RAMÓN RIVAS AGUILAR / IDEAS EN LIBERTAD 23AGO2020
A
Antonio Vale
SU FINA IRONÍA ENALTECE LA ERA CLÁSICA DEL MUNDO HELENÍSTICO
AGUDA, PENETRANTE, ATREVIDA, AUDAZ, SARCÁSTICA, CAUSTICA, VOLCÁNICA Y APLASTANTE CONTRA EL TIRANO QUE PRETENDE NEGAR EN EL MORTAL SU BELLA FICCIÓN: EL DESEO DE SER LIBRE PARA EL GOCE DIVINO DE LA VIDA
AQUELLA TARDE DEL MES DE AGOSTO UN ENCUENTRO MARAVILLOSO ENTRE HORIZONTES DE LAS ALTAS MONTAÑAS DEL SOL DE LOS VENADOS Y LA LEJANÍA DE LAS CASAS DE LOS TECHOS ROJOS PROLONGANDO SU MIRADA HACIA EL MAR CARIBE
LA FICCIÓN IMAGINANDO EL RETORNO A LAS RAÍCES
DESCUBRIENDO LA GIGANTESCA OBRA LITERARIA, POLICIAL Y JUSTICIERA DEL ESCRITOR MEXICANO JORGE VOLPI
INSTANTES DIVINOS QUE DEPARA LA MAGIA Y LOS MISTERIOS DE LA EXISTENCIA HUMANA
En el jardín de los olores y los mestizos colores, en la ciudad de los viejos trapiches, el jardín de la calle Flamboyán, un bello zafiro coquetea con la humedad de los cielos y las gigantescas miradas de sus pinos, un entorno para meditar sobre la existencia humana, viene a mi frágil memoria el milagro que despertó la riqueza espiritual e intelectual del mundo moderno: el Renacimiento. Fue un movimiento cultural que hizo del hombre «el monarca del universo». El hombre, se emancipó de unas de unas cuentas creencias, que nutría su esperanza celestial, despreciando el bello placer que provoca la vida en el mundo terrenal. En ese largo período histórico, como lo fue el medioevo, el hombre renunció al gozo divino de la vida y se entregó a unas imágenes representadas en las bóvedas celestiales.
El hombre del Renacimiento, según el historiador francés Michelet, descubrió dos dimensiones gigantescas del universo: el descubrimiento del mundo exterior y el descubrimiento del goce de la vida. Fue una faena titánica para los espíritus que contribuyeron a cambiar una civilización que se regía por la figura de Eloim, del rey y del sacerdote. En esa perspectiva, los movimientos religiosos, místicos, heréticos, y los genios del arte sentaron los principios fundamentales que hicieron del hombre el sendero para potenciar en forma infinita su libertad creadora y dirigir su destino vital sin la arrogancia de los cielos lejanos.
El Renacimiento acabó con la intolerancia, con los fundamentalismos y los mesianismos. Al mismo tiempo, un atajo para que el hombre, un ser digno de si mismo y responsable de sus actos y consecuencias de sus acciones. Por tanto, la patria de Miranda, de Andrés Bello, de Juan Germán Roscio, sumida en una profunda crisis histórica, debe meditar sobre la importancia del Renacimiento como aliciente espiritual para liberarse de tantas ideas falsas ligadas al mundo subterráneo del oro negro. La nación requiere de una reforma intelectual para forjar una sociedad libre sin las muletillas de la cultura del subsidio. Una sociedad que recobre las eternas afirmaciones de nuestro querido filósofo Kant conectadas a la necesidad de un hombre moral que haga de su vida su propio camino sin las ataduras del estatismo, del pragmatismo, del clientelismo. Una sociedad que no siga añorando para su felicidad unas cuantas vetas del oro negro. Un reto para una élite que tenga el valor y el coraje intelectual de asumir sin temor y sin chantaje e intimidación, la necesidad de establecer las bases de un proyecto liberal en sintonía con las gigantescas transformaciones que se están dando en la historia universal. Un proyecto liberal que arranque de la conciencia de los venezolanos la creencia de que su destino está en el subsuelo. El destino del hombre es el mismo con su libertad, su dignidad, su empresarialidad y un ser éticamente responsable con su sociedad.
Referencias
Imagen: obra «The Renaissance of Venus» de Walter Crane
Tomada de: Ideas en Libertad
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