domingo, 18 de abril de 2021

Venezuela, futuro incierto: De los fósiles convencionales a las energías inteligentes

 

RAMÓN RIVAS  AGUILAR/ IDEAS EN LIBERTAD 18ABRIL DE 2021

Se dibuja en el horizonte planetario la génesis y la  expansión de un mapa energético no convencional. Un paradigma energético que revela el inicio del fin del petróleo como fuente de energía  para  alimentar  la maquinaria industrial  del mundo. Tiene sus días contados.

Pudieran ser 40, 50  o 100 años. Lo importante es que la humanidad se encamina hacia esa perspectiva energética no convencional. Estar atento es vital para percibir esa transición histórica, compleja, difícil y silenciosa, de un tipo de energía a otra y su repercusión  a lo largo y ancho de la tierra. Por supuesto, que no es fácil por la cantidad de problemas  técnicos y económicos que tiene que enfrentar  quienes están trabajando en esa dirección.

 


Así pues, una civilización cuya vida material y cultural dependerá de fuentes de energía, provenientes de las estrellas. El sol, no la única, el gigante astro, suministrará energía a las naciones. En ese horizonte, la dinámica empresarial global se prepara para  la creación  de  hiper-baterías y novedosas estaciones de servicios para estar en sintonía  con esa fuente de energía, el futuro  del mundo industrial, digital y virtual.

 


Por lo que el futuro petrolero venezolano se percibe incierto y desconcertante. Aun más: con una industria petrolera como la actual, en total  descalabro, no tiene posibilidad alguna  de sobrevivir en el tiempo.Los genios del rentismo cometieron el más grave de sus errores intelectuales al subestimar el poder de la ciencia y la tecnología para diversificar las fuentes petroleras convencionales y las fuentes alternas de energía. Estaban convencidos de la  tesis de la escasez del petróleo y, como consecuencia, el incremento de los precios del barril en el mercado internacional, permitiría al país una larga  bonanza fiscal. Así, la provincia de Venezuela, tierra de gracia,  viviría por unas cuantas décadas del precioso líquido. Al mismo tiempo,  promover  una geopolítica del petróleo para ganarse la confianza de naciones, de políticos e intelectuales enemigos del imperio americano.

 


No obstante, hoy el planeta disfruta de un mercado petrolero  mundial  sin que corra el riesgo de la escasez sin estar sujeto al chantaje, al terrorismo y a los embargos petroleros. De igual modo, ni hablar de la revolución energética en los EEUU que lo convirtió en el mayor productor de petróleo y gas del mundo. De la misma manera, la conciencia ecológica planetaria una piedra en el zapato  contra todo  lo que huela a oro negro. La pandemia, ni  hablar. Y, por último, las voces agoreras del Papa Francisco contra el demonio del oro negro.

 


La ilusión del rentismo y la geopolítica del petróleo se avivaron con la Faja Petrolífera del Orinoco como la salvación de Venezuela y del mundo que demanda el estiércol del diablo. Construyeron  una gigantesca publicidad del gran reservorio para la  humanidad  de ese  yacimiento inmenso, mágico y misterioso  con que cuenta  nuestra nación. Una fantasía que definitivamente no tiene opción en un planeta que diversifica la producción petrolera y que se encamina hacia un nuevo paradigma  energético. Una creencia histórica  que propiciaron  las élites políticas sobre el petróleo de la faja como la única fuente de abastecimiento para una humanidad sedienta de esa de energía para el proceso de industrialización mundial.  Es decir, la faja petrolífera del Orinoco, la fuente eterna  para una humanidad  que vería en  ella la revivificación  de su  salvación.

 


Por supuesto, lo que no significa que Venezuela deje de producir petróleo. Nada de eso. Solo es posible  renovar la industria petrolera  de Venezuela en un contexto político favorable mediante una forma de gobierno republicano, federal, liberal y civilista. De igual modo, generar riqueza en el marco de una economía de libre mercado y de libre comercio. Es fundamental  una visión liberal que promueva la privatización  total de  las empresas del estado. Todas, sin excepción. Un Estado liberal cuya función fundamental es  la defensa física y jurídica de  los individuos, los derechos de propiedad y  la libertad de pensamiento.

 


En ese marco, la empresa petrolera estatal  privatizada totalmente, en Venezuela, impulsaría  una estrategia  empresarial que lograra al mismo tiempo optimizar el petróleo en un mercado de competencia y echar  las bases  para transitar de una civilización tipo cero a una civilización tipo 1: de los fósiles convencionales a las energías inteligentes.

 


Para  lograr una estrategia histórica de tal naturaleza, se requiere  de una generación, de unas minorías,  unas élites políticas   que impulse  una reforma intelectual con el objetivo de trascender  las viejas creencias rentísticas.

 


La apuesta al futuro es el camino que emprenden los venezolanos desde el presente con el nacimiento de un orden espontáneo de mercado que dejará atrás el estatismo y la era de las chimeneas. Asimismo, estar en sintonía con un proceso civilizatorio que asoma el fenómeno de la singularidad que, representa en definitiva, el salto cuántico hacia un mundo donde las fuentes alternas de energía dependerá del conocimiento.

 


El economista Eduardo Punset en su libro Viaje al optimismo (2011), escribió estas palabras significativas para el hombre de hoy: “lo que trasciende el presente es nuestro conocimiento, y no la disponibilidad de recursos”. Así, lo expresó el físico inglés Steven Cowley: en el futuro las fuentes de energía dependerán  de nuestra capacidad  de pensar y  construir cosas,  no de lo que extraigamos de la   tierra.” Más adelante,  Eduardo Punset señala que: Steven Cowley  no tenía duda de que en el curso  de los próximos cien años las tres únicas fuentes de energía a las que se recurriría no dependería de los recursos naturales, sino del conocimiento. De la capacidad de crear  la tecnología  para acceder a ellas: la energía solar, la energía de fusión  mediante la creación  de centenares de pequeños soles esparcidos por el planeta y la energía nuclear  de fisión cuando  hiciera falta.”

 


Por lo tanto, el destino de la Provincia de Venezuela está en manos de los jóvenes que tienen la responsabilidad histórica   de encauzar a la nación  hacia la constitución de  una sociedad de libre en correspondencia con una civilización tipo 1. Una sociedad libre sin atadura histórica con el estatismo y el olor contaminante de las viejas chimeneas.  El federalismo, la libertad individual, el mercado, la singularidad  y las energías inteligentes, signos  que marcan  la génesis  y la proyección de un proceso civilizatorio de carácter planetario y cósmico. Comenzó la transición histórica planetaria hacia la configuración de un nuevo paradigma energético. Cuando comenzó: ni la menor idea. Cuando brillará en el tiempo: no lo sabemos. Se presiente, se palpa y se percibe,  es lo que podemos señalar. Nada más.

 


Referencias

Imagen: Obra «Burning Oil Well At Night» de James Hamilton

Tomada de: Ideas en Libertad

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