Cuando Juan Guaidó Márquez cruzó la frontera hacia Colombia el domingo 19 de enero, medios de desinformación y propaganda al servicio del régimen usurpador se apresuraron a anunciar que había huido.
Del lado opositor, algunos le acusaron de haber viajado sin informar, como si todavía, después de tanto desmán, violencia y violación de los derechos humanos y políticos por parte de los esbirros de Maduro, la prudencia informativa, el cuidado en los desplazamientos, la protección de la agenda, la milimétrica planificación de los próximos movimientos, no fuesen un deber, no solo de Guaidó, sino también de los diputados a la Asamblea Nacional, de los dirigentes de los partidos políticos, de los periodistas y de los ciudadanos en general.
Pero estas alharacas duraron apenas unas horas. Guaidó fue recibido en Bogotá por el presidente de Colombia, Iván Duque, como jefe de Estado. Las imágenes que lo muestran llegando a la Casa de Nariño, luego de haber cruzado el Patio de Armas, son mucho más que un despliegue protocolar: constituyen un nuevo reconocimiento del gobierno de Colombia a la legitimidad de la Asamblea Nacional y de Guaidó como presidente encargado.
La participación de Guaidó, el lunes 20 de enero, en la III Conferencia Ministerial Hemisférica de Lucha contra del Terrorismo es un hecho clave, que no se ha destacado de forma suficiente. Participaron 18 países, la OEA, Naciones Unidas, entidades policiales como Interpol y Ameripol, y países observadores como Israel. No solo se analizaron y actualizaron temas de una amplia agenda, sino que en el documento que recoge los acuerdos, en el punto 9, se pone foco en una cuestión primordial: la peligrosa presencia del ELN en nuestro territorio. En Bogotá, además, se reunió con cancilleres de varios países de América Latina. También con Mike Pompeo, secretario de Estado del gobierno de Estados Unidos, quien, una vez más, denunció la crisis humanitaria que afecta a nuestro país y ratificó el apoyo de su gobierno a los demócratas venezolanos.
De Bogotá, Guaidó partió a Londres, donde se entrevistó, de forma privada, con Boris Johnson, en Downing Street. En las declaraciones del ministro de Relaciones Exteriores británico, Dominic Raab, hay una frase que lo dice todo: el apoyo británico a los esfuerzos de Guaidó es “sin fisuras”. A continuación, viajó a Bruselas donde sostuvo reuniones con Margaritis Schinas, vicepresidente de la Comisión Europea, y con Josep Borrell, jefe de la diplomacia europea. Algo más: sostuvo una reunión con los cancilleres del Grupo de Lima, lo que viene a darle seguimiento a la presión regional en contra del poder usurpador de Maduro.
En los 16 minutos que duró su intervención en el Foro Económico Mundial -Davos, Suiza-, ante líderes empresariales, sociales y políticos del mundo, Guaidó describió, de forma sumaria, el gravísimo estado de cosas en lo político, lo humanitario y en los derechos humanos, y concluyó con unas palabras que han sido reproducidas en los medios de todo el planeta: Solos no podemos, necesitamos la ayuda del mundo para enfrentar a un conglomerado criminal. En Davos se reunió con la canciller alemana, Angela Merkel, ante quien ratificó el objetivo de lograr unas elecciones libres y transparentes.
La gira está todavía en curso: hoy estará en Madrid. En esta última ciudad, entre otras actividades, intervendrá en un mitin en Puerta de Sol, cuya asistencia, probablemente, sobrepase las más optimistas expectativas.
Aun cuando la gira no ha concluido, desde ya puede afirmarse que su balance, todavía provisional, es notablemente positivo.
Guaidó ha logrado colocar, otra vez, la crisis de Venezuela como prioridad hemisférica y planetaria. Ha actualizado las denuncias contra el poder de Maduro, con especial énfasis en el intento del régimen, de destruir la legítima Asamblea Nacional. Ha logrado que gobiernos de tres continentes ratifiquen su apoyo a los demócratas venezolanos. Ha interactuado con exiliados, que se han concentrado en los lugares donde Guaidó permanecía reunido. Y, sobre todo, ha logrado estrechar los vínculos de gobiernos y fuerzas políticas internacionales, con la resistencia y la lucha de los demócratas venezolanos.
Tomada de: El Nacional
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