Como lo anunciamos hoy en la primera página de este diario, los periódicos independientes que sobreviven en Venezuela entran, a partir de este Miércoles de Ceniza, en la fase final que conduce inevitablemente a su desaparición.
La crisis generada por la falta de papel no permite mayores esperanzas ya que todas las medidas tomadas para ahorrar costos y mantener la circulación han sido, sistemática y permanentemente, torpedeadas por el gobierno del señor Maduro y sus ministros.
A pesar de que los periódicos democráticos que circulan en la provincia y en la capital han acatado al pie de la letra las medidas sobre la restricción en la entrega de divisas, el gobierno se empeña en no cumplir con su compromiso de facilitar los trámites para que fluyan los dólares necesarios para adquirir papel, tinta, repuestos y planchas para las rotativas.
El señor Maduro cree, al igual que Fidel Castro (que acabó con la prensa en Cuba en apenas dos años), que a la población venezolana le basta con una sosa y reverencial hoja parroquial como Granma, de escasa circulación. En la isla antillana el único que tiene derecho de leer toda la prensa mundial es Fidel y eso cuando está reanimado por sus tratamientos especiales. Del resto hay que leerle las noticias al oído porque va flojo de audio.
En cambio en Venezuela sucede lo contrario y la gente quiere leer sus periódicos y revistas sin que un barbudo extranjero que ya está mascando el agua se entrometa en donde no lo han llamado. Es una lástima que una nación como la nuestra se le gobierne desde lejos y nos impongan un silencio que todos rechazan porque no quieren la muerte de la prensa libre.
Los comunistas odian el periodismo crítico, rechazan la discusión pública y le temen a la posibilidad de que el ciudadano lea y se forme su propio criterio. Así ocurrió sin excepción con los regímenes comunistas del este de Europa, al igual que en la Unión Soviética, China y Corea del Norte. De nada les sirvió porque igual sus dictaduras se derrumbaron.
En nuestro país se ha venido dando una lucha valiente, constante y llena de coraje para que no muera la prensa escrita. Tantos los editores como los periodistas, los empleados y los obreros que operan las rotativas saben que se aproximan despidos, reajustes de sueldos y salarios y el cierre de toda la red de distribución y ventas que operan independientemente pero que necesitan su producto fundamental: los periódicos.
Ya el Sindicato de Trabajadores de la Prensa se está movilizando porque sabe la tragedia que se les viene encima. Por ello le están exigiendo al señor Maduro “que se les permita a las casas editoriales o importadoras tener acceso a las divisas para la compra de insumos”. También Carlos Eduardo Carmona, presidente de El Impulso de Barquisimeto y representante del Bloque de Prensa, informó que “para los últimos días de febrero está previsto que la Corporación Maneiro reciba un barco con bobinas de papel, las cuales deben ser distribuidas según los requerimientos de cada periódico”.
Fuente: El Nacional
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