viernes, 16 de septiembre de 2016

Estado de sitio/editorial El Nacional viernes 16sep16


Preguntaba alguien, a propósito de la XVII Cumbre de Países No Alineados que se perpetra en Margarita, a qué hacía referencia esa “no alineación” de narcoestados y naciones deficitarias en materia de derechos humanos conducidas por gobiernos forajidos, servidores incondicionales de las metrópolis a las que critican pero con las cuales siguen negociando sus recursos naturales.


La pregunta es muy pertinente porque esta suerte de pachanga internacional supone malbaratar una multimillonaria fortuna, que pudo ser usada para solventar algunas de las severas carencias y privaciones que padecen los venezolanos.

Pero no, el régimen chavomadurista, tan desprestigiado en los escenarios en los que el respeto a las libertades es la vara con que se miden los respaldos, ha gastado a manos llenas hasta lo que no tiene para que se realice en Margarita lo que vende como un concilio solidario con su fracasada revolución. No por azar, en los espacios donde tiene lugar la conferencia, se erigió una estatua del despilfarrador barinés.

Maduro y su camarilla de generales bajo sospecha han propiciado un gasto inmoral, pues no estamos ante una inversión sino frente al financiamiento de una operación publicitaria que comportó no solo pagos al dueño de la franquicia, Cuba, sino erogaciones cuantiosas para transporte, alojamiento, alimentación y quizás jineteras para algunos invitados. Todo eso va al bolsillo de los caimanes cubanos.

Es dinero arrojado a la basura porque la decadencia de ese grupo, anacrónico y tercermundista, solo sirve para que algunos países emergentes, que se presentan en calidad de “observadores”, comercien sus espejitos con tiranuelos que administran repúblicas como si fuesen territorios en consignación.



La inconveniencia de este encuentro se hace patente por el desmesurado brillo de las ausencias que pone de bulto la decadencia del llamado “Movimiento” de los No Alineados. Concurrirán, si acaso, una docena de delegaciones de “alto nivel” y algunos jefes de Estado sin oficio.

No estará presente el secretario general de la ONU, pero sí un habitué del Foro de São Paulo y eventos similares, y machacará el lamento perpetuo de los condenados de la tierra, sin adelantar una sola propuesta orientada a superar la condición de humillado y ofendido que endilga a su país de origen.

Se harán sentir las deserciones de la misma manera que los margariteños sienten los efectos de la desproporcionada ocupación militar que, en nombre de la seguridad del circo, restringió el zarpe de pescadores y les impide realizar con normalidad sus desplazamientos en busca del qué comer.

No es esta la única ocasión en que los isleños son testigos de una reunión cimera; pero sí la primera en la que son considerados potenciales terroristas a fin de justificar la tumultuaria movilización de policías, soldados, guardias, agentes y funcionarios de toda guisa que pasean su insolente arrogancia por los lugares públicos intimidando a los pobladores.

No merecen los neoespartanos este agobiante estado de sitio calculado con fría precisión para que los festejantes de causas perdidas se sientan en su elemento.
Fuente: El Nacional

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