No hay mucho más que agregar. Venezuela tiene la peor situación económica del mundo en la actualidad, y a este ritmo puede ser la peor en la Región en los últimos cuarenta años. Ante todo eso, el gobierno se encuentra en shock, inmovilizado. En el peor escenario
Los días pasan y no hay cambios en la política económica. Existen fundadas evidencias de que el retraso del gobierno en esta materia rompe todos los récords. Podríamos convenir que el rezago alcanzará tres años en el próximo abril. Mientras tanto, es conveniente mirar las perspectivas que tiene el país de mantener este rumbo equivocado.
Podemos examinar las cifras que el FMI pronostica para Venezuela hasta 2020 de continuar esta desastrosa política económica. De acuerdo con esas cifras, la tasa de inflación será cercana a 200% en todos los años entre 2015 y 2020. Es decir, seis años seguidos con cifras de inflación de esa magnitud, sumados a los diez años con la inflación más alta de América, y a los tres últimos con la inflación más alta del mundo. Se puede decir que la economía venezolana es ya la más inflacionaria en el siglo XXI. De lejos.
Alta inflación no es otra cosa que destrucción económica. Porque la inflación genera inestabilidad para todos actores, pero especialmente aquellos que son más sensibles a los ingresos, esto es, los sectores con mayor pobreza. En la medida que avanza la inflación, la capacidad de adaptación de los sectores asalariados disminuye, hasta el punto que aquellos que no pueden compensar sus ingresos, son progresivamente desplazados a la pobreza. Como es el caso actual de Venezuela, con 76% de la población en pobreza, según Encovi (UCV-Ucab-USB).
Ya lo anterior es preocupante. Ahora veamos el escenario cuando se combina una alta tasa de inflación con una caída en la actividad productiva de un país. Esto es, la economía decrece y al mismo tiempo existe una espiral inflacionaria. Si tomamos como referencia una tasa de inflación superior a 100%, y una tasa de crecimiento económico negativo, encontraremos varios procesos de estancamiento e inflación de acuerdo con las cifras del FMI.
El más largo ha sido el de Nicaragua, ocho años, entre 1984 y 1991. En todos esos años, la inflación fue superior a 100%, llegando a un máximo de 13.000% en 1987. En el período la economía nicaragüense se contrajo 2,7% en promedio. El siguiente período de mayor duración de alta inflación con estancamiento fue en Bolivia, entre 1982 y 1986 (cinco años). La tasa de inflación fue cercana a 12.000% en 1985. En el período la economía boliviana decreció 2,4% en promedio.
El siguiente proceso fue el de Perú entre 1988 y 1990. La tasa de inflación llegó a 7.400% en 1990. La contracción de la actividad económica fue inmensa: 9,3% promedio en el período. Y luego viene Venezuela, aunque no se crea. Si asumimos que la tasa de inflación de Venezuela en 2015 fue superior a 100% y la de este año seguro lo será, y que la caída del PIB fue 10% el año pasado y que este año puede ser 8% (según estimados del FMI), nuestra economía ha sufrido la mayor debacle desde Perú a finales de los ochenta, la cual había sido la mayor en la Región. Más aún, si no hay correctivos en la política económica, y la caída del PIB es cercana a 9% en este año, el desastre económico de Venezuela será el mayor en América y Latina desde 1980 (primer año en que están disponibles las cifras del FMI).
No hay mucho más que agregar. Venezuela tiene la peor situación económica del mundo en la actualidad, y a este ritmo puede ser la peor en la Región en los últimos cuarenta años. Ante todo eso, el gobierno se encuentra en shock, inmovilizado. En el peor escenario.
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