Analítica6 junio, 2024
Las democracias muchas veces tienen enemigos. Usualmente ellos son quienes imposibilitados de obtener la mayoría política, intentan obstaculizar los procesos de consulta popular, o quienes aun contando con el respaldo del ciudadano ejercen el poder para aplastar a la minoría.
La democracia iniciada a partir de 1958, que permitió la llegada de Rómulo Betancourt a la Presidencia, tuvo que enfrentar desde sus inicios diversos factores desestabilizadores. Esa fue la razón para que se asignaran efectivos de la Fuerza Armada que brindaran seguridad a los eventos electorales, a pesar que la naturaleza del proceso es indiscutiblemente civil.
Ante los temores de acciones para evitar que la mayoría se pronuncie el próximo 28 de julio, es necesario el concurso de todos. No basta con que los venezolanos expresen su opinión en las urnas electorales, los ciudadanos deben ser los protagonistas del proceso, participando como testigos y miembros de las mesas o brindando su apoyo a quienes están en esas funciones. Una participación masiva de este tipo garantizará que se escuche la voz del ciudadano, un mandato que debe ser acogido sin cortapisas de acuerdo a lo que establece nuestra Carta Magna.
Tomada de: Analítica
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