sábado, 30 de abril de 2022

Covid-19 «pierde terreno» en una Venezuela que busca la recuperación económica

 

TalCual|Abril 29, 2022

La Sociedad Venezolana de Infectología insiste en el uso de mascarillas y la vacunación para frenar la transmisión de covid-19 en todo el país. Incluso, alertan que es momento de que las vacunas sean llevadas a las poblaciones vulnerables, en lugar de esperar a que las personas acudan a los centros


Luisa Quintero | Orianny Granado


Abril de 2022 puede representar uno de los meses con menor número de casos de covid-19 desde que inició la pandemia en marzo de 2022: al menos en cuatro días se han reportado menos de diez contagios, ya sean autóctonos o provenientes del extranjero.


Esta tendencia no es solo venezolana. El número de casos de covid-19 en el mundo, confirmados mediante pruebas de laboratorio, disminuyó un 16%, después del «notorio» incremento observado en la primera mitad de marzo, ha dicho la Organización Mundial de la Salud (OMS).

 

Aunque la OMS dice que estas cifras deben ser interpretadas «con cautela», debido a que el ritmo de test para detectar la enfermedad ha caído considerablemente en la gran mayoría de países y una parte de las infecciones pasan sin ser detectadas por los sistemas de vigilancia epidemiológica. 


Venezuela también enfrenta sus propios demonios. Es un país que recientemente salió de hiperinflación, aunque mantiene una recesión económica que ya va por seis años. La pandemia de covid-19 vino a disminuir la actividad económica formal, mientras los ciudadanos burlaban las restricciones para buscar el sustento diario. 


Pero en 2022, tras el pico de la variante ómicron en enero, se han levantado restricciones sanitarias que incluyen el retorno total a clases presenciales y la reactivación de sectores de la economía que necesitan la aglomeración de personas como la cultura.


Manuel Figuera, presidente de la Sociedad Venezolana de Infectología (SVI), señala que la situación en 2022 ha sido muy distinta a 2021 y 2020, debido a que buena parte de la población mundial está vacunada y la variante ómicron —que es mucho más contagiosa, pero al final es mucho menos agresiva— ocasiona menos problemas pulmonares, y «eso ha llevado a que haya menos hospitalizaciones y muertes en general».


En el caso venezolano, Figuera dice que pareciera que han disminuido los casos de covid-19 por razones indirectas, «sobre todo porque la hospitalización en terapia intensiva y las muertes relacionadas a infecciones respiratorias sí parecen estar disminuyendo, al igual que el número de casos de personas con síntomas de infecciones respiratorias».

 

«Si los casos están bajos y hay baja trasmisión, no solo en Venezuela sino en distintos países, es una oportunidad para dar apertura a distintos tipos de actividades y eventos, sobre todo de clases presenciales», menciona. 


También recuerda que las pruebas diagnósticas que hace el sector privado no han entrado en las estadísticas oficiales. «Esto genera un mayor subregistro y lamentablemente las pruebas que se hacen dentro del sistema público no están disponibles ampliamente. Están en sitios limitados, ni siquiera en CDI u hospitales».

 

Por ello desde la Sociedad de Infectología se insiste en el uso de la mascarilla, sobre todo en espacios cerrados y con grandes aglomeraciones, a pesar del levantamiento de esta medida en países vecinos como Colombia. 


Se debe incentivar a mantener la mascarilla en transporte público, en aviones, sitios de reuniones masivas (conciertos, salas de cine, universidades) y, por supuesto, centros de salud, dice la Sociedad. 


Covid-19, más que opaco

¿Usted cree que ahí están todos los que de verdad se enferman?, dice Luis Rodríguez, un jubilado de 72 años del Ipasme sobre las cifras de covid-19 que informa la administración de Nicolás Maduro sobre la enfermedad. 


El 26 de abril, el día número 772 días desde que se decretó el estado de alarma en el país, se contabilizaron 522.243 casos de coronavirus y 515.621 personas que la han superado, lo que significa un porcentaje de recuperación del 99%.


Luis, con flexibilización o no, se ha negado a quedarse en casa desde que empezó la pandemia. «Ya estoy viejo para andar encerrado, se me va a ir la vida y me voy a morir en cuatro paredes, por eso nunca le he parado al covid», asegura. 


Pero hace cinco meses «lo agarró una gripe» que no le permitía pararse o abrir por completo los ojos debido al dolor que sentía. También tenía tos fuerte y su hija le insistió en llevarlo al médico. 

 

«Pero no, ni loco voy a parar a un hospital», dice Luis. Durante 20 años trabajó en el sistema público de salud, que ahora señala está «en ruinas. Ahí no hay nada, en ningún hospital, en ningún lado».


Aunque no se hizo pruebas, sus familiares aseguran que padeció covid-19 y lo trataron de acuerdo a las recomendaciones que impartía un médico vía telefónica. 


Desde la Academia Nacional de Medicina, las distintas sociedad y ONG se ha alertado sobre un importante subregistro de la enfermedad, aunque efectivamente no ha podido calcularse debido a la misma opacidad. 


«Sinceramente, sí sentí por un momento que me iba a morir, pero qué tanto. Ya viví lo que tenía que vivir y, además, tampoco me he portado mal. Yo fui a vacunarme, me puse las tres vacunas en Farmatodo», dice Luis. 


