lunes, 7 de agosto de 2023

Muere William Friedkin, director de El exorcista y The French Connection

 

(Crédito: Jon Kopaloff/Getty Images for TCM)

JORGE BENÍTEZ

El cineasta fallece a los 87 años con un Oscar y uno de los más grandes taquillazos de la historia gracias al clásico de terror sobre el diablo


Era uno de los representantes más dotados del Nuevo Hollywood que revolucionó para siempre la industria del cine. Su prestigio y sus éxitos de taquilla en los años 70, sobre todo con El exorcista (en su momento récord de recaudación) le auguraban un futuro como uno de los más grandes. Sin embargo, William Friedkin se estrelló. De un inicio fulgurante pasó a un buen puñado de bodrios y la marginalidad injusta impuesta por los magnates de los estudios.


Quizás Friedkin pudo hacer más de lo que hizo, pero lo hecho merece el máximo de los respetos. Se va un grande.


El cineasta falleció esta tarde a los 87 años, según informa la revista Variety, en su casa de Los Ángeles. Su última aparición pública de gran trascendencia fue hace una década en el Festival de Cine de Venecia, donde se le reconoció con el León de Oro a toda su trayectoria.


Friedkin formó parte de una generación brillante de cineastas que revolucionó el sistema de estudios, haciendo películas que eran provocativas e individualistas. De la generación de Francis Ford Coppola, Martin Scorsese y Brian de Palma, para muchos su talento precoz estaba demasiado unido a esa soberbia de joven genio. Alfred Hitchcock le regaño por no usar corbata en los rodajes cuando le contrató para su programa televisivo de terror, y eso no le gustó a Friedkin, gran admirador del maestro. Su venganza llegó años después cuando ganó el Premio del Sindicato de Directores por The French Connection, que en España se tradujo como Contra el imperio de la droga. Al subir al estrado a recoger el galardón, señaló a la pajarita de su esmoquin y le susurró al director de Vértigo con soberbia: "¿Qué te parece la corbata, Hitch?"


Vamos, que Friedkin era de todo menos humilde.


Aunque The French Connection (1971), con una de las persecuciones más espectaculares de la historia del cine y con nuestro Fernando Rey de malo, fue un éxito de crítica y público y ganó el Oscar a mejor película, sería con El exorcista (1973) cuando Friedkin alcanzó una dimensión estratosférica como realizador.

Friedkin y Linda Blair en el rodaje de 'El exorcista'

La película se estrenó en Estados Unidos en las navidades de 1973. En España lo haría el 1 de septiembre de 1975. Gustó tanto al público que se convirtió en un fenómeno cultural. El impacto fue tan grande que en las proyecciones había desmayos y ataques de pánico. Muchos abandonaron la sala, pero el resto la vieron una y otra vez.


Aparte de recibir un notable número de premios -entre los que se cuentan también cuatro Globos de Oro-, en una encuesta realizada en 2008, El exorcista fue elegida como la mejor producción de terror de la historia, situándose por delante, en aquel momento, de El resplandor, de Stanley Kubrick, y Halloween, de John Carpenter.


Desde la cima, la intención de Friedkin era la de realizar una gran película de ciencia ficción que mezclaba extraterrestres con el triángulo de las Bermudas, pero se encontró con un Steven Spielberg que preparaba sus Encuentros en la tercera fase. Friedkin tomó entonces la peor decisión de su carrera. Rodó Carga maldita, el remake que siempre quiso hacer de El salario del miedo, clásico francés de Henri-Georges Clouzot, a pesar de las advertencias de muchos de sus colegas. La película fue un fracaso. Era muy irregular, aunque él siempre la defendió, y además tuvo la mala suerte de que el estreno se programara una semana después de una película de naves espaciales de un buen amigo suyo llamado George Lucas: La guerra de las galaxias.


Luke Skywalker arrasó con su proyecto, su ego y, lo que era peor, la fama de niño prodigio de Hollywood. Ya no se levantaría.


Friedkin escribió unas muy interesantes memorias, The Friedkin Connection y su sabiduría cinematográfica deslumbró a alumnos de escuelas de cine de todo el mundo. Venía de una familia pobre y a los veintitantos se había hecho rico. Resulta muy interesante como describía la pobreza que conoció de niño en un hogar de judíos de origen ucraniano en el que no tenía acceso a libros y películas. "Los tipos con los que salía, como yo, no tenían una brújula moral", escribió. "Literalmente no sabía la diferencia entre el bien y el mal".

Tomada de: El Mundo es.

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