domingo, 25 de octubre de 2020

La otra cara del Medinismo: Estatismo, anti-liberalísmo y anti-democracia (1941-1945)

RAMÓN RIVAS AGUILAR / IDEAS EN LIBERTAD 25OCT2020
Primero, un viaje por el devenir nos permitirá conocer el contexto venezolano de la época. Para esto, Arturo Uslar Pietri, un comunicado del P.D.V y el Diario Ahora
 
«Si lanzamos la mirada hacia atrás,  hasta los orígenes  históricos del hombre, nos encontramos que con los largos siglos que la historia ha recorrido , la mayoría de ellos,  de los veinticuatros o veinticinco siglos  de vida histórica,  han sido presidido, con un nombre u otro,  por el intervencionismo,… y tan solo  un breve lapso, un lapso  que corre desde las postrimerías  del siglo XVIII hasta la mitad del siglo XIX, proclama  y sustenta  un ensayo de libertad económica»[1]  
 

 

Comunicado del PDV
De Caracas a Mérida, 9 de enero de 1945
Directorio Seccional  PDV.
Urgente.
 
En vista  de que  copartidarios  diputados. Asamblea Legislativa ese estado al votar  por otros candidatos que no fueron  señalados  en la plancha oficial  de nuestro partido  incurrieron en deslealtad y falta de disciplina  contraria a la ética  que debe regir  la vida de todo partido  político, les encarecemos  con carácter  de suma urgencia  someter  sin dilación  a tribunal disciplinario  a dichos copartidarios  a los fines  de su expulsión del partido no mayor  de una semana. Sugerimos se le dé  a este telegrama  mayor publicidad  posible  prensa  ese Estado  y entre copartidarios misma Entidad Federal. El Directorio Nacional Arturo Uslar Pietri, Julio Medina, Alejandro García Medina, Pastor Oropeza, Fernando Aristiguieta, Alirio Ugarte Pelayo[2]
 

Señor Juan Penzini Hernández
Director Diario Ahora
Transcribole telegrama que he dirigido hoy  al Ministerio de Relaciones Interiores
 

Denuncio ante despacho el siguiente hecho: restrictivo libertad individual lo ocurrido en Maracaibo  con motivo de pronunciarse  por el General Eleazar López Contreras varias personas guajiras venezolanas, fueron reducidos prisión  que figuraron en  dicha postulación, entre ellos José De los Santos Montiel; habiendo tenido informes que se ha ordenado arresto  y se ha enviado   a la Guajira  por otros manifestantes, método  coactivo  empleado gobierno  estadal  viola la garantía constitucional. En nombre pro candidatura  política presidencial  del Estado Zulia  esperamos restablezca libertad de los detenidos. El Secretario General  de la agrupación. Manuel Matos Romero[3]
El gobierno  coacciona  para mantener adeptos. Destituye  a quienes no siguen  las normas fascistas[4]
Más represalias  oficiales  contra los pedevistas. Nuevos despidos  ha hecho el MAC. La  víctima esta vez es un inspector de pesca[5]
El cacique guajiro “torito” confirma su adhesión  al General Eleazar López Contreras. Adhieren  también otros indígenas[6]
 

Existe en el imaginario político del venezolano la vieja creencia que el gobierno constitucional del general Isaías Medina Angarita (1941-1945),  fue el gobierno más liberal y más  democrático que haya existido en la historia política de Venezuela.
 

Los adeptos del medinismo, los políticos e intelectuales e historiadores, enemigos del 18 de octubre de 1945, son de la misma creencia. Sin embargo, no estamos de acuerdo con esa percepción  historiográfica  que enaltece las bondades y las generosidades liberales y democráticas de la figura histórica del gobernante general Isaías Angarita.  Y,  sobre todo que apelan a un argumento tan pueril, tan simplista y tan primitivo: no hubo presos políticos en su gobierno. La teoría de Popper volvería añicos esa afirmación que tanto gusta recordar los defensores del medinismo: basta que hubiere un solo preso político para demoler esa versión que manejan con tanta certeza los historiadores que no aceptan el significado de la revolución política que produjo el 18 de octubre  de 1945 en la Venezuela del siglo XX: el nacimiento  de la democracia en la nación del insigne civilista Don Cecilio Acosta.
 

Sin negar los aportes de su gobierno al proceso de modernización política, jurídica, económica, social y cultural, también es  cierto que ejerció el poder con posturas estatistas, antiliberales y antidemocráticas. Su legitimidad, como gobernante,  derivó de una arquitectura institucional en la que la forma de escoger a los representantes  del poder nacional se hizo mediante elecciones de segundo y tercer grado. Fue  la violación  institucional  de los principios de la democracia establecidos en el gobierno provisional del general Juan Crisóstomo Falcón (1863-1864) hasta su recuperación histórica con el estallido y la proyección política del 18 de octubre de 1945, y  su declinación política en el año de 1998.
 

