RAMÓN RIVAS AGUILAR / IDEAS EN LIBERTAD 14MAR2021
José María Vargas, republicano, liberal y civilista, abarcó los más diversos saberes del conocimiento universal: desde las ciencias naturales hasta las ciencias del espíritu. Fue un estudioso del mundo natural e hizo descubrimientos significativos en el campo de la mineralogía en la provincia de Venezuela. Fascinó por la química y la mineralogía, siendo uno de los divulgadores más importantes en la Universidad Central de Venezuela.
De allí, el papel de la ciencia y la tecnología en el porvenir de los pueblos. Al mismo tiempo, no dejó de estudiar e investigar sobre el campo de las humanidades. Conservó en su ánima la belleza intelectual del renacimiento. Es decir, el alma que regocija la grandeza de la libertad y la dignidad humana contra el personalismo, la opresión y el autoritarismo.
Dentro de ese horizonte, defendió con dignidad y coraje la libertad de pensamiento. Así, lo demostró como gobernante y parlamentario. La libertad, según él, la fuente espiritual que enriquece digna y responsable la vida de los seres humanos con todas las consecuencias de que derivan de sus propias decisiones y actos. El hombre, en su soledad radical, decide su destino vital desde lo más íntimo de su individualidad. Un auténtico liberal comprometido no solo con él sino con la república. De allí, que no haya contradicción en ser liberal y republicano.
Rechazó la salida militar como el camino para resolver los problemas fundamentales de la Provincia de Venezuela. Los caudillos, los personalismos y los bolivarianos, no eran las alternativas para el futuro republicano, liberal y civilista de la nación. No. El camino era promover gobiernos democráticos la senda para la prosperidad material y cultural de las naciones. De igual modo, El amor por las humanidades en el ánima de José María Vargas, era vital para fortalecer la libertad y la ciencia en un mundo libre. Por ello, su pasión por la academia, la enseñanza y la investigación científica. Un campo fértil para la producción de conocimiento y su impacto en el desarrollo de la nación. Para él, la universidad el campo para impulsar el apetito por la curiosidad, la investigación, la verdad, así como también la ciencia del espíritu. La universidad, recoge en su alma el saber universal como el camino de la libertad contra la superstición, la politiquería y el personalismo. La universidad fuente del saber para estar en sintonía con los tiempos históricos. Lo demostró como educador, pedagogo y científico al develar en sus escolares cuanto conocimiento se producía en una época histórica en la que la ciencia y la tecnología estaban marcando el esplendor del liberalismo, del capitalismo, del maquinismo, del industrialismo, donde el vapor recorría los rincones de la geografía planetaria. José María Vargas, hijo de su tiempo histórico.
Vislumbró el potencial minero de la otrora provincia de Venezuela. Aun cuando existía en la sociedad venezolana la cultura por la tierra, por el fisiocratismo, no había que subestimar la riqueza minera que se encontraba a lo largo y ancho de la geografía nacional. Una riqueza propiedad del Estado que debía ser explotada por particulares, desde su perspectiva liberal. No era de la opinión de que el Estado asumiera directamente la explotación de la minería del país. No. La experiencia histórica demostró lo ineficiente, lo improductivo y lo corrupto del estatismo y el intervencionismo imperial y colonial. Son los empresarios, los creadores e innovadores, quienes deben asumir los desafíos, los riegos y las oportunidades que demanda la explotación de la riqueza minera. Dentro de esa perspectiva liberal, una de las iniciativas políticas que emprendió como gobernante civilista fue la de respaldar la obra histórica de la Sociedad Económica de Amigos del País (1830), una institución liberal que trazó las bases intelectuales para la constitución de una sociedad abierta y en sintonía con la dinámica liberal, liderada por la Inglaterra que dejó atrás los vicios y las perversiones del sistema proteccionista y mercantilista.
Pues, bien: en el año de 1839 el joven Vargas recibió una carta del Secretario del Ministerio de Hacienda, en la que le hizo llegar una muestra de un mineral para determinar su naturaleza y recomendará algún tipo de medida que el gobierno pudiera sacar alguna utilidad. Examinó el mineral y sacó algunas conclusiones de interés tanto para el Estado como para los empresarios.
En primer lugar, se trataba de un mineral denominado asfalto. Un descubrimiento importante y la posibilidad de que en un futuro no muy lejano la nación nadaría en un manto de asfalto: como efecto ocurrió a finales del siglo XIX y del XX. En segundo lugar, determinó la variedad de sus usos. Y, en tercer lugar, Venezuela tendría un gran porvenir con la explotación del carbón, del asfalto y del petróleo.
Finalmente, Recomendó al Secretario del Ministerio de Hacienda, la conveniencia de que el gobierno venezolano dejara en manos privada la explotación de tales minerales. Por un lado, el sector privado asumiría los riesgos y los costos de la explotación de las minas; y, por el otro, el gobierno obtendría un beneficio fiscal, por ser propietario de tal riqueza.
En consecuencia, José María Vargas defendió el federalismo, el liberalismo y la democracia como el camino histórico para enaltecer y engrandecer el porvenir de la nación. Asimismo, confío en que los empresarios tenían la responsabilidad de la explotación de la riqueza minera, distribuida de forma desigual a lo largo y ancho del territorio nacional. Republicanismo, liberalismo, federalismo, civilismo y libre empresa y minería en el ánima de José María Vargas.
Referencias
Imagen: José María Vargas por Martín Tovar y Tovar
Tomada de: Ideas en Libertad
No hay comentarios:
Publicar un comentario