martes, 21 de diciembre de 2021

Las vacaciones presidenciales / Editorial El Nacional martes 21dic2021

 

Foto EFE/Miguel Gutiérrez

Por El Nacional -diciembre 21, 2021 / APÓYANOS

Es una costumbre de los países civilizados que todos los trabajadores públicos disfruten de jornadas de vacaciones al año. Es una regla general, se aplica y se respeta con sus variantes en todas partes del mundo. Y a este beneficio no escapan los presidentes, pues son, al fin y al cabo, empleados de los ciudadanos, los que le pagan el sueldo para que dirija el barco.


Pero esto es en el caso de los que realmente asumen el papel como un servicio público, que es en esencia lo que representa este puesto en las sociedades democráticas. Los hay incluso que ni siquiera tienen escoltas y salen a hacer mercado en el abasto de la esquina de su edificio, como la admirada Angela Merkel. Muy contrario al egocentrismo de varios presidentes latinoamericanos y más aún de los que se creen superhéroes y malgastan un presupuesto necesario en una caricatura.


Sobre todo porque los jefes de Estado que se toman el puesto en serio en realidad dedican sus horas laborales a buscar solución a los problemas de los ciudadanos que les pagan con sus impuestos, desde el necesario manejo de la emergencia por la variante ómicron del covid-19 hasta un simple problema de transporte o desabastecimiento; desde la aplicación de las leyes hasta el funcionamiento de las escuelas. Se entiende entonces que estén cansados y, como seres humanos que son, necesiten un tiempo fuera.


Pero ¿es el caso de Nicolás Maduro? Anuncia que se va a tomar dos semanas de vacaciones, las últimas del año, para recorrer el país como mochilero. Eso es una burla descarada. No puede llamarse de otra forma. Primero, porque es obvio que nada de lo que se supone debe solucionar como jefe de un gabinete está resuelto; por el contrario, en sus años de gobierno -¿o desgobierno?- todo ha empeorado hasta el punto de tener al país sumido en una total crisis.


Se va “de vacaciones” sin una solución a la crisis eléctrica; sin un resumen fidedigno de las vacunas aplicadas contra el covid; sin decir cómo se solucionará el problema del gasoil para el transporte del campo; sin informarle a los ciudadanos cuál es el plan para retomar el abastecimiento del agua; sin aclarar las reglas del juego económico a ver si el país sale de la hiperinflación; sin poder darle respuesta a las miles de madres que no tienen qué darle de comer a sus hijos.


Sigue Maduro aplicando la práctica de los reposeros que interrumpen el permiso para tramitar las vacaciones y luego vuelven a retomarlo, con lo que se pasan años sin dar un golpe a costa de la empresa, sea pública o privada. Y para colmo dice que se va a pasear por el país, pero seguramente cerrará los ojos para no ver el estado de las carreteras, de la infraestructura o de los propios venezolanos famélicos que deambulan por los pueblos sin trabajo ni comida. Una población que hace rato dejó de soñar con unas vacaciones porque es un lujo que no se puede dar.


Debe ser que se va para Cuba, su otra patria, en donde lo atenderán a cuerpo de rey. Pero lo que hay que dejarle bien claro, que ya se lo están diciendo por las redes sociales, es que el venezolano quiere que disfrute tanto sus días libres que no quiera regresar.

Tomada de: El Nacional


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