Más de 150 vacunas son desarrolladas actualmente por distintas empresas del mundo con apoyo de particulares y gobiernos, articulados para acelerar al máximo posible los tiempos y conseguir la que hasta ahora parece ser la única alternativa para superar la pandemia de coronavirus. De entre todos esos proyectos, destacan un puñado de candidatas
La pandemia de covid-19 empeora día a día a ocho meses después de que se detectaran los primeros casos en China. Ningún tratamiento o protocolo ha mostrado particular efectividad para contrarrestar de manera definitiva la propagación de la enfermedad o disminuir la tasa de muertes, por lo que la única solución a la que apuntan muchos expertos para superar la crisis es a la creación de una vacuna.
El pasado 10 de enero de 2020, China compartió el código genético del coronavirus de Wuhan, bautizado como 2019-nCoV, un nuevo miembro de la familia de este virus con una capacidad de contagio más feroz de lo que se había visto en otras formas de coronavirus, como el SARS-CoV que infectó a humanos entre 2002 y 2003, o el MERS-CoV que se detectó en 2012.
Una vez que el código genético fue de dominio público, una carrera por su estudio inició. Gobiernos y empresas privadas sumaron esfuerzos con algunos de los mejores especialistas del mundo para hallar posibles soluciones para afrontar la infección. A medida que fue extendiéndose el virus a lo largo del globo, la necesidad de una vacuna se hizo evidente.
Por este motivo, a inicios de año se empezó a trabajar en múltiples proyectos de vacunas. Farmacéuticas, instituciones y universidades en distintos países desarrollan sus propias candidatas con la esperanza de conseguir la respuesta a la inmunologización contra la enfermedad.
A principios de julio, la Organización Mundial de la Salud (OMS) señalaba que había alrededor de 160 ensayos de vacunas en todo el mundo. Las candidatas más avanzadas empezaron a atravesar sus fases de pruebas entre marzo y abril.
Las tres vacunas candidatas
Los resultados de estos esfuerzos conjuntos a nivel mundial han originado que actualmente tres proyectos se encuentren en las puertas de la fase 3 de ensayos clínicos, el último paso antes de iniciar la producción y comercialización en masa. En estas tres vacunas se concentran las esperanzas actuales de la humanidad en vencer la pandemia.
La mRNA-1273 de Moderna (Estados Unidos)
Una de las primeras vacunas en iniciar la fase 1 de pruebas en humanos fue la desarrollada por el laboratorio Moderna. La mRNA-1273 utiliza un ácido ribonucleico (ARN) que da instrucciones al organismo de producir proteínas que imiten la superficie externa del coronavirus, pero sin sus efectos nocivos, a lo que el cuerpo debería actuar con una respuesta inmune que haría ineficaz al verdadero virus una vez que trate de infectar a la persona.
Los resultados de la mRNA-1273 en la fase I fueron exitosos. Logró generar reacciones inmunológicas en 45 voluntarios sanos, con dosis que provocaron efectos secundarios moderados y no peligrosos para la salud de quienes participaron en el estudio.
La compañía logró superar también la fase 2 de pruebas clínicas, aunque los resultados no han sido publicados, por lo que se desconocen los detalles concretos. Sin embargo, ya anunció que pretende dar inicio a la fase 3 este 27 de julio, realizando ensayos en 87 lugares de Estados Unidos.
Moderna cuenta con apoyo del gobierno estadounidense, que ofreció más de 500 millones de dólares para financiar los experimentos y las pruebas a gran escala, en aras de acelerar los procedimientos al mayor punto posible.
Ad5 recombinante de CanSino Biologics (China)
China también está en el podio de la carrera de la mano de CanSino Biologics, por desarrollar la vacuna con el Instituto de Biotecnología y el Centro Provincial para el Control y Prevención de Enfermedades de Jiangsu, que consiguieron resultados positivos al culminar la fase 2 de la vacuna.
Se trata de una vacuna atenuada con un adenovirus humano (Ad5) recombinante caracterizado por su baja capacidad de replicación, que posee la proteína S del coronavirus, por lo que permitiría crear una reacción inmune en el organismo para combatirla a pesar de no tratarse del mismo virus.
508 voluntarios participaron en los ensayos, divididos en tres grupos: uno recibió una dosis baja y otro elevada, mientras que el último consumió un placebo. El 95% de los participantes del grupo que recibió la dosis alta y el 91% de la cantidad baja desarrollaron anticuerpos. En torno a un 70% de los integrantes de ambos grupos padecieron reacciones leves o moderadas como fiebre, fatiga o dolor en la zona de la inyección.
Los resultados dieron pie a que los investigadores contemplaran la necesidad de incrementar la dosis suministrada a las personas de la tercera edad, al ser las más indefensas ante el virus.
Así lo afirmó el investigador principal del estudio, Wei Chen, profesor del Instituto de Biotecnología de Pekín, al precisar que «es posible que se necesite una dosis adicional para inducir una respuesta inmune más fuerte en la población de edad avanzada, pero se están realizando más investigaciones para evaluarlo».
ChAdOx1 nCoV-19 de Oxford y AstraZeneca (Reino Unido)
Pero entre las vacunas candidatas, la que ha atrapado las miradas del mundo es la desarrollada por la Universidad de Oxford con apoyo de AstraZeneca, debido a sus resultados positivos en la fase 2 con más de 1.000 voluntarios y escasos efectos secundarios.
