RAMÓN RIVAS AGUILAR / IDEAS EN LIBERTAD 27SEPT2020
Es menester reflexionar a partir del legado de Von Mises y Frédéric Bastiat
A VON MISES
El más importante de los economistas de todos los tiempos
La acción humana: el fundamento y causa última de la prosperidad material y cultural de las naciones.
El libre mercado, la propiedad privada, la división del trabajo, el intercambio, el dinero la clave para salir de la pobreza y las desigualdades sociales originadas por la cultura del subsidio
El Estado liberal y federal su función sagrada: proteger la sociedad libre de los peligros del populismo, la demagogia, de los socialismos y los estatismos
A FRÉDÉRIC BASTIAT
Uno de los liberales más prestigiosos de la Europa del siglo XIX
El más importante liberal de la historia política de Francia
Su obra escrita de ingenio e ironía contra todos los sofismas económicos, sociales y políticos de quienes cautivaron las ideas perversas y malsanas alrededor del estatismo, del nacionalismo y del proteccionismo
“LO QUE SE VE”: los supuestos beneficios a la humanidad de las políticas del gasto público, del endeudamiento, del salario mínimo, de los controles de precios y otras regulaciones. Los malos economistas, los economistas de la inmediatez, los responsables de los desastres económicos y sociales, como resultado de esas políticas.
“LO QUE NO SE VE”: el libre mercado fuente última del crecimiento económico y social de las sociedades en general.
El orden espontáneo de mercado es el mecanismo natural para que los individuos con sus saberes y especializaciones descubran sus oportunidades para beneficiarse y beneficiar a otros mediante la división del trabajo y el intercambio. Un acto natural en que se coordina de forma espontánea millones de actividades comerciales y financieras sin generar caos y desorden económico.
A esta hora en el planeta almuerzan miles y miles y miles de millones de personas: cómo ocurre un acto tan maravilloso como este sino es por la presencia de un orden espontáneo de mercado. Es imposible estructuralmente que el estatismo y el intervencionismo organicen una actividad tan gigantesca como ésta a lo largo y ancho de la tierra.
El Estado una ficción en la que todos quieren vivir de todos capturando renta por vía impositiva. Es lo que él llamó expoliación legal
El libre comercio la cura contra el proteccionismo y el nacionalismo
Es mejor producir y vender libremente entre las naciones que hacer la guerra
El fundamento último del proyecto político de origen revolucionario y bolivariano: la demolición de la república y el “capitalismo neoliberal y tecnocrático” con la finalidad de crear un marco institucional de naturaleza plebiscitaria y colectivista. Un Estado y una democracia comunal con todos los ingredientes culturales del indigenismo y el africanismo tercermundista.
Las consecuencias históricas de ese modelo ideológico, el fin de la democracia representativa y una poderosa estatización de la vida material y cultural de la nación.
La ironía de esa inmensa riqueza fiscal, derivada del ingreso petrolero, fue su destino final: la capitalización de esa renta en el circuito económico- mercantil y financiero del capitalismo global y, como consecuencia, la imposibilidad estructural de un tipo de socialismo que le traería al venezolano y al mundo las cautivantes brisas del mar de la felicidad. Así, pues, la utopía caribeña que tanto fascinó al quijote de los océanos, Cristóbal Colón, se disipó con el resplandor del sol en las aguas profundas del lago de Maracaibo.
Por lo tanto, el legado político de esa revolución que pretendía conducir al país hacia la implantación del hombre nuevo, del buen salvaje, del buen revolucionario, en fin, el paraíso, el retorno del poder simbólico de la moneda más poderosa del mundo: el dólar. Aún más: con los últimos acuerdos económicos entre China y EE.UU en materia de libre comercio, el dólar como moneda y divisa, continuara manteniendo su hegemonía económica, comercial, financieras, por unas cuantas décadas.
El colapso estructural del Estado, como fruto de una gigantesca estatización de la vida nacional y por supuesto, la ruina material y cultural de la nación, impulsó la capacidad empresarial, creativa e innovadora de miles de venezolanos, generando de forma espontánea, al margen del estatismo, los primeros signos de un proceso de mercado. La mano invisible, los precios de mercado, los impulsos primarios que generan bienes y servicios, para el intercambio, donde todos ganan, odiados por los representantes del capitalismo rentístico, del capitalismo compiche, del capitalismo corporativo, y toda la gama de la rama política y cultural de la izquierda y la derecha, subsidiada por el intervencionismo.
