lunes, 5 de agosto de 2019

Ni siquiera los dólares salvan a los venezolanos de la ira de la hiperinflación


Las remesas en dólares aumentan, pero apenas cubren lo básico. Lo que hace dos años permitía vivir como un “rey” hoy alcanza para sobrevivir


Carmen Rojas solía ser una de las afortunadas venezolanas que vivía de un flujo constante de divisas de familiares en el extranjero. Con $150 le alcanzaba para un mes pero hoy esa misma cantidad “con suerte” la ayuda a pasar una semana, refiere Bloomberg.

“Lujos” como ir a restaurantes y al cine ya no existen. Esta ama de casa de 65 años dejó la carne y ahora come principalmente arepas, un alimento básico de empanada de maíz, con lentejas y frijoles. Dueña de dos perros callejeros un tercio de su consumo mensual es comido por ellos.

“Hace dos años, vivía como una reina. Hoy, apenas salgo de mi casa”, asegura Rojas.

La inflación desenfrenada que enrumbó al país a una pobreza extrema ahora también está reduciendo el número creciente de personas que se las arreglan para las remesas enviadas por familiares que viven en el extranjero.

Lo que alguna vez proporcionó un salvavidas, e incluso dinero adicional para gastar, ahora apenas puede cubrir lo básico en un país en medio del colapso económico.

¿Por qué? Debido a que el gobierno impuso medidas austeras para estabilizar su tipo de cambio, ayudó a mantener el bolívar relativamente estable frente al dólar mientras los precios al consumidor continuaron subiendo en Caracas. Entonces, una taza de café, por ejemplo, que costaba el equivalente de $0,51 a fines de enero se elevó a $1,02 a fines de junio.

“El problema con quienes dependen de las remesas es que, dado que la inflación aumenta más rápido que la devaluación, el poder adquisitivo es cada vez menor”, asegura Asdrubal Oliveros, director de la firma de investigación Ecoanalítica.

Los venezolanos dependen cada vez más de las divisas a medida que el sistema económico del país se dispara. Casi un tercio de las familias sobreviven con las remesas —según los últimos datos de Datanálisis— en comparación al 5,2% de 2017.

Según las últimas cifras de las Naciones Unidas, la hiperinflación y la escasez de necesidades básicas, incluida la medicina, han obligado a aproximadamente 4 millones de venezolanos a huir del país. Muchos de ellos envían fondos a sus familiares desesperados.

Pero el valor de esas remesas se ha desplomado. Entre junio de 2018 y junio de 2019, el costo de vida en dólares aumentó un 545%, dijo Oliveros, cuya firma rastrea el valor en dólares de una canasta mensual de bienes.

Como resultado, vivir en Venezuela estos días puede ser tan costoso o más que en los Estados Unidos. Un frasco de mantequilla de maní, que cuesta alrededor de $ 5 en EEUU, aquí se vende por $ 15.

Comida dinero
Gabriel Chollet, un estudiante de derecho de 18 años, vive con los $35 mensuales que su madre y su hermano envían desde Perú y Chile. El dinero es apenas suficiente para comprar algunas verduras, frijoles y, a veces, sardinas durante una semana.

“No ganan mucho dinero: él lava autos y ella es camarera”, dijo Chollet desde un barrio del estado de Guarico donde vive. “Hace un año, pude comprar comida por un mes. Hoy, todo es más caro”.

La impresión de bolívares para financiar un déficit presupuestario masivo alimentó una inflación de seis dígitos y destruyó la moneda local. Los intentos de relanzar la moneda cortando ceros e imprimiendo nuevos billetes fallaron en múltiples ocasiones después de solo unos meses.

Con el gobierno de Nicolás Maduro, tambaleándose económica y políticamente, las autoridades ven de reojo la adopción del dólar estadounidense como una forma aceptada de pago. Los verdes son comunes tanto en mercados callejeros como en restaurantes elegantes, mientras que las tarjetas de crédito extranjeras son ampliamente aceptadas.

En un esfuerzo por contener la presión inflacionaria, el banco central impuso límites draconianos a los requisitos de reservas que efectivamente obligan a los bancos a bloquear todos sus bolívares en exceso para limitar severamente la liquidez. Eso provocó una escasez de billetes de bolívar y llevó a los venezolanos a apoyarse aún más en el dólar. Paralelamente, los tipos de cambio oficiales y del mercado negro se fusionaron por un tiempo y se mantuvieron estables después de años de depreciación.

La política del gobierno ha dado ciertos resultados, aunque a costa de estrangular aún más una economía que se ha atrofiado durante años. La tasa de inflación anual cayó a 3.900% desde el 224,900% de fines del año pasado, según el Índice Cafe Con Leche de Bloomberg. Pero, aun así, no ha desacelerado la inflación tanto como la tasa de disminución del bolívar.

“Incluso si los requisitos de reservas han desacelerado la inflación, lo hacen reduciendo la producción”, dijo Luis Vicente León.

Si bien puedes encontrar muchos productos caros importados directamente de los EEUU en estos días, la industria local ha sido diezmada. Una barra de chocolate hecha en Venezuela puede costar el doble que una importada de los EEUU. Hace un par de años, comer chocolate importado era un lujo.
Tomada de: TalCualDigital

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