25 de noviembre de 2021 · Escribe Lucía Gandioli, Stephanie Demirdjian en Violencias
En un nuevo #25N, colectivos feministas salieron a la calle para reivindicar el derecho a una vida libre de violencias y reclamar ante una “Justicia patriarcal”
La lluvia no logró aguar las manifestaciones que estaban convocadas para la tarde del 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, en el Centro de Montevideo.
Al menos, no del todo. Las condiciones climáticas adversas sólo cambiaron algunos planes y provocaron que este año la convocatoria no haya sido tan masiva como en años anteriores, pero no suspendieron las movilizaciones que estaban previstas. Por lo tanto, tampoco contuvieron los reclamos.Cerca de las 18.30, en la plaza Independencia ya se concentraban varios grupos de mujeres y disidencias –algunos identificados con alguna organización, otros no– que entre paraguas, capuchas y distintivos violetas repetían cantos contra la violencia machista con la mirada puesta en la Torre Ejecutiva. “Tocan a una, tocan a todas” era una de las emblemáticas frases que se cantaron al unísono. La manifestación fue organizada por la Colectiva por el 25N, integrada por 34 organizaciones feministas, bajo la consigna “Océanos de violencias, mares de resistencias”, que estaba pintada con letras violetas en la pancarta principal y en otras más chicas.
“Estamos concentrándonos frente a la Torre Ejecutiva para presentarle al presidente Luis Lacalle Pou nuestra proclama y nuestra exigencia de que el gobierno tome medidas urgentes por la escalada de femicidios que estamos viviendo, por los niveles de impunidad, por la falta de servicios en cantidad y calidad necesarias”, explicó Andrea Tuana, una de las voceras de la colectiva, a la diaria. La activista cuestionó además las barreras que hay en el acceso a la Justicia y aseguró que la Suprema Corte de Justicia “no está respondiendo a la necesidad de las mujeres, no tiene compromiso y parece que el tema de la violencia no es de interés”. En la misma línea, recordó que la SCJ es elegida por la Asamblea General, por lo que “este es un tema de voluntad política a los más altos niveles”.
Esos y otros ejes temáticos aparecieron en la proclama que en determinado momento algunas representantes de la Colectiva por el 25N entregaron en las puertas de la sede del Poder Ejecutivo, para que llegue a manos del presidente de la República. “Estamos aquí, mujeres y disidencias, marchando una vez más, para defender nuestro derecho a vivir una vida plena, libre de violencias. Tomamos las calles, los barrios, las ciudades, porque en nuestras casas, en el campo y la ciudad, en nuestros trabajos, en la plaza y en las instituciones, aún se sostienen prácticas y discursos que nos violentan, nos invisibilizan, nos excluyen”, introduce el texto, al que accedió la diaria. “Lo hacemos juntas, como una marea de resistencias que dice, una vez más, ¡basta!”.
La proclama, firmada por la treintena de organizaciones convocantes, denuncia el “deterioro de la situación económica y social y la pérdida de servicios públicos de calidad” en el último año, el “fuerte incremento de la pobreza”, que impacta de manera diferenciada en las mujeres, y “la inexplicable e incomprensible decisión de aniquilación del sistema de políticas y programas sociales que acercaban el Estado a las comunidades, lo que conlleva a que se vulneren aún más las condiciones para el ejercicio de derechos”. También reivindica la necesidad de incorporar la variable étnico-racial en los registros administrativos “para diseñar políticas adecuadas que hagan frente a la discriminación múltiple e interseccional que sufren las mujeres afrouruguayas, las mujeres de ascendencia indígena, las mujeres pobres y las migrantes”.
La Colectiva por el 25N rechaza además la “impunidad” en la que quedan muchos casos de femicidio y exige justicia por los transfemicidios que aún no fueron esclarecidos. Advierte además sobre los casos de trata y explotación sexual que “acechan a adolescentes, jóvenes y mujeres” en el país.
A la vez, las activistas piden que “cada comisaría de Uruguay tenga personal debidamente preparado y empático para asistir a las víctimas por violencia de género” y que los operadores policiales, judiciales y el Instituto del Niño y Adolescente del Uruguay “informen a las familias de las mujeres asesinadas sobre la Ley 18.850, que establece una pensión no contributiva y una asignación especial a las y los huérfanos víctimas de violencia doméstica”. En materia de justicia, también exigen la instrumentación de los juzgados multimateria “sin dilaciones ni excusas”. Y rechazan “la tenencia compartida impuesta”, que describen como un “intento de desarticulación de la protección de niños y niñas que denuncian situaciones de violencia y abuso sexual”.
