RAMÓN RIVAS AGUILAR / IDEAS EN LIBERTAD 07FEB2021
La semana de los estudiantes, que se celebró en el mes de febrero de 1928, significó el inicio del fin del césar democrático: una forma de ejercer el poder autoritario, despótico y nepótico. Al mismo tiempo, fundó los cimientos de la libertad a lo largo y ancho de la Venezuela del siglo XX.
Fue una faena histórica contra una mentalidad, una creencia y una praxis política e ideológica, sustentada en la doctrina del gendarme necesario bajo la impronta bolivariana. Una forma de poder dictatorial que adoptó con audacia maneras “cesaristas y democráticas” con el correr del tiempo: democracia evolutiva en el periodo 1936-1945. Un enfoque inteligente y astuto para demorar institucionalmente el proceso democrático que se había iniciado en la semana de los estudiantes. Así, las bolivarianas (1938-1945) y el PDV (1943-1945), ideología y política para preservar el poder militar y bolivariano. La alternabilidad republicana no era posible en un pueblo analfabeto e ignorante. La educación era el camino para enseñar a los venezolanos el ABC de la democracia. Picarescas grotescas y vulgares de unas élites que se arrogaron el monopolio del poder y la cultura para el goce material y espiritual, derivado de la riqueza telúrica y petrolera.
No obstante, el fervor libertario, civilista y democrático se impregnó en una nación que vio con entusiasmo el heroísmo y la dignidad de aquella generación, la generación del 28 que cambió para siempre el destino vital de la Venezuela del futuro. En esa dirección, esa circunstancia histórica obligó al lopecismo y al medinismo a respetar las reglas de juego de un orden político que había emergido espontáneamente en los rostros de aquella muchachada que desafío la tiranía, en aquel de mes de febrero, de carnaval, una fecha histórica memorable.
Por lo que el 18 de octubre de 1945, una fecha histórica que contribuyó a que las aspiraciones de aquella generación se hicieran realidad: libertad y democracia. No obstante, se impuso la contra-revolución con el célebre golpe militar que se dio el 24 de noviembre de 1948.Se estableció la bota militar y una manera inteligente de legitimar el gendarme necesario: la doctrina del ideal nacional.
Es decir, mejorar física y moralmente a la nación para un futuro no muy lejano alcanzar la libertad. En todo caso el plebiscito, una maniobra del régimen, tuvo un costo político alto en 1956. En efecto, el 23 de enero de 1958 el tirano huyó. Venezuela mira de nuevo la ruta libertaria, democrática y civilista que se mantuvo hasta el año de 1998. Todos conocen el resto de la historia (1999-2021).
Hoy sus resultados han sido la demolición de la república y la instauración de un estilo de poder de origen personalista, estatista, colectivista y comunal. A pesar de tan dolorosa circunstancia histórica, el venezolano no ha perdido su fe, su fervor y pasión libertaria, republicana, democrática y civilista. Una constante histórica contra todo esquema autoritario que ha pretendido aniquilar su pasión por la libertad. Ahora bien, ¿cómo comenzó todo?
Todo comenzó aquella semana de carnaval, un 6 de febrero de 1928, cuando unos estudiantes universitarios decidieron celebrar la semana de los estudiantes con la finalidad de recolectar fondos para la construcción de la casa del estudiante. Para ello, era vital elegir una reina de carnaval, presidir los actos de tan importante evento y así tener espacio para abordar democráticamente temas de interés vital: históricos, políticos, jurídicos, económicos, sociales, literarios; en fin, temas culturales.
Se procedió a la constitución de un reglamento electoral para regir el proceso comicial donde participarían libremente unas cuantas y hermosas estudiantes de los más diversos horizontes del país. En efecto, opciones y preferencia con la mayor libertad por las candidatas tal como lo exige la naturaleza de todo proceso democrático: Unas elecciones estudiantiles libres sin coacción e intimidación. Competencias de opciones. Con alegría dieron la bienvenida a la ganadora: Beatriz Primera.
El presidente de la Federación de Estudiantes de Venezuela (1927, Raúl Leoni, elegido en un proceso electoral digno y honorable, responsable del proceso involucrado en la celebración de la semana de los estudiantes, participó a la comunidad universitaria de conmemorar esa celebración del reinado de Beatriz Primera, en distintos lugares y teatros del mundo caraqueño.
Jóvito Villalba, Joaquín G. Márquez, Antonio Arráiz, Jacinto Fombona Pachano, Pio Tamayo y Rómulo Betancourt, los principales oradores. La política y la poética, en aquel escenario caraqueño estremeció a una Venezuela que se creía apática y que había perdido su fe republicana. No. La Venezuela vital y urbana, la Venezuela que se abre por las sendas de la cuidad, de la clase media, nada que ver con el mundo de ayer: telúrico y épico.
