LGBTI En el evento organizado por la alcaldía del municipio Simón Rodríguez, las parejas celebraron la firma de un contrato privado en el que acuerdan compartir los bienes adquiridos.
En el evento organizado por la alcaldía del municipio Simón Rodríguez, las parejas celebraron la firma de un contrato privado en el que acuerdan compartir los bienes adquiridos. Foto: Cortesía
Bajo las facilidades ofrecidas por el alcalde de El Tigre para parejas de un mismo sexo, tres parejas de la comunidad LGBTI se unieron en una ceremonia donde sellaron un pacto solidario de convivencia
Como un pacto simbólico de convivencia así denominaron el acto de unión de Evelin León y Marlin Araque, oriundas de la ciudad de El Tigre y Jemmily Hudson, Amelia Morales, Scarle Lucena y Leyvi Brito, provenientes de la ciudad de Caracas.
En el evento organizado por la alcaldía del municipio Simón Rodríguez, las parejas celebraron la noche de este martes, la firma de un contrato privado en el que acuerdan compartir los bienes adquiridos a partir de ese momento.
Pacto simbólico de solidaridad y convivencia
Antonio Cabello, abogado y representante de la comunidad LGBTI en Simón Rodríguez, explicó que la celebración del pacto simbólico de solidaridad y convivencia es una iniciativa del gobierno municipal; representado por el alcalde Ernesto Paraqueima, en apoyo a la lucha de la comunidad LGBTI.
«Es un pacto simbólico de solidaridad dónde las parejas de un mismo sexo sellan un compromiso de amor para resguardar los bienes que obtuvieron durante la relación, es como un testamento”, explicó.
Detalló que “si fallece uno, la familia luego que lo discriminó, odio y corrió no venga a heredar, es como un compromiso que hacen esperando que se apruebe constitucional y legalmente el matrimonio igualitario».
Las Vegas de Venezuela
Cabello indicó que con la celebración de estos pactos simbólicos de solidaridad se busca atraer inversiones para el municipio, como una forma de dinamizar la economía.
«No se está cobrando por celebrar matrimonios ni por firmar los pactos; se cobra es un paquete que incluye el hotel, torta, pasapalos, bebidas, festejos y todos los adornos de la celebración, que beneficiarán a negocios y emprendedores de la localidad», detalló el abogado.
Una de las parejas que firmaron ese pacto, fueron Evelin León y Marlin Araque, quienes tienen más de seis años de relación; y aseguran que con este tipo de uniones formales no buscan distorsionar el modelo familiar, sino mostrar las distintas formas de ser familia.
Pero la Asamblea Nacional no ha legislado.
Cabe destacar, que El Tigre entró en el radar de la comunidad LGBTI luego de que su alcalde, Ernesto Paraqueima, anunció en febrero un decreto para ordenar «celebrar y registrar los matrimonios sin discriminación fundada» en «orientación sexual, identidad de género, expresión de género», según un borrador.
Pero el decreto no se promulgó aún y la propuesta se diluyó a una oferta de paquetes turísticos, de entre 400 y 800 dólares, para generar ingresos a las arcas de este pueblo que por décadas vivió de la bonanza petrolera.
Los planes incluyen hospedaje, boletos y la fiesta, algo con lo que el político opositor, de 49 años, busca convertir a El Tigre en «Las Vegas de Venezuela», un guiño a la ciudad que celebra más bodas en Estados Unidos.
Pero la «pelea» por legalizar el matrimonio igualitario la tiene que dar el movimiento LGBTI, asegura; esto marcando una distancia que le valió críticas de fomentar un «show» y aprovecharse de las parejas del mismo sexo que buscan casarse.
«Esto va a ser un arma muy poderosa desde el punto de vista político», se defiende. «Nadie ha hecho esto en el país, hemos sido atrevidos».
Nuevas formas de familias
«No rompe el esquema de la familia porque incluso nosotras tenemos un niño de 6 años y una niña de 10 años y son niños normales, hay temas religiosos que acompañan el lado de la familia; pero hay otros temas que deben de evaluarse, es un tema delicado, pero el amor no le hace daño a nadie», expresó Marlin Araque.
Mientras que Evelin León dijo que el amor entre ellas merece el mismo respeto que el de las parejas heterosexuales.
Entre tanto, en las afueras del local, situado en la avenida Francisco de Miranda, donde se celebraron estas uniones, un grupo nutrido de personas se concentró para manifestar su apoyo, con consignas y banderas que identifican a la comunidad LGBTI.
¡Ni más, ni menos, iguales derechos! , fue el grito de la noche.
De la discriminación a la aceptación
Amelia y Jemmily se besan y se funden en un abrazo, emocionadas porque acaban de firmar un «pacto simbólico de convivencia». Ambas viajaron a El Tigre, para celebrar su unión.
«Esto es un avance personal, pero también es darle al impulso para que esto no se quede así crudo, que se cocine»; reflexiona Jemmily Hudson, quien con 12 años fue expulsada de su casa después de confesarle a sus padres que era lesbiana.
«Todo está engavetado, no avanzamos», dice sobre los proyectos para legalizar las uniones entre personas del mismo sexo, reseña AFP.
Jemmily, de 37 años, soñó durante años casarse con Amelia Morales, diez años mayor. Ambas pensaron viajar a Colombia, donde es legal el matrimonio igualitario, pero nunca lo concretaron por falta de dinero.
¿ Cómo es el pacto de convivencia ?
El «pacto» cita artículos de la Constitución venezolana contra la discriminación y a favor de la libertad de expresión y establece que las partes acuerdan «vivir en cohabitación, permanencia y singularidad» y que «los bienes adquiridos desde este momento serán considerados bienes comunes».
El acto, en el que varias parejas consumaron el «pacto simbólico», se realizó en un local nocturno. Las asistentes vistieron ropas elegantes, intercambiaron anillos y en la celebración ondearon banderas con el arcoíris LGBTI.
Venezuela está atrás en la fila de Latinoamérica en cuanto a derechos de la población LGBTI (lesbianas, gays, bisexuales, transexuales e intersexuales); que no pueden casarse, adoptar o tomar decisiones médicas sobre una pareja.
Aunque la Constitución venezolana de 1999 establece que el Estado «protege» el matrimonio «entre un hombre y una mujer», el Tribunal Supremo de Justicia sentenció en 2008 que ello «no prohíbe ni condena las uniones de hecho entre personas del mismo sexo». Y en 2016 determinó que las familias homoparentales deben tener «protección».
Matrimonio «de mentira» para la comunidad LGBTI
Opuestos a las ideas del alcalde, más de mil miembros de unas cincuenta iglesias evangélicas y católicas de El Tigre protestaron contra lo que consideran una propuesta «anticristiana» y «contraria al derecho».
«No tenemos dudas que al cobrarles a personas del mismo sexo por ese supuesto pacto civil (…) por casarlos de mentira, lo hace fraudulentamente y deberá encarar los órganos de justicia venezolana», dice a la AFP el abogado Miguel Cabello, asesor jurídico de la unidad ministerial Cristiana de El Tigre.
Pero Paraqueima asegura que al ser un acto simbólico, «no se está violando la legalidad».
En la unión «no participa el Estado, es un contrato privado, no participa registro, no participa la notaría, no participo yo, no participa el gobierno municipal; no participamos, nosotros organizamos lo que tiene que ver con el evento», aclara el alcalde, que de hecho no asistió a la publicitada ceremonia.
Tomada de: Impacto Venezuela
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