Por El Nacional -agosto 16, 2021
Lo que no saben las generaciones que han visto la luz en estos últimos 20 años es lo que quiere decir el dicho que titula el editorial. Ninguno habrá oído la expresión porque ninguno ha tenido en sus manos una puya, como no sea que se la dejó de herencia algún bisabuelo o hasta tatarabuelo.
Puya era el nombre popular que le dieron los venezolanos a la moneda de 5 céntimos. La locha era la de 12,5 céntimos. Y gozar un puyero obviamente significaba que se experimentaba la máxima felicidad, sobre todo porque con esas monedas se podía comprar algo. Pero estamos hablando de la época de Guzmán Blanco.
La puya siguió siendo popular muchos años más, pues en aquella época, aunque había pocas libertades y adelantos modernos, la economía venezolana tenía cierta base y un crecimiento constante. Seguía siendo una Venezuela rural, con muchas desigualdades, pero el bolívar no tenía que ser despojado a cada rato de los ceros que lo acompañaban.
Pues resulta que el mandamás usurpador de Miraflores ahora quiere reeditar las monedas. Que la puya, el medio y el real vuelvan a aparecer. La primera pregunta es con qué dinero va a financiar su régimen el proceso de acuñar nuevas fracciones en metálico si se sabe (y él lo pregona a los cuatro vientos achacándole la culpa a las sanciones) que no tiene ni para los billetes nuevos; tanto, que van a seguir circulando los pocos que están en la calle por un tiempo.
Pero si eso fuera el único detalle de este nuevo disparate, pasaría como si nada. Sin embargo, la gran pregunta es, esa sí del billón de lochas, qué se puede comprar con una puya o con un real. ¿Qué valdrá 0,50? ¿El pasaje del Metro destartalado? ¿El subsidio del transporte estudiantil o de la tercera edad? Hay que tener en cuenta que 1 bolívar (a partir de octubre lo que era 1.000.000) ya no compra ni un caramelo. Con la mitad de uno ¿qué hace el venezolano? Imagínense con una puya.
Es obvio que lo que intenta y sigue intentando el sucesor de Chávez es distraer la atención de los reales problemas. Ni que le ponga el apellido de digital, ni que lo convierta en virtual ni que saque las puyas de los cochinitos de los bisabuelos va a poder alcanzar lo que tanto pregona, porque la tercera reconversión monetaria que ha lanzado el régimen nunca ha tenido el objetivo de recuperar la economía.
No es con medidas de este tipo que se revierte la inflación. Si realmente tuviera un equipo económico que fuera medianamente inteligente y en realidad estuviera al servicio del país, otro gallo cantaría. Mientras tanto, los únicos que están gozando un puyero son ellos, que tienen los bolsillos llenos de billetes, y de los verdes.
Tomada de: El Nacional
No hay comentarios:
Publicar un comentario