Analítica10 agosto, 20230
Acaba de realizarse la reunión de los Jefes de Estado y de Gobierno de los países miembros de la Organización del Tratado de Cooperación Amazónica (OTCA) en Belem, Brasil, con el objetivo de buscar mecanismos que permitan preservar la Amazonía ante los desmanes ambientales, en una zona tan importante para la humanidad.
Probablemente esta Cumbre será una de tantas en las que se emiten discursos rimbombantes, que no vienen acompañados de ningún tipo de voluntad política para ejecutar las promesas vacías lanzadas ante las cámaras.
La parte venezolana, estuvo representada por la vicepresidenta Delcy Rodríguez, quien planteó, entre otros aspectos, la declaratoria de una emergencia regional de los países amazónicos, y la necesidad de entender que se vive una verdadera crisis cuando “observamos la significancia y cuando sabemos la afectación que existe en la cuenca amazónica”.
Pero la realidad es que la política impulsada por el Gobierno de Nicolás Maduro, empleada desde febrero de 2016 denominada “Arco Minero”, lo que ha hecho es explotar en forma inmisericorde la zona con la finalidad de explotar oro, diamantes, coltán y otros minerales, con un grave impacto para el ecosistema y los pueblos indígenas. En el sur venezolano conviven mafias criminales de Brasil, Guyana, Venezuela y Colombia, que incluye la participación ilegal de funcionarios de la Fuerza Armada y de su Gobierno.
Mientras tanto, del lado brasileño, miles de garimpeiros aprovechan la inacción de su Fuerza Armada para devastar la selva. Es por eso que hay poco que esperar de resultados concretos de esa Cumbre, sólo discursos silenciados por el ruido de las sierras y motobombas que destruyen árboles, contaminan ríos y esclavizan a los pueblos originarios.
Tomada de: Analítica
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