martes, 24 de agosto de 2021

Grito de auxilio / Editorial El Nacional martes 24ago2021

 

Por El Nacional -agosto 24, 2021

En el caso del Hospital de Niños J. M. de los Ríos nunca será suficiente lo que se denuncie, lo que se cuente o lo que se escriba. Es una de las mayores tragedias que ocurren actualmente en el país y afecta a tantas personas de manera tan profunda que es un pecado no hacerse solidario o no prestar un espacio en cualquier medio de comunicación para transmitir este grito de auxilio.


Lo más doloroso es que pareciera que Maduro y compañía no sienten absolutamente ninguna empatía, ni siquiera cuando se mencionan los nombres de los 12 niños que han muerto por falta de un trasplante solo en lo que va de 2021. Lo único que se limita a decir su ministro de Salud es que el programa de procura de órganos se suspendió por culpa de las sanciones impuestas por Estados Unidos.


Nada más falso que semejante afirmación. La falla en este y en muchos otros programas, como las ayudas para los niños con cáncer o los cardiópatas, dejaron de distribuirse en el hospital de niños y en otros centros de salud desde mucho antes de 2017, cuando comenzaron a aplicarse las medidas en contra de un grupo de funcionarios por violación de los derechos humanos o por corrupción y otros delitos.


La Comisión Interamericana de Derechos Humanos ha conocido del caso del J. M. de los Ríos y evaluado su situación con rigurosidad a partir de las denuncias de los afectados. Por eso en febrero de 2018 otorgó medidas cautelares a favor de los pacientes de Nefrología, pero también de Cardiología, Hematología, Neumonología, Medicina, Anatomía Patológica, Neurocirugía Pediátrica, Pediatría Integral, Nutrición, Medicina de Adolescentes, Neurología y Consulta Externa. Es decir, todo el hospital. Y no se tomaron esas medidas porque el deterioro ocurrió en solo un año, es algo que viene ocurriendo lentamente durante la gestión chavista.


Lo que denuncia el secretario de la Academia Venezolana de Medicina, Huniades Urbina, es prácticamente la paralización de los servicios. No hay capacidad de atención en unas instalaciones que fueron referencia regional. Y quien quiera ocultarlo o hacer como si este problema no existe es porque no le duele la infancia venezolana. Apenas 85 camas para hospitalización, cuando se sabe que los problemas de salud de los niños son tan graves, es un crimen. No solo se trata de unas máquinas de diálisis o trasplantes, se habla de medicamentos oncológicos y de quirófanos para cirugías.


Los padres y representantes y muchas organizaciones no gubernamentales se han dedicado a dar a conocer la terrible situación que tienen que afrontar los niños con enfermedades graves en el país. No es posible que ni siquiera por vergüenza la gestión de Maduro se digne por lo menos a invertir algo de dinero para que este centro de salud vuelva a funcionar y los médicos que todavía quedan allí puedan salvar vidas en vez de despedirlas.

Tomada de: El Nacional

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