Viernes Santo |
Marisa Iturriza|Abril 2, 2021 / Mail: izaturri@gmail.com
En estos días de Semana Santa+Covid-19, en la entrada del canal de Suez se atascó el Ever Given, impidiendo la navegación por esa vía. La sugerencia de aquí a los cientos de barcos afectados sería: aguantad y seguid el ejemplo que Caracas dio, porque si las muy lentas colas para ponerle gasolina a los vehículos cuando toca ya son parte de nuestro paisaje y como lo superlativo nos gusta, hay que ver las superlativas que ahora deben hacer por gasoil los autobuses y las gandolas que transportan nada menos que los vegetales que se consiguen para consumo diario en el país que tenía unas de las principales refinerías de petróleo antes de tener que importarlo para el día a día. A esta hora, ya se solucionó el atasco del Ever Given. El de aquí…, quién sabe cuándo.
A todas estas, a pesar de las diversas restricciones que venían cayéndonos «a paso de vencedores», aparte de la impuesta para esta Semana Santa, por aquí el odioso Covid-19 sigue como si nada, aumentando los contagios a pesar de las diversas pócimas mágicas no consumidas por la nomenklatura, pero sí recetadas al resto de la ciudadanía común y corriente, que es la que —a pesar de tapabocas y hasta careta de plástico incorporada— tiene la culpa de la pandemia, pues no se lava las manos a cada rato aunque no tenga agua y se traslada en los caros, atestados e insalubres transportes colectivos que consigue, escasos por falta de gasolina o porque simplemente son chatarra.
Si para algunos antes Semana Santa fue un pequeño período vacacional, a veces desenfrenado, también solía ser para reunión de familiares y allegados y para degustar ciertos alimentos.
Hace mucho tiempo, en Quinta Crespo, una mamá llanera le reclamó al vendedor que en vez de los dos kilos de chigüire que quería comprarle para el pisillo tradicional, lo que estaba vendiéndole era jarí, que si ella hubiera querido jarí, habría pedido jarí y «ay mijito, estás como los políticos, que venden una cosa pero te dan otra».
Y así como hay comidas de Navidad, en las de la época de abstinencia de carne había suculentas preparaciones de pescado, chigüire, morrocoy y otros, además de dulces y postres divinos, todo accesible.
Dentro de los hoy limitados menesteres, tanto religiosos como sociales, este Viernes Santo se conmemora la crucifixión de un hombre llamado Jesús, ejecutada durante el mandato romano que imperaba sobre su pueblo, pero que no logró apagar la esperanza de que jamás se ejecute a nadie por sus ideales de justicia y libertad.
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Tomada de: TalCualDigital
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