Caracas.- Felipe Pérez Martí es economista, tuvo una breve pasantía por el Palacio de Miraflores como ministro de Planificación (2002-2003) y ahora es uno de los gurús más solicitados en los foros en los que se debate sobre la precaria situación financiera nacional.
En estos tiempos que algunos definen como de transición, Pérez Martí ha visto cómo sus vatinios, hechos en 2013, se han venido cumpliendo.
–Usted le dio plazo de cinco meses al gobierno de Maduro y ya empezó la cuenta regresiva, ¿en qué se basa para hacer esta predicción?
–La situación es insostenible en lo económico e insoportable en lo social. Hemos caído al abismo. Las medidas anunciadas por Maduro apenas permitirán financiar 1,5% de un déficit que alcanza a 20% del PIB. La inflación sigue en alza y como no se ha modificado el entorno macroeconómico la producción va palo abajo. El precio petrolero no va a alcanzar cuotas que permitan subsanar la crisis y los niveles de confianza son inexistentes. Este Gobierno se dice de izquierda pero sus políticas perjudican a los más pobres y a las clases medias, al tiempo que beneficia a los cadivistas, contrabandistas y a los cubanos.
–¿Qué tipo de salida ve usted, una constitucional u otra fuera del marco constitucional?
–La MUD activó varias opciones entre las que se incluye el referendo revocatorio y una salida negociada. Maduro va a renunciar antes del revocatorio porque ya entramos en una guerra de desgaste. Al chavismo mismo le interesa que Maduro renuncie porque si sigue van a perder las gobernaciones y alcaldías. Al chavismo le conviene que Maduro salga cuanto antes, lo que pasa es que están los seis recalcitrantes que tienen capturado al gobierno. Estos son Maduro, Cilia, Jorge Rodríguez, Héctor Rodríguez, Tarek El Aissami y Cabello. El propio chavismo corre el riesgo de desaparecer y por eso mismo le conviene que la oposición comience a gobernar cuanto antes.
–Pero a Chávez le dieron el golpe, le hicieron el revocatorio y le hicieron un paro general y lo que lograron fue atornillarlo más en el poder, ¿Puede ocurrir eso con Maduro?
–No, la situación es totalmente diferente. Chávez tenía un apoyo tremendo de la población y a Maduro no lo quieren ni los propios chavistas. Está en una situación sumamente frágil, sin piso político que le impida ser víctima de un revocatorio. El apoyo de Maduro es mínimo, los únicos que lo apoyan son los “tenientes” encabezados por Cabello, pero la mayoría de los militares son institucionalistas. El CNE acaba de demostrar que es un poder independiente al enfrentar al TSJ. ¿Por qué? Porque estamos en una situación de sálvese quien pueda, los tiempos son distintos, son tiempos de saltos de talanquera y la gente piensa en su futuro. La Asamblea puede hacer una ley que haga que el revocatorio sea más rápido y el CNE puede usar su tecnología y motorizar un revocatorio en el que el chavismo lleva todas las de perder. La gente quiere la salida del Gobierno y el voto castigo va a ser superior al de diciembre. El gobierno cree que está acorralando a un ratón, pero lo que está acorralando es a un tigre.
–Si la situación es tan insostenible, ¿por qué no ha habido una explosión social?
–La gente estaba esperando una solución con la elección de la nueva Asamblea, eso calmó los ánimos, pero ya estamos otra vez en una situación explosiva y hay brotes espontáneos que están ahí esperando que haya un chispazo que puede ocurrir en cualquier momento.
El economista afirma que, hasta 2002, en el gabinete de Chávez imperaba “el socialismo democrático basado en un mecanismo de mercado con una clara política redistributiva de la renta”.
La traición
En 2002, Pérez Martí tenía como meta lograr el consenso entre el gobierno y el sector empresarial; cuando todo parecía estar listo para que se alcanzara un acuerdo, estalló el paro petrolero.
–Yo decía que el Gobierno y los líderes de opinión debían actuar conjuntamente; entonces, adelanté reuniones y llegué a acuerdos con Fedecámaras, la Asociación Bancaria y la oposición, pero al poco tiempo, los líderes de estas instituciones me traicionaron y siguieron adelante con su agenda de tumbar a Chávez, esta vez mediante el argumento del paro. El único apoyo que debía tener, que era el de Fedecámaras, no lo tuve y Chávez reaccionó con una guerra en la que utilizó el régimen cambiario como su arma principal, se afianzó en los militares a los que dio más poder y creó su propia Fedecámaras que es Fedeindustria. Todo eso nos trajo a estos escabrosos momentos que estamos viviendo.
–¿Y Chávez no tenía también su agenda aparte?
–Él me pidió un plan B que yo no hice porque yo creía a pie juntillas en el acuerdo. Giordani fue el que terminó haciendo ese plan B.
–¿Con Chávez la situación actual del país sería distinta?
–Chávez era más inteligente y seguramente hubiera hecho algunos movimientos más drásticos, pero la situación sería igual de mala porque lo que determinó la situación no fue lo económico sino la política y esas políticas nos llevaron al fracaso en que estamos.
–¿Qué incidencia tienen los cubanos en todo esto que está ocurriendo?
–Tremenda. El basamento ideológico y personal de Chávez era Fidel y el jefe cubano dio el visto bueno a todo lo que adelantaba el gobierno venezolano, en materia económica.
–¿Cuándo empezaron sus desavenencias con el resto del Gabinete de Chávez?
–Eso empezó a suceder cuando mis críticas al modelo económico se hicieron muy relevantes. Mis observaciones eran que la economía del país estaba mal conducida y algunos de mis compañeros como (Jorge) Giordani y (Nelson) Merentes empezaron a incubar la idea de que los economistas no servían. Los responsables de esta debacle que estamos viviendo son Giordani, Merentes y Armando León que idearon el paquete que incluye el control cambiario, la emisión de dinero inorgánico y la falta de independencia del Banco Central de Venezuela (BCV).
–¿Por qué el país cayó en una situación hiperinflacionaria y de escasez luego de haber disfrutado de su más alta bonanza petrolera?
–Porque Chávez obvió los razonamientos económicos más elementales y aplicó medidas políticas contraproducentes. Hoy los economistas sabemos cómo controlar la inflación y el rentismo, pero el gobierno optó por seguir imprimiendo dinero y endeudándose.
–¿Era usted un ánima en pena en el Gabinete de Chávez?
–Éramos tres los que le decíamos las verdades a Chávez: Aristóbulo, Chaderton y yo, pero mis grandes enemigos estaban en el Grupo Garibaldi que encabezaba Giordani.
–¿Qué sucedió con su carrera académica en el Instituto de Estudios Superiores en Administración (Iesa)?
–En el Iesa me trataron muy mal, dos veces tuve que reingresar por vía de reclamo laboral porque no me dejaban ejercer y cuando me correspondía el año sabático, en 2008, me lo negaron sin justificación alguna. Yo era un profesor estrella, con las mejores calificaciones de mis alumnos, hasta que ingresé al Gabinete del presidente Chávez. Cuando salí del gobierno intenté reincorporarme, porque gozaba de un permiso no remunerado, pero me lo impidieron y desde ese momento me estigmatizaron y mis calificaciones cayeron, aun cuando mis clases eran idénticas. De la noche a la mañana pasé de ser un excelente profesor a un pésimo académico
Cort. El Tiempo
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