viernes, 5 de marzo de 2021

La sonrisa de Bachelet/Editorial El Nacional 5mar2021

 

Por El Nacional -March 5, 2021

Foto: @jaarreaza

Maduro se reunió el pasado miércoles a través de una conocida plataforma con la alta representante de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet. Una ocasión que no desaprovechó su canciller Jorge Arreaza para publicar algunas fotos de dicho encuentro cibernético, en las que se puede ver a la expresidente de Chile sonriente y cómoda, como cuando se disfruta de una grata conversación con un amigo.

Al parecer, los temas fueron el impacto negativo de las sanciones internacionales impuestas contra el régimen y la “política para controlar el covid-19”. Los reunidos nadaban en el mismo mar de la felicidad del fallecido Chávez y la conveniencia política del momento para el dictador.


Pero la realidad de dichas imágenes es lo que muchos representantes de organizaciones no gubernamentales y personalidades –nacionales e internacionales– saben y comentan: la afinidad ideológica que tienen ambos y que permite que la funcionaria de la ONU se esfuerce en darle mil oportunidades a la barbarie de un régimen opresor, a pesar de los informes que su equipo –sobre todo el que trabajaba con el anterior alto comisionado y que ha sido poco a poco disuelto–  ha realizado y que demuestran lo que ocurre en materia de derechos humanos en el país.


Precisamente esta semana Michelle Bachelet manifestó que acogía con beneplácito la imputación a los supuestos implicados en el caso del asesinato por torturas del capitán Acosta Arévalo, cuando se sabe que estos perfectos desconocidos fungen como custodios en la DGCIM, mientras los verdaderos asesinos y su cadena de mando andan sueltos. Además, agradeció a la dictadura permitirle entrar a los sótanos de ese organismo de inteligencia, cuya existencia por sí sola viola los estándares mínimos de reclusión de las Naciones Unidas. Se trató de una perfecta visita “guiada”, la última encabezada por el señalado como uno de los más crueles torturadores, el ahora coronel Alexander Granko Arteaga.


Lo que no sabemos es si Michelle mencionó en la cordial reunión la nueva detención del diputado Gilberto Sojo; la denuncia de cientos de familiares de presos políticos a los que desde hace un año no han podido ver; las denuncias sobre los abusos de poder e irregularidades que se están produciendo en los juicios sumarios a los detenidos políticos, como por ejemplo el realizado la pasada semana contra los que son culpados de supuestos actos conspirativos, que incluyen al estadounidense Matthew John Heath y en el cual la juez Carol Padilla impidió e inadmitió todas las pruebas que los abogados de la defensa presentaron, ordenando el pase a juicio y acusando al estadounidense de “traición a la patria”, entre otras barbaridades.


Tampoco sabemos si entre risas Michelle dijo algo sobre las destrucción de la selva en el sur de Venezuela, así como sobre los asesinatos y desplazamientos de pueblos indígenas que el régimen induce y permite por la explotación desmedida de los recursos minerales y el enriquecimiento de toda su estructura criminal; o si por casualidad mencionó el drama que viven por la escasez de medicinas los pacientes con cáncer, los diabéticos, los cardíacos, los que se dializan, en fin, cualquiera que deba seguir un tratamiento médico para sobrevivir, mientras la dictadura se enriquece día a día con los negocios del narcotráfico y la venta del oro que lava en Turquía, Rusia e Irán.


Dinos Michelle, ¿qué fue lo que más te dio gracia? ¿Los presos políticos y torturados? ¿Los inmigrantes que mueren en las trochas y caminos huyendo de la crisis humanitaria y la dictadura? ¿Los enfermos sin tratamiento? ¿La devastación social y económica producida por la dictadura más corrupta del continente?


La sonrisa de Michelle Bachelet hablando con el dictador es un puñal para quienes esperan verdadera justicia, libertad y democracia y el juzgamiento de quien ha cometido crímenes de lesa humanidad.

Tomada de: El Nacional

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