En ese sentido, el gobierno de Isaías medina Angarita se caracterizó por asumir posturas  estatista, antiliberal y antidemocrática. La fuente del ejercicio de su poder fue ilegitimo. Fue la expresión histórica de la adulteración del principio básico de la democracia: soberanía popular. Su restitución con la revolución del octubre le dio legitimidad histórica  a un movimiento cívil-militar que  mandó al cesto  la doctrina del cesarismo democrático. Para las élites militares y política del medinismo, la esencia del poder descansaba en la institución militar que encarnaba la figura del  mandón único, su  continuidad  y herencia para los privilegiados de la sabiduría,  de los doctos de la maquinaria estatal.
 

No creían en la democracia. Fueron educados en la cultura del monopolio, en las ideas del libertador contra los partidos políticos que constituían los factores del caos, del desorden, y, como consecuencia, la destrucción  de la unidad nacional. Solo  las fuerzas armadas eran la garantía de la convivencia pacífica de los venezolanos. Para ellos, democracia era caos, izquierdismo, comunismo y doctrinas extranjeras que alteraban la estabilidad política del país. Otorgar el voto a los venezolanos era retornar a la violencia, a la barbarie,  al salvajismo  y al primitivismo.
 

Un gobierno de tal naturaleza, que concentraba el poder en la figura de Medina, significaba que él ejercía todo el poder institucional y personal para  escoger con libertad  el resto de los representantes del poder nacional. Con  el movimiento de sus manos inclinaba sus preferencias para seleccionar a los hombres que ejercerían las funciones militares, burocráticas y administrativas. En otras palabras, no había pesos y contrapesos de los poderes nacionales. Todo se concentraba y se centralizaba desde Miraflores. Por tanto,  no era un gobierno auténticamente liberal. No lo era. Esa conducta gubernamental se acentuó con la creación del Partido Democrático Venezolano, en el año de 1943.
 

En todo caso sería fútil  negar el papel del gobierno de Medina en la profundización de la modernización del país  a través de un conjunto reformas  que cimentaron  las bases de  un régimen de legalidad a tono con los tiempos históricos.  Pero, tampoco se puede negar  el protagonismo del civilismo del venezolano  en la vida nacional y  la  importancia de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) que obligaron a las élites del medinismo abrirse hacia un proceso de democratización que había nacido con la generación del 28. El historiador Manuel Caballero fue categórico al señalar  en una de sus puntiagudas frases históricas: la democracia en  Venezuela nació en las calles.
 

Los Gobiernos de López y de Medina (1936-1945) que tuvieron el control de las armas, del tesoro, de las instituciones, contaron  con un aparato cultural (Las Cívicas Bolivarianas 1938-1945), un instrumento ideológico que les permitió manipular los símbolos de origen patrios  para justificar la presencia de sus gobiernos como una necesidad histórica, con unas creencias que se nutrían del pensamiento político del libertador Simón Bolívar.  El culto bolivariano en la imagen conceptual y doctrinal del cesarismo democrático. El sentimiento y la unidad nacional, la clave de la felicidad del país. Solo cuando los venezolanos se educaran en el ABC de la democracia, serían  libres. Mientras tanto, los medinistas  controlaron  el poder para profundizar  lo que ellos llamarían democracia evolutiva. Una forma inteligente de solapar en los nuevos tiempos el cesarismo democrático.
 

Dentro de ese marco histórico, el estatismo y el intervencionismo se acentuaron con la dinámica petrolera, con los bienes y servicios de las familias gomecistas que pararon a manos del poder ejecutivo, y con el estallido de la Segunda Guerra Mundial. Por un lado, se suspendieron las garantías económicas; por el otro, el gobierno implementó un conjunto de medidas económicas y fiscales para atacar el desequilibrio económico que provocó en el país el conflicto bélico de alcance global. Esa situación histórica agudizó  el enfrentamiento entre el estatismo y las fuerzas empresariales, lo que dio origen a Fedecámaras, el 17 de julio de 1944. Estatismo e intervencionismo y planismo  en las figuras políticas más destacadas del medinismo. No creían en el libre mercado. Su espíritu estuvo impregnado de prejuicios históricos contra el liberalismo que, según ellos, había  generado consecuencias graves  en el mundo industrial inglés y en la Venezuela del siglo xx. No cabe la menor duda,  que los gobiernos de López y Medina (1936-1945) son los responsables políticos e intelectuales  del nacimiento y proyección del  capitalismo de Estado a lo largo del siglo XX y parte del siglo XXI.
 

