RAMÓN RIVAS AGUILAR / IDEAS EN LIBERTAD 15NOV2020
Augusto Mijares, uno de los más agudos pensadores del siglo XX. Hizo de la patria una pasión, Dedicó su vida a meditar sobre la complejidad de nuestra historia y produjo un conjunto de reflexiones políticas y filosóficas sobre el origen y la perspectiva de la nación.
De estas reflexiones, surgió su más hermosa conclusión para convertir a Venezuela en un país digno, tolerante y responsable de su destino histórico. Estaba convencido de que la educación era el vehículo que permitiría la promoción de los valores de una auténtica conciencia burguesa en los venezolanos. En ese sentido, la interpretación pesimista de la sociología hispanoamericana (1938) -recoge en sus páginas los fundamentos históricos que dieron origen a una tradición civilista a lo largo de nuestra historia política del siglo XIX. Esta tradición civilista constituye la fuente fundamental para impulsar un proyecto liberal a lo largo y ancho de nuestra geografía.
Fue un filósofo de la historia que develó ante el caos y la confusión que provocaron los acontecimientos políticos, un sentimiento libertario e y de igualdad entre los venezolanos. Ese sentimiento, está profundamente arraigado en la conciencia del país y ha perdurado como una fuerza imperecedera con el tiempo. Los viejos positivistas crearon la figura del gendarme necesario para legitimar y justificar el jefe único, el mandón único, el déspota, el caudillo, el personalista, el militarista y el mesiánico para negar el carácter democrático del pueblo venezolano. Fue una tarea gigantesca y pedagógica de la obra histórica de Augusto Mijares para restituir y resaltar la importancia de unas minorías creadoras que representaran la conciencia civil contra el despotismo y el mesianismo.
De igual modo, en esta concepción liberal y ligada a una tradición civilista de la patria, era necesario para Augusto Mijares establecer una delimitación entre la propiedad pública y la propiedad privada. Para él, persistía una larga tradición del derecho público que provenía de la historia de España y que obstaculizó el desarrollo de la propiedad privada. Esto, paradójicamente determinó una forma de apropiación indebida de las tierras públicas generando consecuencias graves para el desarrollo nacional. En la visión de Mijares, el caudillo y el político utilizaron el poder para transformarse en grandes propietarios, comerciantes, banqueros e industriales. En otras palabras, no fue cierto una supuesta oligarquía que se produjo en el siglo XIX y que se convirtió en una clase social que embrutecía y explotaba a sus campesinos. Fue un invento de Antonio Leocadio Guzmán para atizar los conflictos entre los pobres y los ricos, mientras se enriquecía a través de los poderes públicos. Vociferaba contra esa virtual oligarquía, pero en el fondo se convirtió en un depredador de las tierras del gobierno. La Contraloría General de la Nación editó un conjunto de libros entre los cuales hay unos cuantos en los que se que retratan la galería de los hombres más ricos de Venezuela que fueron gobernantes a los largo del siglo XIX y parte del siglo XX.
En fin, desde la reflexión histórica de Augusto Mijares es fundamental un proyecto liberal que resuelva en forma inteligente y racional estos problemas derivados de la historia política y así instaurar una auténtica sociedad burguesa en Venezuela. Un Estado liberal que garantice un marco institucional que delimite las funciones del Estado y las funciones de la sociedad civil. Un Estado que proteja las libertades políticas y económicas de los individuos. Un Estado que garantice la propiedad como una condición esencial para el desarrollo de una sociedad capitalista en Venezuela. Así, liberalismo y Democracia, en la perspectiva de Augusto Mijares, definen el derrotero de una sociedad moderna en sintonía con las gigantes transformaciones liberales que se están gestando en el planeta.
Tomada de: Ideas en Libertad
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