Analítica21 mayo, 2025
Mayo avanza con una calma extraña, interrumpida por la presencia de hombres enmascarados y armados en distintos puntos de la ciudad. Visten de negro, como si quisieran parecerse a la muerte, proyectar una imagen de miedo.
Pero cuando se necesita causar temor con tanta insistencia, es porque, tal vez, el miedo ya no está donde solía estar. O simplemente, ya nadie les teme.Lo que sí se nota, y mucho, es la rabia contenida. El salario mínimo se acerca al dólar mensual, mientras algunos se sientan sin apuro en restaurantes donde una cena puede costar 60 dólares o más. No es que esos platos sean mejores que los de una arepera de barrio, pero el lujo parece importar más que la calidad.
La gente no es de palo. Observa. Siente. Y cada vez le resulta más evidente el abismo que separa a quienes sobreviven de quienes viven como si nada pasara.
Tomada de: analitica
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