En otros términos,  un gobierno con esas características   jamás se podría  considerar un gobierno liberal abierto a las fuerzas del mercado. Jamás. Dejó como herencia histórica el camino para propiciar un tipo de capitalismo chimbo, de amiguismo,  capitalismo corporativo, clientelar, populista y empresarial.
 

La expresión intelectual que revela los principios, los fundamentos y los postulados  del capitalismo de Estado como el porvenir de  desarrollo material y cultural de la nación, se encuentra  en el libro “La libertad económica  y la intervención del Estado”, un ciclo de conferencias organizado por el partido democrático venezolano, en el año de 1944. En esas páginas,  se nota  el fervor estatista e intervencionista de Arturo Uslar Pietri, de Rodolfo Rojas, de Alfredo Machado, J.J. González Gorrondona y Xavier López  Bello. Basta señalar un  párrafo de  la conferencia  de Arturo Uslar Pietri que denota su predilección por la cultura del estatismo:
 

«Allá, en  una página del génesis, hermosa y conmovedora, llena de idealidad humana, está  un primer  ensayo de planificación  económica o de new Deal»[7]
 

Toda esa conducta política  de carácter estatista, antiliberal y antidemocrática  del gobierno de Medina y sus élites, se resume   en  la creación del Partido Democrático  Venezolano, en el año de 1943.Un partido  que se creó desde el poder  sin entusiasmo y fervor popular. Además, financiado con los recursos del tesoro nacional, dinero de los venezolanos. Su naturaleza como estructura política y organizativa, un adefesio jurídico, cuyas consecuencias fueron perversas y nefasta  para un estado moderno. En efecto. Produjo una total confusión política y jurídica entre las funciones  del Estado, del  gobierno y del partido. Una Estructura  similar a las organizaciones políticas de origen totalitario, guardando las comparaciones históricas.  Se puede calificar  un gobierno liberal y  democrático  con un  partido político único promovido  desde el poder nacional. Por supuesto, que no.
 

Un historiador de la importancia de Carlos Siso,  con simpatía con los gobiernos de López y Medina, vio con preocupación esa decisión nefasta para el futuro del gobierno medinista:
 

«No se puede pretender constituir  un partido único  del gobierno, porque eso sería  crear una clase directora escogida según los méritos  y simpatía  adquiridas en un círculo  y no  por  las condiciones personales  y por los servicios servidos a la patria; porque sería crear un partido presidencial, sistema  que dio resultado durante el predominio del partido liberal; porque eso  sería constituir  una oligarquía  en el gobierno  de una figura política; porque eso sería crear un régimen de privilegios y de exclusivismo que alejaría  al magisterio del pueblo, que le privaron  del aura  popular; porque  eso sería en fin; crear un régimen  que de por si engendraría el desprecio por todo lo que está debajo, el odio por todo aquel que no piense ni sienta de  acuerdo  con las ideas  y sentimiento del círculo. Esa  fórmula  no cabe en el gobierno liberal, mucho menos  en uno que  no siente todavía  el eco  de las explosiones  populares  que se sucedieron al desaparecer  largos  periodos dictatoriales»[8].
 

Asimismo, una figura destacada del medinismo, el diputado Tinoco, en carta abierta al candidato oficial del PDV, Ángel Biaggini, Señaló:
 

«El poder del Estado y de la nación  pasaron de hecho al partido que tales cosas liquida. Tal partido  no puede llamarse democrático, porque es justamente  contrario a la esencia  de la democracia;  abriga el propósito de abrigar  en el seno suyo  los poderes del estado; usurpa, con engaño, atribuciones  que la Constitución   señala a determinados  organismos; exclusivistas, a  extremo  de distribuir  honores,  riquezas y cargos de la nación a sus hombres; y de aprobar la suspensión de garantías en plena paz; y, constituye, en resolución, la base  no ya de una dictadura, sino  de una tiranía  absorbente, de un gobierno totalitario,  absoluto…Nos sorprende  que  la soberbia  apetezca tanto. Lo que por una  y sonroja  es  que  haya quien  gustoso lo consienta,  lo  aplauda y  teorice. Tal fue la sentencia  de otro famoso  pensador italiano  cuando nació el fascismo»[9]
 

Un estilo de gobernar  arbitrario y autoritario. Nada liberal sin ningún respeto  por las instituciones del estado y de la sociedad. Se observa como el  estado, el gobierno y partido de forma antidemocrática impusieron al candidato presidencial Ángel Biaggini, para las elecciones presidenciales  a realizarse  en el año de 1946.Estas fueron las palabras del diputado Tinoco:
 

«En la constitución  y en la actuación del PDV, existe un elemento  de inmoralidad, es  decir. En el empeño de confundir  la función pública con la función personal  de los miembros del partido, cuya consecuencia más  humana e inmediata  no puede hacer otra cosa que la perpetuación, a toda costa, en el poder»[10]
 

Un Estado, un gobierno y un partido, una y la misma cosa. Tanta retórica historiográfica para defender un gobierno con esas notas, de una profunda inmoralidad.
 

