Por El Nacional -noviembre 10, 2021 / APÓYANOS
Son muchos y muy variados los temas que rondan las redes sociales y los pocos medios electrónicos. De las elecciones al proceso contra Alex Saab; de las vacunas y el subregistro de enfermos por covid a la suspensión del supuesto diálogo en México; de la tragedia de las lluvias en el interior del país o los negocios con Rusia o Irán. Sin embargo, el tema más punzante, la madre de todas las desgracias, sigue siendo el hambre.
Tanto es así que ninguno del gobierno de Nicolás Maduro se ha atrevido a ofrecer mercados o ferias de las hallacas y mucho menos el dichoso pedazo de pernil que regalaron hasta el año pasado con las bolsas CLAP. Ya no les interesa ni mantener las apariencias de que se preocupan por que la gente de alguna manera mantenga las tradiciones de esta época. Todo el dinero que tienen disponible están gastándolo en campaña o en armar el parapeto de las elecciones y les debe salir muy caro ponerse a traer aceitunas y alcaparras a precios regalados.
Esta realidad es triste si hablamos de las costumbres decembrinas, pero al fin y al cabo las hallacas y el pernil siempre han sido un lujo, que si bien antes podía el venezolano dárselo, no pasa nada si solo queda en el recuerdo. Sin embargo, la mesa diaria no, y resulta que el Observatorio Venezolano de Finanzas asegura que con el sueldo mínimo el ciudadano solo puede comprar apenas 0,69% de la canasta alimentaria para una familia de cinco miembros. Eso sí es un pecado.
Más de 340 dólares costó en octubre, de acuerdo con el OVF. También el Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación Venezolana de Maestros hizo un cálculo parecido. Esto se traduce en desnutrición, de esa que denunciaba hace unos días la experta Susana Raffalli y la que hará padecer al país de un retardo en la productividad en los años venideros.
Los niños venezolanos frente a este panorama y a la indiferencia que sobre este problema tiene el gobierno chavista no tienen muchas opciones. Los padres no dejan de hacer sacrificios pero llega un momento en que no tienen de dónde sacar lo necesario para asegurarles la salud a sus hijos. Y eso que estas cifras son las que corresponden al mes que acaba de concluir; para finales de año serán miles más los que no podrán comer.
Los venezolanos no se merecen esta desgracia, y tampoco están pidiendo algo imposible. Lo único que se necesita es una dirigencia que fije su atención en la verdadera prioridad, salvar a la población de la peor de las crisis humanitarias, pero no con donaciones y limosnas, sino con verdaderas políticas de Estado que recuperen la economía del país para el beneficio general.
Tomada de: El Nacional
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