El petróleo provocó la revolución material y cultural que dio origen a la Venezuela urbana y aceleró la muerte de la otra Venezuela, dispersa, ruralista y atomizada. La libertad contra la barbarie, el dilema político que se resolvió históricamente a partir de aquel evento- histórico-artístico que marcó la esperanza civilista de miles de venezolanos sin ningún interés en volver la mirada hacia un pasado inicuo y oprobioso. Los discursos de futuros políticos y poetas, impregnados del espíritu de José Martí y Simón Bolívar. Las dos figuras históricas que marcaron para Hispanoamérica el camino de la libertad.
Así, culmina el discurso de uno de los líderes estudiantiles más prestigiosos, orador de fuste libertario: Jóvito Villalba:
Padre nuestro, Simón Bolívar,
Padre nuestro, Libertador
Como han puestos los esbirros
Tu Santiago de León.
De igual modo, el joven estudiante Joaquín Gabaldon Márquez, sus palabras ante el busto del general José Félix Ribas, fueron sagradas y prometeicas:
¡Valor, serenidad, alegría de sacrificio ¡
Tal es la lección.
Una ocasión que se convirtió en la celebración del día de la juventud, el 12 de febrero.
El poeta Antonio Arráiz, en sus vibrantes palabras invoca la “Boina del estudiante”, “mensajero de la nueva esperanza”
“El canto a la Reina” de Jacinto Fombona Pachano, el poeta cuya sonoridad despertó en aquellos jóvenes la pasión libertaria. Beatriz, la de los ojos resplandecientes y esplendorosos, mirando la fuerza sagrada y misteriosa de la libertad.
Don Pío Tamayo, maestro de maestro, su poema “homenaje al indio”, un poeta de aliento, como lo señalaría Don Rómulo Betancourt, a Beatriz Primera la llamó la libertad.
Beatriz
Pues con voz, Reina nuestra,
Juventud en su trono, se instala el Porvenir.
Finalmente, las palabras del joven Betancourt fueron un bello elogio a Beatriz, la mujer venezolana de ímpetu libertario. Asimismo, recordó la imagen Alonso Quijano, la figura emblemática de la libertad.
El tirano respondió con la represión y la cárcel. Lo sorprendió: No son caudillos. Son jóvenes de la cuidad y de la universidad. Esa semana de los estudiantes cambió para siempre la historia política de la Venezuela del siglo XX. Despertó una Venezuela que transitaba de lo rural al mundo urbano. Así. Como un torbellino la libertad se proyectó por todos los rincones del país, hasta anclar en lo más profundo del corazón de los venezolanos: el reino de la libertad en la figura esbelta de Beatriz primera.
En consecuencia, el espíritu deportista y lúdico de una generación, la generación del 28, unas minorías con inquietudes políticas, sociales, literarias y culturales, develaron en la semana de los estudiantes, aquel mes de febrero de 1928, la agonía del viejo orden cesarista y bolivariano, por un lado. Y, por el otro, en el horizonte el resplandor de un orden político de origen civilista. Sí. Una crisis histórica que anunció la muerte de un tipo de Estado, de gobierno y sociedad de carácter dictatorial y absolutista. Al mismo tiempo, el preludio, las primeras imágenes de una nueva manifestación política para ejercer el poder de forma libre y soberana: Democracia. La historia dio razón a los venezolanos. Se construyó las bases de la libertad contra todo tipo de poder autoritario que se desplegó en las distintas fases del proceso histórico en el siglo XX. Con coraje, heroísmo, sacrifico y dignidad Venezuela conquistó la libertad contra la barbarie.
Sin duda alguna, aquel evento histórico, artístico y lúdico, la semana de los estudiantes, en la que una generación protagonizó uno de los acontecimientos políticos más significativo que marcó el destino vital de la Venezuela moderna del siglo XX. En esa generación, emergió de forma espontánea el bello sentimiento libertario que enfrentó dignamente a un gobierno autoritario, impulsando las primeras manifestaciones democráticas que han perdurado hasta el día de hoy en el ánima de miles de hombres y mujeres, desparramado por el país y el mundo. En el espíritu deportivo de una generación, se perfilaron las bases de un Estado, de un gobierno y de una sociedad republicana, democrática y civilista.
En pleno carnaval, en el juego, como actividad lúdica, en esa dinámica al estilo de los dioses griegos, al estilo de Dionisio, en ese ambiente artístico y poético, nació la Venezuela libertaria y civilista. La Poesía inspiró en esos jóvenes, que promediaron una edad de 20 años, el vuelo de la imaginación y la Aventura por la libertad. La poesía salvó al hombre de la caverna al inyectarle en su ánima el fuego Prometeo el encadenado en la belleza espiritual de Beatriz primera el símbolo de la libertad. En esa oscura noche del mes de febrero murió la barbarie. De nuevo la los venezolanos por los caminos libertarios, civilistas y democráticos. El mensaje que inmortalizó a unos jóvenes que desafiaron al tirano que se creía el césar romano, se desvaneció aquel mes de febrero de 1928. Comenzó a rodar el reino de la libertad, eterna en el tiempo de los tiempos. Amén.
Referencias
Imagen: «Cheerful woman», Ferdinand Hodler
Tomada de: Ideas en Libertad
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