El martes 2 de febrero, el presidente de Empresas Polar, Lorenzo Mendoza, ofreció una rueda de prensa ampliamente difundida que parece no haber sido escuchada por los destinatarios de las propuestas contenidas en su mensaje.
Esta vez fueron siete las recomendaciones del empresario preferido de Maduro como blanco de sus imputaciones, anatemas y dicterios, y las mismas contrastan, por su seriedad, con los irrisorios paños calientes que Nicolás viene recetando a la población como paliativos a los males causados por su ineficiencia y, sobre todo, por su exceso de incomprensión o ignorancia de los temas económicos.
“No hay ningún país del mundo que haya podido prosperar y erradicar la pobreza sin la participación de la empresa privada”, dijo Mendoza en el curso de su exposición a los periodistas, a quienes, además, recordó que en 2014 sometió a consideración del gobierno rojo rojito “una docena de ideas al respecto que si hubieran sido atendidas probablemente tendríamos una situación muy diferente el día de hoy”. Sin embargo, Mendoza, tenaz en su empeño de contribuir a enderezar el rumbo económico de la nación, predica en el desierto.
Sin entrar a considerar la factibilidad y viabilidad de sus tesis, el gobierno las rechaza de antemano y, lo más grave, las enfrenta con alegatos cantinfléricos, carentes de seriedad, como el que esgrimió la ministra de asuntos penitenciarios, que de presos sabe poco y de economía cero, pero tiene el tupé de opinar sobre lo que desconoce –como hacía Chávez y hace Nicolás–, para sostener que si tuviésemos conucos no necesitaríamos materias primas.
Al igual que la presunta protectora del Conejo, otras voces ministeriales se han sumado al coro de aquiescencias a Maduro, quien reeditó la iniciativa del galáctico para ruralizar los ámbitos urbanos con gallineros verticales y huertos hidropónicos. De lo que no se da cuenta esta gente es que, incluso, para sembrar en los jardines hogareños se necesitan insumos que, por lo general, provienen del exterior, lo cual significa divisas; esas divisas que el régimen monopoliza para malgastarlas en actividades del PSUV ajenas a la producción.
No es que Mendoza haya inventado la rueda; se ha limitado a opinar de lo que conoce y maneja; como gerente que apuesta a la productividad, sabe que sólo el mercado, la oferta y la demanda pueden reactivar el aparato productivo y poner en marcha industrias y comercios que la incapacidad administrativa del chavismo condujo a desempeños negativos y desastrosos como el de Agropatria.
El gobierno debe dedicarse a dirigir y las empresas a producir, así de sencillo. No puede ser que para enfrentar la carencia de productos lácteos, por ejemplo, se aconseje al consumidor comprar una vaca para que la ordeñe en su apartamento. ¿Que tiene poco espacio?, pues entonces adquiera una cabra; que escasean las carnes blancas, a criar conejos debajo de la escalera o a engordar cerdos en el baño. ¡Maduren!, que la sensatez aconseja no ponerle parachoques a Lorenzo.
Fuente: El Nacional
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