Carlos Seijas MenesesPublicado mayo 14, 2020
La cuarentena ordenada por el gobierno de Nicolás Maduro hace dos meses se está levantando de facto. Para muchos venezolanos, sobre todo los que viven del día a día, es imposible permanecer más encerrados en sus casas sin producir
Luego de casi dos meses cerrada por la cuarentena, el 2 de mayo una peluquería en el centro de Caracas volvió a abrir sus puertas a pesar de no tener permiso para hacerlo. Los únicos comercios que están autorizados para operar son los expendios de comida y de medicinas. Aun así, la santamaría del salón de belleza sube lunes, miércoles, viernes y sábado de 8:00 am a 12 del mediodía. «Decidimos abrir porque si no nos mata el coronavirus, nos mata el hambre», dice una de las peluqueras.
Las cuatro trabajadoras, que usan tapabocas por prevención, no dejan pasar a ningún desconocido por seguridad. Solo atienden a dos clientes de confianza al día y con previa cita. Informan en sus estados de Whatsapp que están trabajando, e incluso pusieron un letrero en la puerta para anunciar que buscan una manicurista. «Cuando se para aquí la Guardia Nacional o un colectivo, que nos mandan a cerrar, nosotros decimos que ya nos vamos», agrega otra de las empleadas.
La cuarentena ordenada por el gobierno para contener la propagación del coronavirus se está levantando de facto dos meses después de que Nicolás Maduro la implementara en el marco del estado de alarma, decretado el 13 de marzo y extendido hasta el 12 de junio.
Para muchos venezolanos, sobre todo los que viven del día a día, es imposible permanecer más tiempo encerrados en sus casas sin producir, sobre todo cuando los precios de los alimentos han aumentado 153% y los de servicios de salud y medicina 109% desde que inició la cuarentena el 17 de marzo hasta inicios de mayo, según cálculos de la firma Ecoanalítica.
Expertos afirman que una cuarentena en un país que atraviesa una crisis económica comparable a la que genera un conflicto bélico es insostenible, mucho menos cuando el gobierno no toma medidas económicas de estímulo, entre ellas las relacionadas al acceso a créditos, que permitan a las empresas sufragar sus gastos operacionales durante la temporal paralización de sus actividades, principalmente el pago de salarios.
En diferentes partes de Caracas y otras ciudades del interior del país, las santamarías de los comercios no prioritarios, que no tienen permiso para operar, están volviendo a subirse. Peluquerías, barberías, zapaterías, ópticas, talleres mecánicos, ventas de repuestos de vehículos, ferreterías, tintorerías, tiendas de teléfonos celulares e incluso de ropa y accesorios reiniciaron actividades.
Según el economista Asdrúbal Oliveros, director de Ecoanalítica, mantener paralizada la economía venezolana en medio de la peor depresión de su historia y sin un Estado capaz de ofrecer algún estímulo, condena a los ciudadanos y las empresas al colapso.
«Se traduce en un gravísimo problema de flujo de caja que puede generar afectaciones profundas del sector privado, especialmente de pequeñas y medianas empresas, cuyo músculo financiero y capacidad de acceder a crédito y de tener apoyo de accionistas son débiles. Lo mismo pasa con las personas. A medida que no pueden desarrollar su trabajo, esto se traduce en una profunda crisis de ingresos para el hogar».
En algunas zonas del país, principalmente en los sectores populares, se podría creer que el coronavirus no ha llegado a la nación de no ser porque la mayoría de las personas llevan puestas las mascarillas.
Las calles del centro de Caracas, ciudad donde se han detectado más de 30 casos positivos, están cada vez más llenas de buhoneros que buscan garantizarse la comida del día, de vendedores ambulantes de chucherías, cigarros, café, carcasas y cargadores universales de teléfonos, de compradores de oro, plata y divisas, y de manteleros que tienden en las aceras telas sobre las que ponen su escasa mercancía.
«No puedo quedarme encerrado, tengo que seguir pa’lante, buscar el pan de cada día y pagar deudas», expresó un vendedor ambulante que pasaba el 8 de mayo frente a la peluquería en el centro de la capital y que empezó a trabajar a finales de abril.
En el estado Vargas los vendedores informales también han salido a la calle a buscarse el sustento diario. Algunas licorerías empezaron a vender alimentos e incluso en zonas populares, como en la parroquia Carlos Soublette, vecinos han celebrado fiestas hasta la medianoche en las que juegan dominó, liban licores y disfrutan de música a todo volumen.
Las camioneticas que siguen trabajando en la entidad han estado tan abarrotadas de gente, que algunos pasajeros viajan de pie. Las paradas de autobús están cada vez más atestadas, sobre todo donde se aguardan las unidades que suben a Caracas.
En el interior
En Barcelona, estado Anzoátegui, comercios considerados como no esenciales funcionan con las santamarías a medio abrir, entre ellos mercerías, tiendas de cosméticos de belleza y perfumes, telefónicas, locales de reparación de electrodomésticos, de repuestos automotrices, ferreterías, peluquerías, colchonerías y centros de copiado, de acuerdo con una nota publicada por el diario regional El Tiempo.