Su hija lo hizo guardar cuarentena dentro de su propio cuarto durante diez días, e incluso se llevó a los niños a otra casa. «Ahí nadie más se sintió mal, yo no escuché a más nadie con gripe (…) No me importa si entro o no en las estadísticas de casos, eso no sirve para nada».

 

El presidente de la Sociedad Venezolana de Infectología recuerda que tener un registro adecuado sí es importante, pues marca la verdadera pauta que deben seguir las autoridades sanitarias de cada país para disminuir la cantidad de casos, hospitalizaciones y muertes asociadas al covid-19. 


«En Venezuela, lamentablemente, la información sobre cantidad de casos que tenemos diariamente o mensualmente no es confiable. Primero, porque se excluyen los casos que se diagnostican en privado, y segundo, porque el sistema público no está haciendo las pruebas masivas», asegura. 

Pruebas para covid-19

El caso de Marisela Valladares, una maestra de preescolar en el oeste de Caracas, puede entrar en este grupo. En enero se incendió un apartamento en su edificio, por lo que todos los vecinos tuvieron que salir de sus casas. «Fue un verdadero problema». 


Tras el incendio todos los vecinos empezaron a enfermarse, «y la gente le achacaba eso al humo, decían que la gripe era por el olor. Unos decían que habían perdido el gusto y el olfato, otros decían que tenían una gripe muy fuerte. En mi casa todos se enfermaron y bueno, ya en el 2021 nos había dado covid a todos menos a una de mis hijas». 

 

En su trabajo le consiguieron que se hiciera la prueba y dio positivo. Mientras el resto tenía síntomas de «gripe leve» a ella sí le dio una tos y malestar más fuerte. Pero tampoco había tanto dinero para gastar en tratamiento. 


«Yo los saqué adelante (a sus hijos) con los mismos medicamentos que nos habían mandado antes, no había para hacer otro gasto tan grande como el año anterior», comenta.


El infectólogo comenta que, de hecho, conseguir un sitio público donde hacerse la prueba para diagnosticar covid-19 es casi imposible. «Uno, incluso como profesional de salud no lo sabe, no están disponibles abiertamente y las pocas veces que lo han hecho se han hecho en centros relacionados a la Misión Barrio Adentro y hospitales puntuales. Eso implica un subregistro, por lo cual no debemos confiar en que los datos que suministra el Gobierno reflejan lo que está ocurriendo en el país».


¿Vacunación estancada?

Pese a que el Ministerio de Salud no ha proporcionado datos oficiales sobre vacunación contra la covid-19 en su página web, la directora de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), Carissa Etienne, ha dicho que durante los primeros tres meses de 2022 Venezuela mejoró su cobertura casi un 10%.


En términos de la campaña de vacunación, la OMS/OPS ha registrado hasta el 28 de marzo la aplicación de 37.860.994 dosis en el país, lo que se traduce en 22 millones de personas con una sola aplicación y casi 15 millones con el esquema completo de vacunación, mientras que 651.502 personas han recibido al menos un refuerzo.



Covid-19 vacunación vacunas Foto VTV

Hasta ahora la OPS le ha enviado a Venezuela 16,7 millones de dosis compradas y distribuidas a través del mecanismo Covax. Entre finales de abril y principios de mayo se esperan 1.8 millón de dosis, a pesar de la deuda de 11 millones de dólares que mantiene el país con el Fondo Rotatorio de Vacunas.


En la Encuesta Nacional de Covid-19, una iniciativa privada, 67% de los consultados dijo estar vacunado al menos con la primera dosis, 49,9% dijo que tiene dos dosis y solo 5,4% dijo haber completado el esquema con las tres dosis de alguna de las vacunas disponibles. Los datos fueron recopilados entre julio de 2021 y el 15 de febrero de 2022

 

Sobre el tipo de vacunas que se aplican en el país, la Encuesta ubica a Sinopharm como «la más popular», seguida de Sputnik V, Sinovac y el candidato vacunal Abdala, producida por Cuba. 



Sobre las razones por las cuales las personas no se han vacunado, 27,3% no lo ha hecho por tener síntomas gripales o malestar general, mientras que 25,3% sencillamente no quiere vacunarse. 

sencillamente no quiere



La vacunación lo que protege es contra la posibilidad de infecciones severas críticas, hospitalización y muertes, recuerda el infectólogo Manuel Figuera. Bajo esta premisa han sido efectivas, sobre todo en los vacunados con tres dosis, para disminuir el número de complicaciones y hospitalizaciones. 


Lamentablemente en Venezuela, según datos de la OPS, apenas la mitad de la población tiene dos dosis de vacuna y, por otros tipos de encuesta que se han hecho, apenas 6% tiene las tres dosis, lo cual es bajo. 



El médico señala que, si se considera que estar completamente vacunados en los adultos mayores de 18 años es tener tres dosis, «estamos muy lejos de alcanzar el 80% de la población vacunada. Más bien el Estado debe explicar de dónde sale esa cifra de que hay un 103% de cobertura de vacunación contra el covid-19 cuando se conoce a una gran cantidad de población que no se ha vacunado». 


Por ello, destaca que es momento de vacunar de un modo más activo y no esperar que las personas vayan a los centros. «Empezar a vacunar en los sitios más distantes, a las poblaciones más vulnerables o de mayor riesgo como pueden ser los privados de libertad, poblaciones indígenas, los que viven en pequeñas comunidades en la frontera o los que viven en ciudades pero en sitios lejanos internamente, ya sean zonas populares o sitios alejados de centros habituales de vacunación».

Tomada de: TalCualDigital

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