Analítica17 junio, 2025
Hasta hace pocos años existía una tendencia a considerar que se habían dejado atrás las épocas de los conflictos armados de grandes dimensiones, pero eso pareció ser solo una tregua, ya que las tensiones y diferencias de fondo persistían.
La ocupación de Crimea por parte de Rusia (2014), ya avizoraba los planes expansionistas de Vladimir Putin y su intención de evitar el avance en su área de influencia de la alianza atlántica, como lo evidenció la invasión plena a territorio ucraniano (2022), que no parece tener una solución cercana, ya que no se ve disposición a un diálogo de amplio alcance para detener la guerra.
En el milenario conflicto árabe-israelí, el secuestro y asesinato perpetrado por el grupo terrorista Hamás (octubre 2023) ha servido de detonante a una reacción desmedida y que ha originado una tragedia humanitaria de gran alcance en Gaza. Por otra parte, el presunto incumplimiento iraní (alegato de Israel), de su compromiso de no desarrollar armas nucleares, ha ocasionado el ataque militar israelí, en una conflagración bélica con graves repercusiones.
Estos conflictos avanzan, entre otras razones, porque las naciones occidentales han parecido perder su influencia. Estados Unidos y Europa parecen actores de reparto en una situación en la que tendrían que jugar un rol clave para el fin de los mismos. Es una crisis de liderazgo que está colocando al planeta en una situación de alto riesgo y que requiere una actuación inteligente y concertada.
Tomada de: analitica
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