, Jóvito. La generación del 28. Caracas: Concejo Municipal del Distrito Federal, 1978. .
Fuente: Fundación Empresas Polar
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