La proclama no olvida que “hay mujeres víctimas del terrorismo de Estado que aguardan que el Poder Judicial haga lugar a su clamor de justicia por los crímenes y violencia perpetrados durante la dictadura cívico-militar”, y por eso también reclama “memoria, verdad, justicia y nunca más”.
A nivel más coyuntural, las organizaciones rechazan además las declaraciones y medidas que “nuevamente” pusieron sobre la mesa “el cuestionamiento de derechos conquistados”, en alusión a las preocupaciones de las últimas semanas en torno a cumplimiento cabal de la Ley de Interrupción del Embarazo. “Nos llevó muchos años lograr leyes y servicios que respeten los derechos sexuales y reproductivos con atención integral a nuestros requerimientos y respetando la libertad y la autonomía para decidir, sin coacción ni violencia. Nosotras decidimos si queremos o no ser madres, cuándo, cómo y con quién. No somos úteros al servicio de ningún plan para repoblar la patria”, dice el texto. “Debilitar los servicios, intentar interferir en nuestras decisiones y no garantizar el acceso universal a los avances logrados es inaceptable”, agrega; “no vamos a permitir que sigamos pagando los costos quienes tenemos la capacidad de gestar y –menos aún– quienes viven en condiciones de mayor vulnerabilidad”.
La idea inicial de la convocatoria era concentrar en la plaza Independencia y luego marchar hacia la plaza 1º de Mayo. Sin embargo, la lluvia hizo cambiar por un rato los planes y las manifestantes iban a concentrarse hasta entregar la proclama, para después dispersarse. Al final, envalentonadas por la fecha emblemática, los cantos, las pancartas y el verse reunidas, muchas emprendieron camino por 18 de Julio y terminaron el recorrido original, hasta los alrededores del Palacio Legislativo.
Tuana consideró que la convocatoria fue mayor a la que esperaban las organizadoras, teniendo en cuenta el chaparrón –que no cesó en ningún momento–, aunque dijo que “si no hubiese habido lluvia, seríamos cuadras y cuadras de mujeres, y también de varones y de familias”.
Contra la Justicia patriarcal y la violencia vicaria
A unas cuadras, otra movilización transcurría en paralelo. La convocatoria de la Coordinadora de Feminismos estaba pautada para las 18.00 en la explanada de la Intendencia de Montevideo. La lluvia incesante tampoco impidió el encuentro en este caso y, con el correr de los minutos, mujeres y disidencias fueron llegando.
De a poco, el lugar se tiñó de violeta entre los rostros pintados, remeras, vinchas y pañuelos e incluso algunos paraguas lilas. La consigna elegida este año por la plataforma feminista fue “Contra la Justicia patriarcal y la violencia vicaria”, una forma de agresión que “ejercen los padres utilizando a sus hijes con el fin de castigar a su pareja” cuando ella decide separarse, explican las activistas en un video difundido en sus redes sociales. “No se trata de padres protectores sino de un ejercicio de odio hacia las mujeres castigándolas de forma indirecta utilizando el vínculo con les hijes”, agregan, y explican que este tipo de violencia puede manifestarse en las disputas por la pensión alimenticia, los reclamos por la tenencia y llegar al extremo de asesinar o desaparecer a sus propias hijas o hijos.
Mientras aguardaban para marchar, las manifestantes cantaban e incluso saltaban bajo la lluvia. Entonaban al unísono: “Ahora que estamos juntas, ahora que sí nos ven. Arriba el feminismo que va a vencer” o “fuego al patriarcado” entre palmas y brazos en alto. Acá tampoco faltó el clásico grito: “Tocan a una, tocan a todas”, en este caso con el bombo marcando el ritmo.
La alegría por manifestarse, estar unidas por una causa que atraviesa a cada una las mujeres y disidencias en su día a día, se mezcló con el dolor por las violencias denunciadas. “Hay ausencias que llenan cada lugar y por eso acá estamos: para luchar por todas las mujeres que no podrán y que por ser mujeres hoy ya no están”, decía una cartulina blanca con letras negras. A su lado, una muchacha sostenía un cartel en el que se leía: “Tiene que existir un momento en que se agoten todas las excusas para no accionar”. A unos metros, otra mujer sostenía en alto un cartel que decía: “Un maltratador no es un buen padre”, junto a otro que pedía: “Basta de hablar de maltratadas, hablemos de maltratadores”.
En los reclamos plasmados en carteles y cantos estuvo presente el recuerdo de las víctimas de los femicidios ocurridos durante este año y de todas las que ya no están, y la mención a las mujeres, niñas y adolescentes desaparecidas, víctimas de trata y explotación sexual. “No, no están perdidas, las desaparecen para ser prostituidas”, cantaban. En la misma línea, un cartel de las integrantes del colectivo ¿Dónde están nuestras gurisas? exclamaba: “¡Basta de desaparecerlas!”.