“Llevo casi dos meses sin trabajar, de esto es que me mantengo y las reservas de dinero que tenía ya se agotaron”, dijo a El Tiempo Rosángela Bastidas, la encargada de una peluquería que se vio en la necesidad de volver a abrir parcialmente el negocio para recibir al menos a un solo cliente al día.
La Cámara de Comercio e Industriales de Barcelona pide a las autoridades de Anzoátegui que permitan a los comercios que ofrecen productos considerados no prioritarios operar al menos desde las ocho de la mañana hasta el mediodía.
En la ciudad de Punto Fijo, en Falcón, cuerpos policiales se desplegaron el segundo fin de semana de mayo luego de que se registrara una gran afluencia de consumidores en locales en las avenidas Ecuador, Colombia y Bolívar. Muchos de ellos son de sectores no prioritarios que decidieron abrir sus puertas por el Día de la madre, según el diario La Mañana.
«Tuvimos que aplicar medidas drásticas y realizar aprehensiones momentánea y traslados a los diferentes comandos a fin de dar las charlas pertinentes», aseguró el director del Cuerpo de Policía Municipal Bolivariana de Carirubana (Policarirubana) en Punto Fijo, supervisor jefe Jesús López Marcano.
En la ciudad de Valera, en el estado Trujillo, han abierto establecimientos como zapaterías, tiendas de ropa, de telas y peluquerías, pues no todos tienen para pagar nóminas de manera indefinida y los trabajadores no quieren perder su empleo, asegura María Carolina Uzcátegui, expresidente de Consecomercio.
«Hasta caminan toda la ciudad para llegar a sus puestos de trabajo porque no hay gasolina para que funcione el transporte público. Y a quienes tienen camiones o camionetas, los multan si los ven con pasajeros. Prefieren poner a la gente a caminar. Yo tengo trabajadores que caminan hasta tres horas para llegar a la oficina», señala Uzcátegui.
La actividad comercial en San Cristóbal, en el estado Táchira, se ha activado poco a poco. Algunos negocios trabajan a media santamaría, otros atienden detrás de una reja habilitando mesas para la exhibición de sus productos, mientras otros permiten el acceso a sus clientes poniéndoles en las manos gel antibacterial o exigiéndoles el uso del tapaboca, de acuerdo con una nota del diario La Nación.
En el estado Yaracuy, establecimientos como ferreterías, ventas de repuestos, zapaterías, peluquerías y de otros sectores «no esenciales» comenzaron a trabajar a media máquina, pues ya llevan dos meses sin poder operar y tienen compromisos que cumplir como el pago de nómina y alquileres, informa Yaracuy al Día.
A partir del 11 de mayo, el gobierno habilitó una nueva encuesta en la plataforma patria en la que le pregunta a los usuarios si creen que la cuarentena debería mantenerse, si están de acuerdo con flexibilizarla donde no se hayan detectado casos positivos de covid-19, cuáles actividades cree que deberían permitirse si se flexibiliza la medida y qué medidas podrían implementarse en los lugares de trabajo que retomen actividades.
Levantamiento progresivo
Gremios empresariales afirman que es hora de levantar paulatinamente la cuarentena en el área productiva, como ya han hecho países de la región como Colombia, donde empresas de manufactura y construcción reiniciaron operaciones el 27 de abril aun cuando la nación registra más de 12.000 casos positivos de covid-19.
El Consejo Nacional del Comercio y los Servicios (Consecomercio) y la Cámara Venezolana de Centros Comerciales (Cavececo) propusieron que a partir del 14 de mayo otros sectores además de los prioritarios reiniciaran actividades de manera progresiva, tomando las medidas de prevención contra el coronavirus. Maduro ha hecho caso omiso a las peticiones, e incluso declaró que los centros comerciales y establecimientos como librerías y restaurantes son «cosas superfluas» que «pueden esperar».
«Maduro ha dividido a los sectores, de manera arbitraria, en esenciales y no esenciales», señala el analista financiero Henkel García, director de Econométrica. «Esos sectores ‘no esenciales’ serán inviables financieramente y tendrán que desaparecer o reducir drásticamente su nómina. Todo ello destruye la demanda de tal forma que terminará afectando al llamado sector esencial. El camino luce muy sombrío».
La Confederación Venezolana de Industriales (Conindustria) exhorta al gobierno nacional que permita que de forma progresiva inicie el proceso de restitución de la actividad empresarial en el país. Afirma que el sector manufacturero está preparado para reiniciar ordenada, programada y paulatinamente las labores en los establecimientos fabriles.
Sostiene que el daño ocasionado al sector productivo, comercial e industrial y, como consecuencia, al empleo, por efecto, no solo de la pandemia de la covid-19, sino de la coyuntura política y económica, es de incalculables dimensiones. Señala que el estado de alarma ha acelerado el deterioro que ya venía experimentando el sector manufacturero, que hasta el último trimestre de 2019 operaba a 21% de su capacidad instalada.
Ecoanalítica calcula que en un escenario alternativo de extensión de cuarentena, crisis de combustible y mercado petrolero adverso, la economía venezolana puede caer hasta 32,7% en base interanual.
Con información del periodista Roison Figuera
Tomada de: TalCualDigital
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