Laureano Marquez / Publicado noviembre 10, 2020 / Twitter: @laureanomar
¿Existe la “corrupción espiritual”? Sin duda. Es el mal que padece el actual régimen político venezolano desde su nacimiento. Recordemos algunas de las razones que motivaron el alzamiento militar del 4 de febrero de 1992:
1- “La gestión económica y política del presidente Pérez”. Argumentaban los golpistas que se trataba de un gobierno corrupto, que empobrecía a la población. Bueno, luego de 20 años de revolución, la pobreza extrema en Venezuela según cifras de la ONU y de Encovi, está alrededor del 80%. En cuanto a corrupción administrativa, según las investigaciones de “Transparencia Internacional”, Venezuela y Nicaragua, son los dos países más corruptos de América Latina. Si usted ve en el mapamundi la intensidad de los colores de los países por su corrupción, el nuestro aparece coloreado de rojo intenso, o quizá sea mejor decir de “rojo rojito”.
2- “Las políticas neoliberales implementadas en el país”. Chávez, contrario a las políticas neoliberales, propició la estatización de la economía, las expropiaciones y las importaciones en detrimento de la producción nacional. Luego de 20 años de revolución, el cambio del bolívar pasó de 64,03 por dólar en febrero de 1992 a 534, 379,95, ayer. Si mal no recuerdo, Chávez le quitó tres ceros a la moneda y Maduro cinco, de modo que estamos hablando de: 53.437.995.000.000,00 (creo que se lee: cincuenta y tres billones cuatrocientos treinta y siete mil novecientos noventa y cinco millones de bolívares, de los del año del golpe). Suena descabellado, así que no me hagan mucho caso y saquen sus propias cuentas (el hermano Isidro sabe que siempre fui malo en matemáticas).
El bolívar desapareció como moneda, Pdvsa dejó de producir petróleo y el país no tiene electricidad, gasolina, agua, ni gas y el régimen inicia el plan “leña adentro” asegurando que cocinar con leña y bañarse con totuma son lo máximo. Si esto no es liberalismo salvaje, que venga Dios y lo vea.
3- “El descontento de los sectores medios y bajos de las Fuerzas Armadas por los hechos de corrupción verificados en los altos mandos militares”. Creo que sobra cualquier comentario en este punto que no sea un: ¡ja, ja, ja, ja!
4- “La subordinación de las Fuerzas Armadas ante un liderazgo político que consideraban incapaz y corrupto”. Ya no hay subordinación alguna, ahora las Fuerzas Armadas son el liderazgo incapaz y corrupto.
5- “La utilización de las Fuerzas Armadas, en particular del Ejército y de la Guardia Nacional, en la represión del Caracazo”. Hoy nos resulta increíble que esta haya sido una de las razones del golpe. La cruel represión mostrada por el régimen queda claramente documentada en el informe de la ONU que da cuenta de las atroces violaciones a los derechos humanos que se cometen: ejecuciones extrajudiciales, torturas, detenciones ilegales, entre otras acciones que constituyen crímenes de lesa humanidad.
6- “El cuestionamiento a la posición sostenida por el presidente Pérez en las negociaciones relativas a la delimitación limítrofe con Colombia”. Este era uno de los argumentos de quien luego, en el gobierno, regaló el Esequibo y abrió la frontera a los guerrilleros.
El listado de las razones que motivaron el golpe febrero de 1992 es más largo, pero en cada punto en el que uno se adentre: “corrupción del poder judicial”, por ejemplo, lo que se encuentra es la total perversión de cuanta institución funcionaba o medio funcionaba en Venezuela.
Eso es, justamente, la «corrupción espiritual”, la negación total de los valores trascendentes del ser humano: justicia, solidaridad, respeto a la vida, honestidad, libertad. Es lo que hemos padecido en Venezuela en los últimos 21 años. Por eso, que el Tribunal Supremo de Justicia ratifique la condena a la jueza Afiuni por “corrupción espiritual”, un delito inexistente en la legislación venezolana, no deja de ser emblemático.
Si el TSJ fuese menos corrupto espiritualmente e hiciera justicia a su corrupción material, habría colocado en la sentencia: “condenamos a la jueza Afiuni porque a Chávez le salió del forro”. Eso habría sido mucho más decente.
Laureano Márquez es Humorista y Politólogo.
Tomada de: TalCualDigital
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