No faltaron las críticas a la Justicia y a la Policía. “Yo sabía, yo sabía, que a los violadores los cuida la Policía y la Justicia”, decía uno de los coros.
Pasadas las 19.00, las activistas leyeron uno a uno los nombres de las mujeres asesinadas por sus parejas o exparejas este año, en qué circunstancias ocurrieron esos femicidios y la fecha. La lectura duró más de cinco minutos. La angustia se reflejaba en los rostros de las mujeres, que escuchaban atentas. Al final, gritaron todas juntas, otra vez, como recordatorio o advertencia: “Tocan a una, tocan a todas”.
Luego se dio paso a una intervención artística liderada por la Comisión Feminista Our Voice. La lluvia estableció el escenario idóneo para la representación que hizo un grupo de jóvenes sobre la violencia de género, en la que los colores grises con los que comenzaba la escena se transformaron en color a medida que se unían más mujeres.
A las 19.30, todas comenzaron a caminar, entre bombos y cánticos, por la avenida 18 de Julio hasta la plaza Libertad. Al llegar al destino, tuvo lugar una performance de la Coordinadora de Feminismos vinculada al aumento de las mujeres en cárceles. En el fondo, se veía una imagen que mostraba cómo era devorada una mujer por un gigante, una especie de monstruo. Enfrente, las activistas colocaron una reja, en representación de una celda. En el medio de la escena aparecían varias mujeres, cada una con una historia sobre distintas situaciones de violencia que viven las mujeres privadas de libertad.
Mientras golpeaban los barrotes con cucharas, una a una iban relatando parte de esas vivencias. “Hace tres meses que estoy meando con sangre, pedí asistencia y no vino nadie”, gritó una. Otra preguntaba dónde estaba su hija y aseguraba que desde hacía años no la veía. También narraron situaciones de falta de insumos de higiene menstrual, administración exacerbada de medicamentos, mujeres que no reciben visitas y son olvidadas. Mujeres despojadas de derechos.
Movilización por el Día de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, convocada por la Colectiva por el 25N, este 25 de noviembre, en la Plaza Independencia. / Foto: Natalia Rovira |
“En nuestro país ha aumentado la población carcelaria de mujeres más de 50%. Una mujer recibió una pena de cuatro años de prisión por ingresar apenas cuatro gramos de marihuana a una cárcel. 78% de las mujeres que están presas pierden a sus hijas o hijos, no saben cuándo los van a recuperar porque son institucionalizados”, manifestó por altavoz una de las activistas. Afirmó además que, en varias situaciones, una vez que las mujeres salen de la cárcel y buscan a sus hijas e hijos no los encuentran porque les han cambiado el nombre y los han dado en adopción. Al finalizar la intervención, las mujeres gritaron juntas: “No estamos todas, faltan las presas”.
“El gobierno está dando la espalda”
Durante la concentración frente a la Torre Ejecutiva, convocada por la Colectiva por el 25N, algunas manifestantes hicieron referencia a las declaraciones que hizo más temprano la ministra de Vivienda y Ordenamiento Territorial, Irene Moreira, durante el acto central del Instituto Nacional de las Mujeres. La jerarca recordó el asesinato de las hermanas dominicanas Patria, Minerva y María Teresa Mirabal en 1960, que dio origen al 25N, como un suceso en el que “fueron suicidadas”.
“Fueron declaraciones muy lastimosas, se notaba claramente que la ministra no sabía de qué estaba hablando, habla de ‘suicidadas’ cuando eso fue un tremendo femicidio, y ni siquiera las supo nombrar bien, aunque eso son detalles”, dijo Andrea Tuana, una de las voceras de la colectiva, a la diaria.
Sin embargo, para la activista, el “hecho político más contundente” de la jornada fue que el gobierno, por primera vez, dejó a la sociedad civil “afuera” del evento. “La Red Uruguaya contra la Violencia Doméstica y Sexual, por ley, es parte del Consejo Nacional Consultivo por una Vida Libre de Violencia de Género” como representante de la sociedad civil, y “todos los 25 de noviembre”, desde la creación del consejo en 2002, “tiene un lugar y tiene la palabra en la mesa del 25”. Sin embargo, “hoy, por primera vez en 20 años, quedó excluida”, dijo Tuana, “sin ninguna explicación ni fundamento y de forma arbitraria”. La vocera consideró esto como “una señal de que el gobierno le está dando la espalda a este problema”, y adelantó que van a presentar una queja.
Tomada de: La Diaria
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