Analítica14 febrero, 2024
Para el florecimiento de una democracia, resulta imperativo contar con una justicia política, la cual se fundamenta en fomentar de manera equitativa la cooperación social entre ciudadanos que son libres e iguales. Sin embargo, este objetivo es inalcanzable sin la tolerancia hacia ideas, ideologías y creencias religiosas opuestas, elementos fundamentales que constituyen la esencia misma de una sociedad democrática.
Quizás, lo más trascendental para el éxito de un régimen democrático radique en la aplicación de lo que Benjamin Constant denominó como la «libertad de los modernos». Esto abarca la libertad de pensamiento y conciencia, el respeto a los derechos humanos, el derecho de propiedad y el Estado de derecho, que, en su esencia, se fundamenta en la separación de los diversos poderes del Estado.
En la Venezuela actual, lamentablemente, ninguna de estas condiciones prevalece, lo que significa que la lucha por el cambio consiste precisamente en asegurar la igualdad de oportunidades a través del riguroso cumplimiento de las libertades individuales.
Tomada de: Analítica
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