Analítica19 agosto, 2024
El ser humano siempre ha buscado la felicidad y la justicia. La felicidad política es una condición esencial para la felicidad personal, por lo que la mayoría de las Constituciones del mundo la incluyen entre sus principios fundamentales.
Un ejemplo de ello es la Declaración de Derechos del Buen Pueblo de Virginia (1776). De manera similar, la Constitución española de 1812, al igual que muchas de las que le siguieron, sostenía que «el objeto del gobierno es la felicidad de la nación».Incluso constituciones como la de Irán de 1989, a pesar de no siempre practicarlo, afirman que «la República Islámica de Irán tiene como ideal la felicidad humana en toda sociedad». Este principio también se refleja en las constituciones de países como Namibia, Corea del Sur, y muchos otros.
Sin embargo, la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela no incluye la felicidad de su población como una meta a alcanzar.
Si bien es cierto que, por sí sola, la justicia no garantiza necesariamente la felicidad personal, es indudablemente la mejor garantía para que los ciudadanos puedan vivir en paz. Lamentablemente, en nuestro país, la justicia hace tiempo que dejó de existir.
Tomada de: Analítica
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