Gisela Ortega|Diciembre 13, 2021 / Mail: giselaoo@gmail.com
La Navidad, es la celebración del Nacimiento de Jesús, que tuvo lugar en Belén, un pueblo de Palestina, hace más de dos mil años. Es una de las festividades más importantes del cristianismo.
Es a partir, del siglo XIX cuando la Navidad empieza a afianzarse con el carácter que tiene hoy día. Se celebra el 25 de diciembre y cuatro semanas antes tiene lugar el Adviento, un tiempo de espera y de preparación interior.
De acuerdo a estudiosos y libros de texto, sobre el tema, existen varias teorías sobre cómo se llegó a celebrar la Navidad el 25 de diciembre, que surgen según algunos datos conocidos, en qué fecha habría nacido Jesús.
En la Enciclopedia Católica, la Navidad no está incluida en el registro de festividades cristianas de Irineo, ni en el índice de Tertuliano, las cuales son las listas más antiguas que se conocen. La evidencia más temprana de la preocupación por la fecha se encuentra en Alejandría, cerca del año 200 de nuestra era, cuando Clemente de Alejandría indica que ciertos teólogos egipcios “muy curiosos” asignan no solo el año sino también el día real de la natividad de Cristo como 25 “pashons copto” en el vigésimo octavo año de Augusto.
Desde el año 221, en la obra Chronographiai, Sexto Julio Africano popularizó el 25 de diciembre como la fecha de nacimiento de Jesús. Para la época del Concilio de Nicea I en 325, la Iglesia Alejandrina ya había fijado el Dies nativitatis et epifaníae.
Según William J. Thige, Profesor de Teología de la Universidad de Muhlenberg, Pennsylvania, USA, ya en el siglo III se celebraría el nacimiento de Cristo el 25 de diciembre. Aún antes que los romanos festejaran la fiesta del Sol invencible.
Para otros autores, la evocación de esta fiesta el 25 de diciembre se debe a la antigua remembranza de la llegada anual del dios-Sol en el solsticio de invierno, adaptada por la Iglesia católica en el tercer siglo d. C para permitir la conversión de los pueblos paganos.
En Antioquía, probablemente en 386, Juan Crisóstomo (347-407,) -patriarca de Constantinopla, calificado por la Iglesia Católica como uno de los 4 grandes Padres de la Iglesia de Oriente, y en la Iglesia Ortodoxa griega es reconocido como uno de sus grandes teólogos,- impulsó a la comunidad a unir la celebración del nacimiento de Cristo con el del 25 de diciembre, aunque parte de la colectividad ya guardaba ese día por lo menos desde diez años antes.
Para hacer más fácil que los romanos pudiesen convertirse al cristianismo sin abandonar sus festividades, el Papa Julio I pidió en el 350 que el nacimiento de Cristo fuera celebrado el 25 de diciembre. Finalmente el Papa Liberio, ocupó el solio pontificio entre los años 352-366, decreta este día como el nacimiento de Jesús de Nazaret en 354.
Algunos investigadores sostienen, que el 25 de diciembre fue adoptado solamente en el siglo IV como día de fiesta católica, después de que el emperador romano Constantino I el Grande se convirtiera al cristianismo, para animar un festival religioso común y convertir a los paganos en creyentes. En Roma, puede ser confirmado solamente cuando se menciona un documento aproximadamente del año 350, pero sin ninguna referencia de la sanción por el emperador Constantino.
La fecha de nacimiento de Jesús no se encuentra registrada en la Biblia. Por esa razón, no todas las denominaciones cristianas coinciden en el mismo día. Los orígenes de esta conmemoración, el 25 de diciembre, se ubican en las costumbres de los pueblos de la antigüedad que celebraban durante el solsticio de invierno –desde el 21 de diciembre- alguna fiesta relacionada al dios de los dioses del sol, como Apolo y Helios –en Roma y Grecia-. Mitra –en Persia-. Huitzilopochtli –en Tenochtitlan- entre otros.
Los romanos celebraban el 25 de diciembre la festividad del “Nacimiento del Sol invicto” asociada al nacimiento de Apolo. El 25 de diciembre fue considerado como día del solsticio de invierno, y que los romanos llamaron bruma; cuando Julio César introdujo su calendario en el año 45 a.C., el 25 de diciembre debió ubicarse entre el 21 y 22 de diciembre de nuestro calendario Gregoriano. De esta fiesta, se tomó la idea del 25 de diciembre como fecha del natalicio de Jesucristo.
Investigadores han intentado calcular la fecha del nacimiento de Jesús tomando la Biblia como fuente. En Lucas 1:5-14 se afirma que en el momento de la concepción de Juan el Bautista, Zacarías su padre, sacerdote del grupo Abdías, oficiaba en el Templo de Jerusalén, y, según Lucas 1:24-36 Jesús nació aproximadamente seis meses después de Juan. Crónicas 24:7-19 indica que había 24 grupos de sacerdotes que servían por turnos en el templo y al grupo de Abdías le correspondía el octavo turno, que correspondía a comienzos de junio -del 8 al 14 del tercer mes del calendario lunar hebreo.
En un tratado anónimo sobre solsticios y equinoccios se afirmó que “Nuestro Señor fue concebido el 8 de las calendas de abril en el 25 de marzo que es el día de la Pasión del Señor y de su concepción, pues fue concebido el mismo día en que murió”. Si fue concebido el 25 de marzo, la celebración de su nacimiento se fijaría nueve meses después, es decir, el 25 de diciembre.
Aparte del origen cristiano de la Navidad, esta fiesta religiosa ha ido mezclando su carácter místico con la tradición de convivencias familiar. Es desde el siglo XIX cuando empieza a afianzarse con el carácter que tiene hoy día.
Sin embargo, nos encontramos que se ha deteriorado este sentido, y a menudo estas celebraciones se transforman en unos días de abuso de comida, bebida y compra de regalos.
Lamentablemente, como sucede con otras efemérides que llaman originalmente a la reunión familiar y la reflexión, el festejo o recordatorio se ha convertido hoy en motivo de comercio, y queda atrás la demostración de respeto y unión entre generaciones.
Gisela Ortega es periodista.
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Tomada de: TalCualDigital
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