La ChAdOx1 nCoV-19 utiliza un tipo de adenovirus de chimpancé recombinante que carece de la capacidad para replicarse y expresa la proteína S del coronavirus, similar a la que desarrollan en China.
Los resultados revelaron que la vacuna indujo «fuertes respuestas inmunológicas» tanto celulares como hormonales, que se mantuvieron hasta el día 56 del ensayo. Por lo tanto, los investigadores creen que estas respuestas serían mayores con una segunda dosis, como ocurrió con un subgrupo de 10 individuos al que se le aplicó la ChAdOx1 nCoV-19 en dos ocasiones.
Más allá de la respuesta positiva en una muestra más amplia que los otros estudios y de los 56 días de reacciones inmunitarias, quizás el factor que más esperanzas brinda es que se produjeran defensas celulares y hormonales, según el director de la investigación y profesor de Oxford, Andrew Pollard.
«Esperamos que esto signifique que el sistema inmunitario recordará el virus, de modo que nuestra vacuna protegerá a las personas durante un período prolongado», argumentó.
No obstante, aclaró que es necesario ampliar las investigaciones y estudiar las reacciones durante más tiempo para confirmar que la vacuna puede proteger eficazmente el organismo contra la SARS-CoV-2, de igual forma que determinar el tiempo de duración de esta protección.
Otro aspecto favorecedor para la propuesta de Oxford es que AstraZeneca alcanzó un acuerdo, en el que figuró el millonario Bill Gates, para incrementar su capacidad de producción a hasta 2.000 millones de dosis, de las cuales, unos 300 millones serán otorgadas a la Coalición para las Innovaciones en Preparación para Epidemias (CEPI, por sus siglas en inglés) y a la Alianza Mundial para Vacunas e Inmunización (conocida como GAVI, por sus siglas) para que estos entes se encarguen de distribuirlas de manera «justa y equitativa», especialmente en los países con menos posibilidades de comprarlas.
La apuesta de Rusia
En un segundo plano, Rusia celebra sus avances con confianza pero hermetismo y ha decidido apostar sus fichas a la vacuna creada por el Centro Nacional de Epidemiología y Microbiología Gamaleya, con respaldo del Ministerio de Defensa ruso.
Aunque los datos de los ensayos clínicos no han sido publicados aún, las autoridades señalan que culminó la fase 1 con éxito, la particularidad en este caso es que la vacuna, basada también en el adenovirus humano mezclado con la proteína S del SARS CoV-2, ha sido probada en las élites económicas del país Europeo, según reportó Bloomberg.
Ejecutivos importantes de compañías como el gigante de aluminio United Co. Rusal, millonarios y altos funcionarios del gobierno habrían tenido acceso a la vacuna experimental pese a la escasa data recopilada hasta el momento. De acuerdo con el portavoz del presidente Vladimir Putin, este no se encuentra incluido en este grupo. «Probablemente no sería una buena idea usar una vacuna no certificada con el jefe de Estado», declaró.
La fase 2 se encuentra en desarrollo y aunque los voluntarios completaron su participación, se hará seguimiento de los resultados hasta el 4 de agosto. Los resultados preliminares de los últimos análisis muestran «de manera inequívoca que todos los voluntarios desarrollaron una respuesta inmunitaria», informó el Ministerio de Defensa de Rusia, para luego aclarar que hasta el momento los ensayos no han dado indicios de complicaciones ni efectos secundarios graves.
Esperanzas rezagadas de Pfizer y BioNTech
A inicios de julio, Pfizer y BioNTech presentaron los alentadores resultados preliminares de una serie de pruebas clínicas en humanos realizadas en la fase 1/2 -una combinación entre las fases 1 y 2 para obtener resultados más rápido-, y un reciente informe con un análisis más detallado confirma que esta candidata está lejos de descartarse.
Este proyecto desarrollado en Alemania y Estados Unidos ofrece dos vacunas candidatas arropadas bajo el programa ‘BNT162‘. Los resultados prometedores los obtuvo la BNT162b1, que funciona a partir de la codificación del dominio de receptor de unión (el segmento de un receptor celular que interactúa con la proteína) de la proteína S del SARS-CoV-2 modificado.
Para los ensayos clínicos en Estados Unidos, otorgaron dos dosis escaladas de distintas cantidades con 21 días de separación a voluntarios sanos de entre 18 y 55 años de edad. Las inyecciones produjeron reacciones secundarias leves o moderadas de dolor de cabeza, fatiga, dolor muscular, en las articulaciones o escalofríos, excepto por un reporte de dolor severo ante la dosis más alta.
Para todas las dosis se observaron modestos aumentos de los niveles de neutralización del virus 21 días después de suministrarlas por primera vez y niveles neutralizantes muy superiores siete días después de inyectar la segunda dosis. Todavía se estudia la durabilidad de esta neutralización y se esperan los resultados de los estudios realizados en Alemania. Ambas compañías esperan iniciar la fase 3 de las pruebas con alrededor de 30.000 participantes para finales de julio.
Si los resultados son exitosos y reciben el beneplácito de las autoridades reguladoras, Pfizer y BioNTech esperan producir hasta 100 millones de dosis para finales de 2020, y proyectan unas 1.200 millones para el término de 2021.
Estas cinco candidatas ofrecen data suficiente para esperanzarse con una posible vacuna eficiente contra el coronavirus. No obstante, incluso las que se encuentran en fase 3 deben superar un largo camino repleto de pruebas, estudios minuciosos e incluso trámites legales para salir al mercado.
Tomada de: TalCualDigital
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