El miércoles pasado, un despacho de la agencia France Press, rubricado por María Isabel Sánchez, daba cuenta de la "crisis emocional" que, para desgracia, padecemos los habitantes de esta tierra que alguna vez fue de gracia. Con pocos pero vigorosos y expresivos trazos, la periodista esbozó un dramático retrato de los desequilibrios mentales que afectan a la sociedad y al ciudadano.
"Depresión, angustia, ansiedad, resentimiento, pánico, pesimismo, paranoia, ira y desilusión componen el cocktail emocional de muchos venezolanos", según el diagnóstico formulado a la AFP por Liliana Castiglione y Stefania Aguzzi, creadoras de Psicólogas al Rescate, iniciativa surgida "para ayudar a enfrentar, en línea o en el diván, las aflicciones cotidianas de la gente".
Piensan que el estrés se ha disparado y la tolerancia disminuido, lo que, a juicio de Castiglione, afecta las relaciones personales, amén de la salud física y anímica. De allí el aumento de las úlceras e infartos, de los suicidios y la agresividad.
La reportera no se limita a la psiquis. Indaga entre el ciudadano de a pie las causas de sus malestares que de memoria sabemos cuáles son para contrastarlos con los supuestos del viceministerio de la felicidad, y especulamos la fullería de Maduro y sus hallacas antirevocatorio. Apenas 4.000.000 ofrece y Bernal aclara que se repartirán entre 2 millones de personas. Para amasar, rellenar, envolver y amarrar tantas multisápidas tendrán que convocar al Ejército, la Marina, la Aviación, la Guardia Nacional Bolivariana y la Milicia ¿Y por qué no, si hay de por medio un gran guiso con miras al Guinness World Records? El mismo día que los medios difundieron la información comentada, privilegiaron de manera estelar las declaraciones del cardenal Jorge Urosa Savino, arzobispo de Caracas y máxima autoridad de la comunidad católica nacional, en las que, al calificar de "absurdo y antidemocrático" el camino emprendido por las rectoras oficialistas del Poder Electoral a fin de postergar el referéndum revocatorio, solicitó corregir las condiciones para recoger el 20% de las firmas requeridas y manifestó que el CNE "juega con fuego y puede causar un conflicto gravísimo".
Una advertencia que se suma a los pronunciamientos que la Iglesia, en pro de la paz y la tranquilidad espiritual de su feligresía, en diversas ocasiones y a través de sus obispos, ha hecho en relación con la necesidad de activar el mecanismo de cambio que el pueblo reclama. Recordemos que, semanas atrás, el presidente de la Conferencia Episcopal precisó que "el gobierno incurre en un grave error al oponerse a la voluntad de las mayorías de los venezolanos: la voz del pueblo es la voz de Dios que se expresó el 6-D".
Vivimos, pues, en un país al borde de la quiebra económica, el colapso político, la ruina social, el desasosiego espiritual y un ataque de locura colectiva, de consecuencias inimaginables si los rojos insisten en buscar lo que no se les ha perdido. Pueden terminar... ¿Al filo del abismo? ¡No! En el fondo. Sin ninguna posibilidad de ser rescatados. Y ahí no les resta más que vender sus almas al diablo o encomendarlas al Altísimo.
Fuente: El Nacional
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