El economista y consultor Leonardo Buniak dice que adoptar el código interbancario ruso MIR no es más que «retórica política» sin utilidad real.
El consultor y especialista en riesgo bancario, Leonardo Buniak, dice que la utilización del sistema de mensajería interbancario ruso MIR en Venezuela no es más que expresión de una «retórica política», porque este sistema no puede servir para reincorporar al país al sistema financiero internacional.
«Al Gobierno, el MIR le podría facilitar las cosas en operaciones de comercio compensado en una transacción bilateral, pero no es una respuesta para la economía venezolana», apunta el experto en entrevista con Banca y Negocios.
Para Buniak, el sistema de mensajería interbancario SWIFT, cuya moneda oficial es el dólar y está supervisado por la Reserva Federal de Estados Unidos, es el sistema dominante y no es posible tener acceso a la banca internacional sin estar afiliado.
El experto en gestión de riesgo bancario explica que el SWIFT es el sistema de mensajería interbancaria que usan 7.600 bancos en el mundo, entre ellos los más grandes, con presencia en 200 países; es decir, «en prácticamente todo el mundo, excepto algunos países como Rusia, Cuba, Corea del Norte».
Ni siquiera China puede escapar del SWIFT, porque el sistema de mensajería de la potencia asiática, conocido como CIPS, donde están incluidos 28 bancos chinos de manera directa, tiene un convenio con la administración del SWIFT que le permite hacer transacciones con 574 bancos internacionales.
«El SWIFT es un sistema que está bajo la jurisdicción del dólar de los Estados Unidos y está controlado por la Fed, por lo que Estados Unidos tiene el poder de excluir a cualquier banco del sistema. Eso le da a Estados Unidos un enorme poder económico, financiero y, por ende, de control político», explica Buniak.
¿Qué es el sistema MIR y cuál es su alcance?
Leonardo Buniak explica que, a raíz de la anexión rusa de la península de Crimea, antes territorio ucraniano, en 2014, Rusia comenzó a ser objeto de sanciones y fue excluida del sistema SWIFT.
«Y entonces Rusia comenzó a desarrollar un sistema propio, que es el MIR, para transferencias interbancarias. Se añadieron 300 bancos rusos, además de varios bancos de Bielorrusia, Armenia y Kazajistán, y otros países».
«Básicamente, estos países hacen frontera con Rusia y el MIR sirve fundamentalmente para el comercio intrarregional, pero sin poder utilizar ese código para operaciones internacionales, porque no es aceptado», señala Buniak con precisión.
– ¿Y cómo queda Venezuela en ese contexto?
– Lo que es al Estado, al gobierno, le podría facilitar algunas cosas, pero para el resto de la economía no tiene ningún sentido, porque Rusia no es un socio muy potente. Un ejemplo: de las exportaciones de China, que son de 3,8 trillones de dólares, Rusia representa apenas 2%.
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«Los principales clientes de China son Europa, Estados Unidos, Corea del Sur, Taiwán y Hong Kong, que suman casi el 80% de las ventas chinas», indica Buniak.
– ¿Y Venezuela no tiene otra alternativa?
– Francamente, no. No puede usar el sistema de mensajería chino, porque los chinos están conectados con el SWIFT y no se van a arriesgar a ser sancionados.
«Venezuela está excluida del sistema de SWIFT, porque perdió los bancos corresponsales, debido al control de cambio. Los bancos internacionales se autoexcluyeron por un tema de compliance, no es que Venezuela como país está excluida», aclara Buniak.
El problema de fondo es que las unidades de compliance «deben identificar, medir y gestionar los riesgos operativos y financieros, y sobre Venezuela hay una percepción como un país proclive a temas de corrupción administrativa y malas prácticas financieras. Por esa percepción la banca corresponsal se fue de Venezuela».
Los bancos venezolanos deben hacer enormes ejercicios para concretar transacciones internacionales, como abrir operaciones en Puerto Rico, Panamá o Las Antillas para permitir cierta fluidez y sumamente limitada, explica Buniak.
Opciones al dólar: ¿Existen realmente?
Según Buniak, esta ofensiva rusa por expandir su sistema de mensajería interbancaria, con todas sus limitaciones, es parte de una estrategia para tratar de generar un sistema monetario alternativo al dólar, con la participación de países latinoamericanos como Brasil, Argentina, Nicaragua y Venezuela.
«La verdad es que el MIR ruso no puede competir, por ejemplo, con el IBAN, que es el sistema de mensajería interbancaria de la Unión Europea. En este sistema están los 28 países miembros de la Unión Europea y otros de la Comunidad Económica Europea que tienen sus propias monedas, como Reino Unido, Suiza, Noruega, Islandia y otros», explica el experto.
Sin embargo, el código del sistema europeo debe combinarse con el código SWIFT para realizar operaciones fuera de la zona euro.
«Insisto en que el MIR puede ser parcialmente útil para operaciones entre gobiernos aliados, pero yo te reto a que le preguntes a un empresario brasileño exportador de cereales si está dispuesto a recibir rublos rusos, o pregúntale a un empresario chino si está dispuesto a recibir rublos rusos, a un empresario argentino si quiere recibir reales brasileños o a un empresario brasileño si quiere cobrar pesos argentinos», señala Buniak.
Y añade: «el dólar sigue siendo el rey y el sistema SWITF, donde están 7.600 bancos del mundo, es el dominante. Cualquier ejercicio que se quiera hacer en contrario es un asunto de absoluta retórica política, una gritería del discurso político. Con el código MIR en Venezuela solo se podría operar con bancos rusos».
Venezuela ya intentó fijar los precios petroleros en yuanes, recuerda Buniak para preguntar: «¿Tú crees que se vendió un solo barril de petróleo en yuanes que no fuera a China? Al final, los precios del mercado petrolero eran y son en dólares».
Tomada de: Banca y Negocios
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