A lo largo y ancho del territorio nacional germina de forma espontánea un proceso de mercado con repercusiones significativas en el concierto de las naciones. Sí. El inicio del fin del estatismo, del colectivismo, del totalitarismo y el nacimiento del libre mercado en Venezuela, una referencia política e ideológica global. En otras palabras, la nación del insigne civilista Don Cecilio Acosta, revela la síntesis de las contradicciones y las paradojas de un planeta en la se enfrenta el poder del estatismo, del populismo, del totalitarismo, del mesianismo, del fundamentalismo y el liberalismo, el federalismo y el libre mercado. Una lucha histórica que se desata en nuestra nación con unas implicaciones extraordinarias tanto en Occidente como en Oriente. El triunfo de la libertad sobre el totalitarismo celestial y terrenal, representa el éxito de la libertad y el mercado en la era global. De lo contrario, el planeta correría el peligro de ser dominada por las fuerzas del estatismo y el intervencionismo.
El proceso de mercado que se ha gestado a lo largo y ancho del territorio nacional, es la muestra de que el estatismo y el planismo fueron incapaces de propiciar un orden social favorable a la libertad individual como motor de la prosperidad material y espiritual. El fracaso histórico de la cultura del subsidio que pretendió la sustitución de la acción humana por un poderoso capitalismo de estado, que resultó en el planeta inmoral, corrupto e improductivo. Un capitalismo chimbo que favoreció a un tipo de empresario y a un tipo de político, subsidiado por esfuerzo ajeno, mediante captura de renta, para “favorecer supuestamente el bien común”. Son las mentirillas populistas y demagógicas que utilizan los políticos con la falsa tesis histórica de que a los empresarios hay que quitarle riqueza para dárselo a los pobres. Los más favorecidos con esas conductas perversas y malsanas son los políticos y los empresarios holgazanes y parásitos del tesoro público. Dinero que constituye la fuente de riqueza que generan los verdaderos empresarios.
Hoy en Venezuela, en cada uno de los lugares del territorio nacional se percibe un hormigueo mercantil, un tipo de cambio espontáneo sin crear caos y desorden monetario y cambiario.
Estamos en presencia de una transición histórica de una economía estatista, colectivista y comunal a una economía de libre mercado. El viejo Adam Smith, reclama desde Escocia una obra intelectual que recoja en sus páginas la vida cotidiana de una nación, de miles de hombres y de mujeres, con saberes y distintos oficios, especializaciones, en el marco de una división del trabajo, produciendo bienes y servicios en la que todos salen favorecidos. Así, nace en la provincia de Venezuela una riqueza material y cultural, como resultado del esfuerzo individual sin las muletas del estatismo.
Por lo tanto, la posibilidad teórica de la ciencia económica, de la economía política para explorar desde una perspectiva no rentística una teoría de mercado para un país que se encamina, definitivamente, hacia una sociedad liberal. Los viejos intelectuales del rentismo, los mercaderes del saber, en el ocaso, no comprendieron en su justa dimensión histórica lo que representaría el enfoque de la renta del suelo desde el punto de vista conceptual, político e ideológico en el destino material y espiritual de la nación. En otras palabras, las consecuencias teóricas y políticas del rentismo produjo una gigantesca estatización, colectivización y comunal de la vida económica, social y cultural de la nación.
El resultado final de esos enunciados teóricos y políticos la ruina total del territorio nacional.
No obstante, la bancarrota total de la vida económica, social y cultural potenció la capacidad empresarial, creativa e innovadora de los venezolanos generando los primeros signos de una economía de libre mercado. Una revolución cultural que está animando a hombres y mujeres de este territorio, que confían en sus esfuerzos personales e individuales para convertirse en auténticos productores y comerciantes capitalistas. Un proceso de mercado de forma espontánea está transformado de manera radical de como producir, intercambiar y consumir de forma pacífica y voluntaria sin el estatismo y el planismo.
Desde el punto de vista teórico, se percibe el inicio del fin de la economía política del rentismo. Al mismo tiempo, la necesidad de promover nuevos enunciados en torno a una economía política que sienta las bases de una doctrina de mercado para la Venezuela liberal del futuro. Un futuro que está picoteando al venezolano desde el presente.
Referencias
Imagen: obra «The New-born» de Georges De La Tour
Tomada de: Ideas en Libertad
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