El resultado final de ese proceso histórico, con ese comportamiento antiliberal y antidemocrático, se puede apreciar  cuando el  General Eleazar López Contreras, militante del partido conservador, decidió participar como candidato presidencial para las elecciones presidenciales, convocadas para el año de 1946.Estas fueron las  generosas y bondadosas palabras del presidente constitucional General Isaías Medina Angarita:
 

«Con respecto al General Eleazar López Contreras, con quien me ligan  nexos de amistad  y de profunda gratitud, estoy dispuesto  a oponerme  al triunfo de su candidatura   presidencial  y a emplear  en ese sentido  de todas las fuerzas de que dispongo»[11]
 

Es decir, de las fuerzas del Estado, del gobierno y del partido. Vaya. Que  tal el talante genuino liberal y tolerante del General Medina.
 

En efecto. El estado, el gobierno y el partido  medinista no  tuvieron compasión  contra todos aquellos militantes del PDV  que  inclinaron sus preferencias por  la candidatura  presidencial  del general Eleazar López Contreras. Persecución,  intimidación y despido fueron las tácticas  liberales y democráticas  utilizadas contra aquellos que vieron con simpatía la candidatura de López. Aún más: se dieron casos  insólitos de extrema gravedad para el supuesto espíritu liberal y democrático del gobierno medinista. Medidas extremas, como cárcel para personas que favorecían la figura de López como candidato presidencial. Por ejemplo, en la prensa  se reseñó ese hecho que conmovió a la militancia del PDV, en Maracaibo:
 

«Cárcel para personas  que den respaldo  al General López Contreras»[12].
 

La tragedia histórica de un Estado, de un gobierno, de un partido,  de un presidente y de unas elites militares y políticas, de una mentalidad y una praxis estatista, antiliberal y antidemocrática, cuyo resultado político  desembocó en el 18 de octubre de 1945: una revolución política, jurídica, económica, social y cultural que puso fin  a una era histórica negadora  de un gobierno republicano, liberal y democrático.
 

Sin duda alguna, el 18 de octubre de 1945  representa en esencia  las bases de   la república, del liberalismo  y de la democracia en la Provincia de Venezuela.
 

En consecuencia, el medinismo mantuvo en su espíritu una mentalidad y una  praxis de carácter estatista, intervencionista, planista, antiliberal y antidemocrática. Por un lado, profundizó los fundamentos y la praxis de un capitalismo de Estado  negador de la acción humana, de la innovación, de la creatividad y empresarialidad de los venezolanos. De igual modo, la concentración y la centralización  del poder, en la figura del presidente de la república, significó la negación de un auténtico gobierno liberal. Los supuestos institucionales de pesos y contrapesos de los poderes nacionales  una falacia histórica.  Su figura encarnaba, en definitiva todos los poderes. Y, por el otro, fue un gobierno antidemocrático al impedir  la plena soberanía a los venezolanos, precisamente para elegir libremente un gobierno auténticamente   republicano, liberal y democrático. Asimismo, la creación de un partido político desde el poder, un adefesio jurídico, alimentado con la partida secreta del Ministerio de Relaciones Interiores, dinero de los venezolanos, degeneró en una organización política en manos de un Estado y de un gobierno, con privilegios, con ventajas políticas, con ventajas electorales y empresariales, que no se correspondían con el supuesto espíritu liberal y democrático que los historiadores le han asignado al gobierno de Medina.  La total confusión y caótica de un Estado, de un gobierno y de partido. Una  inmoralidad.
 

Referencias
[1] Arturo Uslar Pietri, 1944, p. 13
[2] Biblioteca Tulio Febres  Cordero, Mérida, 1985
[3] Diario Ahora, Caracas 1945
[4] Ahora, 6-9-45, pág. 9
[5] Ahora, 7-9-45, p.12
[6] Ahora, 27-9-45, p.12
[7] 1944, 13
[8] Caracas, 1985,p.399
[9] Ahora, 2-10-1945).
[10] Ahora, 2-10-1945
[11] Ahora, caracas,  6-9- 1945, página. 4
[12] Ahora,  16-9-45. “Inaudito atropello hubo en Maracaibo”
Imagen: obra «Face A Face# de Georges Rouault

Tomada de: Ideas en Libertad


 

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